A más de una semana del estreno de la nueva temporada de Chefs Table, una popular serie de la plataforma Netflix, y de verse en la pantalla, Rosalía Chay Chuc se siente normal, no hay nada diferente en ella, aunque nunca pensó llegar tan lejos, lo único que espera es que esta producción sirva para que nunca se pierda la cocina tradicional yucateca.
“El mensaje de todo esto es que todo el mundo que ya vio la cocina tradicional yucateca la siga, la pruebe… estoy muy feliz, me interesa mucho cocinar ”, expresó la cocinera con una sonrisa en el rostro, desde el patio de su casa, donde se filmó la serie.
Su hogar pronto será visitado por cientos de turistas locales, nacionales y extranjeros quienes querrán probar “la mejor cochinita del mundo”, un relleno negro u otros de sus manjares, pero en vez de buscar fama, lo que ella quiere es que más gente conozca la gastronomía yucateca y el trabajo de las cocineras de su comunidad.
En un recorrido realizado por Yaxunah, Michelle Fridman Hirsch, secretaria de Fomento Turístico de Yucatán, acompañada de medios locales, visitó la casa de la famosa cocinera maya, donde se pudo probar dos de sus platillos más emblemáticos, el relleno negro enterrado y la cochinita pibil.
Rosalía luce tímida por ratos, al momento de posar para las fotos, pues todos quieren una foto con la nueva estrella de Netflix, sin embargo, cuando se toca el tema de la comida, de inmediato cambia su semblanza y el rostro se le ilumina, una sonrisa se apodera de su rostro.
¿Cual es la receta de tu relleno negro?, le preguntan. “Es mía, nada más”, responde contundentemente.
“Me siento muy contenta de todo esto que está pasando, para no perder toda la cocina tradicional, porque se está perdiendo y se debe rescatar”, indicó la entrevistada.
Incluso enseñó a la funcionaria cómo hacer tortillas a mano.
Después del lanzamiento de la serie, invita a todas las mujeres y a los hombres que se interesen en rescatar la cocina tradicional maya, que no se quede en el olvido y siga deleitando el paladar de locales y de otros visitantes del mundo.
A pesar de que millones de personas han visto la serie donde participa, ella se siente la misma de siempre, la misma mujer que cocina en su casa, en su patio, que hace tortillas a mano. “Yo soy la misma”, afirma con orgullo para no dejar dudas.
La cocinera insiste: quiere que se recupere la comida tradicional, pues reconoce que muchos han dejado de cocinar, ya sea por las nuevas formas de alimentación o porque a las nuevas generaciones no les interesa continuar con este legado, por ejemplo, dice que el pipián muchos no lo quieren comer porque dicen que no está rico, “pero es la cocina de los´antiguos abuelitos”, subraya.
En su patio, que está rodeado por la milpa donde cultiva sus ingredientes e insumos, espera el manjar de esa tarde, un relleno negro enterrado, su compañero quita la tierra, las hijas el carbón.”¿Están listos?”, pregunta mientras los impacientes invitados pasan las lenguas por las comisuras de sus labios, se quita la tapa de la hoya y el olor golpea las narices.
“Es hora de comer”, afirman todos.
En la mesa dejan por un momento sus asuntos, se olvidan los ajetreos del día a día, por un momento, una comunión que ya casi no se da en las grandes ciudades. Una mesa grande, donde caben todos, por un lado relleno negro y cochinita pibil del otro, acompañado de chilce, cebolla morada, jugo de limón y tortillas recién elaboradas a mano.
La escena hace recordar esos viajes a la casa de la abuelita, donde no importaba cuantas personas hubiera, nunca faltaba bocado, y nadie se podía negar a probar más de un plato aunque estuviera lleno.
Edición: Elsa Torres
Reportó el hallazgo de un compuesto de aceites degradado en el agua extraída
La Jornada
La diplomática se reunió con Mara Lezama durante una visita que realizó a QRoo
La Jornada Maya
