La calidad de las viviendas fue comprometida: investigadores de la UADY

Tanto las empresas constructoras como las autoridades municipales históricamente tienen responsabilidad ante las inundaciones y afectaciones que se han presentado en colonias del norte como Las Américas y Ciudad Caucel, en el poniente de Mérida, señalaron los investigadores Roger Cruz Arjona y Jorge Pacheco Castro, del Centro de Investigaciones Regionales “Dr. Hideyo Noguchi”, de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY). 

Los primeros por no realizar los estudios pertinentes para evitar estos desastres, o no tomarlos en cuenta, y el municipio por otorgar permisos de manera flexible y no vigilar que estos desarrollos habitacionales cumplan con lo necesario para garantizar el acceso a una casa digna.  

“Se está evidenciando que hubo una mala planeación y que con tal de vender no les importó que las viviendas sean de calidad”, agregaron.  

“Sí tienen toda una responsabilidad, sí son lluvias atípicas que no se habían visto,  pero estas construcciones debieron tener estudios hidrológicos, de carga de suelo, sabían, pero hubo una flexibilidad en aras de un crecimiento económico y de maximizar las ganancias”,  indicó Roger Cruz.  

Para los expertos hay una sobreoferta de vivienda, fomentada por una industria que aprovechó los cambios de uso de suelo que se dieron en el norte para comprar terrenos; por lo tanto para evitar un crecimiento más desordenado, se debe dejar de ver a la ciudad como una “mercancía”, dejar de construir este tipo de fraccionamientos y sólo que realmente se necesita, explicaron.  

Los especialistas han documentado en su libro “Globalización económica, expansión urbana y rururbanización en el norte del municipio de Mérida, Yucatán, México”, como esta zona ha  experimentó un cambio considerable en cuanto al uso del suelo y el crecimiento urbano, desde el huracán Isidoro en el año 2002.  

Agustín Cruz, licenciado en Diseño del Habitat, explicó que a partir de los años 70 empieza la industria de vivienda de interés social, para los 80 el gobierno estatal empieza a generar reserva territorial con la finalidad de que la ciudad vaya creciendo de una forma ordenada, pero esto no se dio.  

En el año 93, agregó, se hace una reforma al artículo 27 constitucional, por el cual ya se permite la venta de los terrenos ejidales y la nueva creación de la Ley Agraria,  y esto se concreta en el 2003, cuando es creado el Plan de Desarrollo Urbano Municipal, donde se autoriza fraccionar las parcelas y terrenos, tablajes catastrales que antes eran ejidos, con esto inicia la especulación del uso estas tierras alrededor de la ciudad, pero principalmente en la región norte.  

Con esto inicia el boom expansivo: el crecimiento de grandes desarrollos inmobiliarios, plazas comerciales, residencias privadas y nuevos fraccionamientos como Las Américas, sin embargo, todos estos terrenos eran una selva baja caducifolia, que fue desmontada, talada para colocar enormes planchas de concreto.  

Por lo tanto “el crecimiento de la ciudad ha sido completamente desorganizado… la ciudad está completamente desarticulada”, reflexionó, además de que hay una gran cantidad de vivienda sobreofertada.  

Los riesgos al hacer esto se están sintiendo actualmente en Las Américas y Ciudad Caucel, confirmó. “Son terrenos que en realidad se encuentran abajo, son depresiones lo que hay en estas  zonas, el manto freático ya subió, toda esta agua que cayó está corriendo otra vez hacia la costa”, precisó. Además, al devastar los árboles ya no hay permeabilidad como antes.  

Contrario a lo que han dicho las autoridades municipales y algunos ingenieros, los especialistas indicaron que esta situación evidencia que hubo una mala planeación de estos desarrollos: “No existió una reglamentación y las personas expertas, tanto del gobierno como las propias constructoras no siguieron los lineamientos reales”, subrayó Roger Cruz.  

De acuerdo con el diseñador están regidos por la economía neoliberal, para ellos lo esencial es vender, sin importarles el usuario, sino las  características de las viviendas, carentes de espacios verdes.  

Autoridades flexibles 

El doctor en antropología, Pacheco Castro, comentó que como hay dinero de por medio, las autoridades han sido tradicionalmente más flexibles en las construcciones y en términos de calidad, y los servicios que debe ofrecer. Son estrictos con los habitantes a la hora de poner una barda, pero con las empresas inmobiliarias no hay esa vigilancia estricta.

“Hay responsabilidades de ambos lados, tanto de las constructoras que tratan de maximizar los costos, las ganancias, pero construir barato y pasarle la responsabilidad al ayuntamiento de llevar los servicios, pero no piensan en el medio ambiente, piensan en la economía”, puntualizó.  

Entonces lo que está pasando en estas colonias del norte comprueban que no hay una vigilancia estricta por parte del ayuntamiento, que vele por la calidad de estas obras.  

Tanto en Las Américas como Ciudad Caucel, son terrenos inundables y ambas partes lo sabían.  

Jorge Pacheco concluyó que ante la sobreoferta de vivienda se debe parar a este tipo de construcciones, frenar el crecimiento desordenado. “Dejar de pensar que la ciudad es una mercancía, dejar de estar construyendo cuando realmente estas viviendas no se están vendiendo: la oferta rebasa la demanda”, afirmó.

Edición: Laura Espejo