La pandemia del COVID-19 debe ser una oportunidad para la creación de una política alimentaria que garantice el acceso de alimentos a toda la población, así como la creación de espacios donde puedan acceder a diversos productos, verduras, frutas, y demás insumos saludables, orgánicos y a precios bajos, coincidieron investigadores y académicos.
Además, señalaron que las personas igual deben considerar crear sus propios huertos urbanos, y cultivar productos en sus patios, ante la crisis que ha dejado esta emergencia sanitaria.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe y la Organización de las Naciones Unidas de la Alimentación y la Agricultura han advertido de los efectos negativos de la pandemia sobre la producción, transformación, distribución, comercio y consumo de alimentos. Ambos organismos señalan que el Estado tiene la capacidad para facilitar, coordinar e intervenir para asegurar la disponibilidad de estos alimentos.
Mercados en Mérida
De acuerdo con un estudio del Observatorio Regional de Gobernanza y Coordinación Social Ante el COVID-19 (ORGA), en Mérida existen 13 mercados municipales, no obstante, la mayoría están ubicados en al centro de la ciudad, los más conocidos el mercado Lucas de Gálvez y el San Benito, y en otros puntos, como el mercado de la colonia Alemán, al oriente.
En contraste, en la mayoría de las zonas de la ciudad se pueden encontrar tiendas comerciales, de conveniencia, supermercados, que no necesariamente ofrecen productos saludables, y a precios más altos que en los mercados.
Entonces, la gente al no contar con mercados, o espacios similares, se ve obligada a comprar en estos negocios, por ende, su alimentación no es la más adecuada, señaló Antonio Blanco Cebada, investigador del ORGA.
O bien, agregó, deben viajar hasta el centro para poder comprar en estas centrales de abasto, algo que es cansado y genera otro gasto.
El investigador reconoció que en la ciudad hay una tendencia de apostar por los grandes desarrollos comerciales, plazas, y no tanto por la creación de desarrollos locales, comunitarios, que abastezcan a la población de productos y alimentos de primera necesidad.
Por ejemplo, el profesor de la Escuela Nacional de Estudios Superiores Unidad Mérida de la UNAM, indicó que otro problema se observa en el norte de la ciudad, donde los obreros trabajadores de la construcción y trabajadoras domésticas que vienen de otras zonas o comunidades, tienen que comprar su comida en los Oxxos, u otras tiendas para comprarse charritos, refrescos embotellados entre otros productos ultra procesados.
Debe haber una política que permita la distribución de los alimentos, a través de centros de abastecimientos en toda la ciudad, comentó el experto, ya sea crear mercados en varios puntos de la ciudad, descentralizarlos, y centrales de abasto. “Las autoridades deben identificar en qué lugares hacen falta mercados, buscar los fondos y construirlos, también trabajar con agrupaciones civiles”, manifestó.
Aunado a esto, Blanco Cebada indicó que debe haber una política pública que señale que los nuevos fraccionamientos y colonias cuenten con por lo menos un mercado, con productos locales, frescos, para facilitar el acceso a sus habitantes a estos alimentos, y no priorizar el auge de tiendas de conveniencia y supermercados.
Fortalecer productos locales
Vera Flores Medina, también investigadora de ORGA, indicó que la pandemia del COVID-19 aunado a los efectos del cambio climático y las lluvias han impactado en las producción de alimentos locales, pues según los datos del Sistema Nacional de Información e Integración de Mercados 2020 (SNIIM) al corte de septiembre, en la Central de Abasto de Mérida sólo 10.3 por ciento de los productos que venden son de origen yucateco, como el limón sin semilla, chile dulce y chile habanero, pero 89 por ciento corresponden a otros estados del país, principalmente la Ciudad de México.
Esto, agregó, también podría ser posible porque Yucatán no está produciendo las necesidades alimentarias de frutas y hortalizas de la población.
Otros datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), expuestos por la experta, evidencian que la producción de los alimentos en toneladas en Yucatán fue menor al 30 de septiembre 2020 en comparación al mismo periodo de 2019. “Esta situación podría ser consecuencia de las tormentas tropicales Amanda, Cristóbal, Gamma y Delta además de la crisis sanitaria”, manifestó.
Por lo tanto, dijo que todo lo anterior demuestra la urgencia de fortalecer las cadenas de distribución de los productos yucatecos hacia los mercados que los comercializan y de manera especial a los locales; asimismo fortalecer el comercio intrarregional y las cadenas de producción coadyuvarían a paliar la crisis alimentaria.
Edición: Elsa Torres
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