Negligencia de Japay en la García Ginerés: no reparan fuga hace 10 años

Cuando Cinthia Cruz Dorantes salió a su jardín la mañana de ayer, se encontró con una desagradable escena: la piscina estaba llena de lodo a causa de una añeja fuga originada en el cárcamo de agua potable que colinda con su vivienda de la García Ginerés. 

No es la primera vez que sucede; y a sabiendas de la complejidad de la situación, su petición es que -por lo menos- la Junta de Agua Potable y Alcantarillado de Yucatán (Japay) se ocupe del desagüe de la piscina, en lo que resuelven el problema.

Es un contratiempo que la familia Cruz tiene desde hace más de 10 años, el cual, además de los inconvenientes ya mencionados, da lugar a un desenfrenado desperdicio del líquido vital. Día y noche se escucha la caída del agua “como una cascada”, relató.

Cinthia Cruz ha acudido en innumerables ocasiones a quejarse al depósito, y los trabajadores le comentan que “solo son empleados”; otras veces aseguran que “lo van a checar”; y las más le dicen simplemente que “no hay presupuesto para la reparación”.

“Puedo pasar su queja, pero no puedo resolverle nada”, ha sido la conclusión de los trabajadores de la Japay.

El pasado 8 de abril la situación llegó a tal grado que la familia Cruz se vio en la necesidad de contratar una pipa particular para drenar el agua de los pozos que les impedían desaguar la piscina. La primera sacó 16 mil litros, pero se requirieron dos.

Ese líquido, producto de las fugas del cárcamo contiguo ha llenado los dos pozos de la vivienda; y además les costó 5 mil 600 pesos -2 mil 800 por cada pipa- deshacerse de los 32 mil litros de agua, únicamente para amortiguar el desastre.

El día de hoy, al salir a conectar la bomba y llenar la piscina, reiteró, lodo fue lo que salió del tubo a razón de la fuga de la Japay. Alarmada, acudió a sus oficinas en donde de nueva cuenta, no le resolvieron nada.

“Nos traen de aquí para allá y no nos han solucionado. Yo entiendo que reparar un cárcamo consiste en un trabajo grande, ya que surte a varias colonias, pero la situación nos está afectando a nosotros de manera directa”, explicó.

Uno de los mayores inconvenientes del problema radica en que el padre de Cinthia, que es una persona de edad avanzada, no ha podido efectuar su rutina diaria de natación, lo que le ha generado un estrés que se suma al de la “cascada” de agua que escuchan tras las paredes de la casa desde hace 10 años.

La Japay, representada por el gerente Rosendo Balam,  les prometió tener una resolución al problema la siguiente semana.

Edición: Laura Espejo