Hay que derribar el mito de que en Yucatán hay agua ilimitada: Activistas

A pesar de que la península de Yucatán todavía presume contar con reservas suficientes de agua potable, en comparación con otros estados del país que reportan incluso sequías extremas, es necesario destacar que en el estado ya existe un problema hídrico a causa de la contaminación y la sobrexplotación, denunciaron activistas.

Durante el evento Diálogos por el agua. Propuestas ciudadanas para enfrentar la emergencia, organizado por el Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales (Cephcis), UNAM, especialistas en la investigación sobre crisis hídricas expusieron que es un mito que en Yucatán el agua sea ilimitada.

“Se sigue creyendo que tenemos agua ilimitada, que tenemos agua potable para siempre, pero no se dice que tenemos agua contaminada que está poniendo en riesgo la salud de las personas, del ecosistema y además estamos violando los derechos de las comunidades mayas”, expuso Teresa Vaught Charruf, de la Contraloría autónoma del agua Yucatán.

Los activistas expusieron que la disponibilidad de la península en los últimos 17 años ha disminuido en 59 por ciento, de acuerdo con cifras de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

Rodrigo Llanes Salazar, del Cephcis, fue el encargado de moderar los diálogos y en sus intervenciones informó que diversos estudios, elaborados desde la década de los 80 en Yucatán documentan que el agua de pozos, cenotes e incluso en el agua entubada hay presencia de plaguicidas altamente peligrosos relacionados con cánceres y otros problemas de salud.

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Ante esta crisis, han surgido grupos ciudadanos organizados que además de documentar la crisis hídrica en el estado, se encuentran diseñando propuestas para atender esta problemática.

Por ejemplo, el Consejo Ciudadano por el Agua de Yucatán, reveló que estudios alertan que en los últimos años ha disminuido 60 por ciento la disponibilidad de agua en la península.

“Hay que derrumbar el mito de que tenemos mucha agua. En Yucatán tenemos mucha lluvia, pero la mayor parte se escurre al mar, no se queda almacenada. Con el mito de que tenemos mucha agua han llegado grandes trasnacionales y desde hace más de 20 años ha habido un proceso de reindustrialización del estado que no ha sido adecuado para las características del acuífero y que de alguna manera ha generado conflictos socioambientales”, comentó Sofía Lázaro Salazar.

La también activista de la asociación Agua para Todos y de la Asociación Mexicana de Estudios sobre el Karst señaló que en el estado no hay plantas potabilizadoras.

“Esto quiere decir que no tenemos ningún tratamiento que logre brindar agua potable a la población, sólo se clora y se entuba”.

La especialista sugirió atender la situación de las plantas potabilizadoras, mejorar la planeación del crecimiento urbano, analizar los permisos para los megaproyectos así como mejorar el manejo de residuos sólidos que actualmente es deficiente.

“Sólo existe un relleno sanitario y hay basureros al aire libre donde todavía se practica la quema de basura. Además, hay que recordar que cuando mezclas la basura se generan lixiviados que se infiltran en el agua subterránea y la contaminan”, detalló Lázaro Salazar.

En ese mismo contexto, Teresa Vaught Charruf, de la Contraloría autónoma del agua Yucatán, quien también forma parte de Conciencia AC y del Consejo Ciudadano por el Agua de Yucatán, dijo que desde el Proyecto Tocoyani se realizan alianzas entre activistas, ciudadanía y entes interesados en atender y revertir los conflictos sociohídricos de Yucatán.

Proyecto Tocoyani tiene como eje principal recordar que el agua no se puede mercantilizar y que el trabajo con la ciudadanía y los pueblos indígenas es prioridad para la toma de decisiones que tengan que ver con el manejo del agua.

Teresa Vaught señaló que no están en contra de la llegada de empresas que inviertan en el estado, pero debe tratarse de empresas que se manejen con ética y tomen en cuenta esta crisis. 

Estos Diálogos por el agua. Propuestas ciudadanas para enfrentar la emergencia se realizaron en el marco del Día Mundial del agua, que se conmemora el 22 de marzo.