Metodología:
Población sujeta a estudio: Población de 18 años y más, residente del municipio Mérida con teléfono móvil.
Técnica de recolección de datos: Encuesta telefónica automatizada con cuestionario estructurado.
Cobertura geográfica: Municipio Mérida.
Tamaño de la muestra: 400 casos efectivos. Con este tamaño de muestra se alcanza un margen de error +-5 por ciento con un nivel de confianza de 95 por ciento.
Fecha de levantamiento: 22, 23 y 24 de julio de 2020.
Diseño muestral: Muestreo aleatorio simple tomando como marco muestral el listado de números telefónicos móviles. Para la estimación de los indicadores, se utilizan factores de expansión que ajusta la muestra a la distribución por edad y sexo de las estadísticas del listado nominal.
Una de las tantas actividades trastocadas por la pandemia del COVID-19 es la actividad escolar, la suspensión de las clases no solo ha afectado a los que participan de manera directa en las aulas como son los alumnos y los docentes. Ha alterado a la sociedad en su conjunto, considerando que 57.9 por ciento de los encuestados manifiesta vivir en un hogar que tiene al menos un integrante que asiste a la escuela; la cifra nos da cuenta de una alta repercusión social, seis de cada 10 hogares verán perturbada sus actividades dependiendo de lo que dictaminen las autoridades con respecto al inicio del ciclo escolar.
¿Regresar o no regresar?
El 47.6 por ciento de la población encuestada prefiere esperar a que la pandemia pase para regresar a las aulas, 43.5 por ciento opta por un modelo intermedio, ya sea disminuir la frecuencia, combinarlo con internet o reducir el número de alumnos por grupo, y sólo 9 por ciento está por que las clases regresen con los cuidados recomendados. Definitivamente, dada la situación, el sentir de la población no está por regresar a las aulas.
En caso de que las clases fuesen suspendidas, y los padres tuvieran que salir a trabajar, 24.2 por ciento se verían forzados a dejar a los hijos solos en casa con la carga adicional de preocupación que esto significa. Ya que 47 por ciento de estos consideran que esta situación es poco segura o nada segura tenerlos en esta condición.
Si la opción fuese una modalidad en que considerara el uso del internet, 47.8 por ciento podría hacerlo desde casa por tener la condiciones, pero 40.2 por ciento no podría optar por esta modalidad o bien tendría dificultades para hacerlo. Cifra que es consistente con el porcentaje de hogares que tuvieron internet, según reporta el INEGI para 2015, que es de 49.7 por ciento y 47.7 por ciento que tiene al menos un computador.
Aquí llama la atención un grupo de hogares con una doble desventaja, aquellos que tendrían que dejar solos a los niños en casa y que no cuentan con internet o equipo para clases en línea, este grupo se estima en 13.7 por ciento.
La mitad de la población (50.1 por ciento) considera que las clases por internet son peores que las presenciales, 14.7 por ciento que son mejores y 25.4 por ciento que son iguales.
No obstante, el grado de preocupación, las escuelas con 23 por ciento es la segunda en el ranking de los establecimientos que se deben de abrir con mayor celeridad después de los comercios que registra 32 por ciento.
Edición: Mirna Abreu
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