Víctimas de violencia de género desarrollan síntomas crónicos

“La mayoría de las mujeres sometidas a la violencia de género demuestra un profundo malestar, que si no se resuelve, desarrolla patrones sintomáticos crónicos y de larga duración”, advirtió la psicóloga Cristina Rodríguez Mex, perita clínica del Centro de Justicia para Mujeres de la Fiscalía General del Estado (FGE) durante el conversatorio virtual  Consecuencias de la violencia en la salud mental de las mujeres, que se llevó a cabo en el marco de la Semana de la Salud Mental.

El objetivo de la conferencia fue crear un espacio de reflexión sobre las consecuencias que pueden estar pasando las mujeres víctimas de violencia, sobre todo en el marco de la pandemia y su respectivo confinamiento, que según reconoció, ha detonado los casos de violencia física y psicológica en el estado.

Rodríguez Mex señaló que es fácil imaginar las heridas de las mujeres víctimas de violencia física, pero también es vital hacer hincapié en lo que sucede en su mente y el concepto que tienen de sí mismas, así como si la gente que la rodea es capaz de acompañarla en este proceso de resiliencia.

“Más allá de la recuperación física, también está la experiencia que enfrenta ante los efectos de violencia psicológica”, dijo antes de subrayar la importancia de entender la estructura de la violencia y sus profundas raíces que se filtran en ámbitos como la sociedad y la cultura.

“Desde el modelo ecológico de factores asociados a la violencia de pareja, podemos comprender desde dónde viene la raíz y lo complejo que puede ser para una mujer salir, no solo de una relación violenta, sino de recuperar su vida”, explicó.

Miedo y control

Las consecuencias inmediatas de la violencia hacia la mujer pueden percibirse en el cuerpo, mente, economía, sexualidad, propiedades y en las relaciones sociales, familiares y laborales, todo esto con el fin de generar miedo y control.

En ese sentido, añadió que el Centro de Justicia para Mujeres recibe a muchas mujeres en diferentes situaciones de violencia que a veces ellas mismas justifican al no presentar golpes o moretones, pese a que exista una situación de celos, control u hostigamiento por parte de la pareja.

Con base a su experiencia, añadió que suelen minimizarse los hechos cuando estos han ocasionado situaciones de salud mental que, aclaró, son tan severas como los golpes o heridas que presenta una mujer que ha sufrido violencia física.

“La mayoría de las mujeres sometidas a la violencia de género demuestra un profundo malestar, que, si no se resuelve, desarrolla patrones sintomáticos crónicos y de larga duración, que coinciden con el trastorno de estrés postraumático, causante de los índices elevados de depresión femenina”, advirtió.

Aclaró que no es una única atención, sino la intensidad del daño les lleva a recurrir a ayuda psiquiátrica. A veces no pueden dormir, están cansadas y les es difícil mantener el día a día debido a la ansiedad y la tristeza.

Mencionó que diversos estudios científicos demuestran que las mujeres que han vivido violencia física necesitan de cuatro a cinco veces más tratamiento que aquellas que no han sido golpeadas y tienen hasta cinco veces más riesgo de intento suicida.

Distorsiones cognitivas

De igual modo, expuso que el maltrato extremo puede llegar a generar distorsiones cognitivas importantes como la minimización, la negación, la disociación o la separación de la mente del cuerpo durante los momentos en que los golpes son más intensos.

“Es tan complejo que no podemos entender que la mujer se queda sin recursos para tomar decisiones. La realidad está distorsionada de tal manera de que ella mire que hay una distinta a la que está viviendo”, sentenció Rodríguez Mex.

Esta situación empeora cuando no hay redes de apoyo familiar, comunitario o institucional. Es importante tener en cuenta, apuntó, que las mujeres que viven violencia no presentan una respuesta emocional y adaptativa igual a la que tienen otras mujeres que no han pasado por eventos violentos.

“Para ayudar a las mujeres que viven violencia, si no somos profesionales en problemáticas familiares, nuestra función al acercarnos a una persona con este problema se limita a brindar apoyo, así como presentar una denuncia a las autoridades competentes”.

Puntualizó que tener una escucha de forma atenta y estar pendiente de nuestro lenguaje, ya que lo que esta persona necesita, es sentirse escuchada y validada. Creerle lo que dice, no mezclar nuestro criterio o conocimiento de su situación. De ahí puede surgir el valor para denunciar, explicó la psicóloga.

Edición: Laura Espejo