Yasik Smirnoff, el Ruso loco

La Jornada Maya
Sabina León Huacuja
Foto Yasik Smirnoff

26 de noviembre, 2015

Yo ya tenía un negocio y esposa a los 18 años. Tenía lo que la gente necesita desde muy temprano y a los 6 meses de haberlo conseguido, me pregunté “¿qué sigue?”. Me di cuenta de que si continuaba viviendo así, mi vida iba a pasar en un instante.

Me senté a pensar que todos vamos a morir mañana y me pregunté qué es lo que iba a recordar de mi vida. Se me ocurrió que no me importa cuánto dinero, bienes o respeto social tuviera, lo que permanecería en mi memoria serían las cosas locas que hubiera hecho. Así me pregunté cuál sería el mejor instrumento para lograrlo y decidí que era viajar.

Empecé hace 3 años y nueve meses un viaje… o varios viajes, alrededor del mundo. Hasta ahora he visitado 107 países y no he tocado dinero en todo mi trayecto. Todo me lo ha dado la gente, incluyendo el corte de pelo que me hice hoy. Duermo y como en donde me invitan y me transporto pidiendo aventones.

Me arriesgo y me pongo a prueba. He ido a países que no son seguros, a los cinco más peligrosos del mundo, de hecho: Siria durante la guerra, Somalia, Sudán, Eritrea… oficialmente los lugares más peligrosos del planeta.

Y es que yo soy un viajero y no un turista. La diferencia entre ambos es que el turista recolecta recuerdos chinos y va a Disney; el viajero reúne experiencias, amigos y va a la mitad de la nada. Es por esto que no me quedo mucho tiempo en las grandes urbes.

No es bueno visitar las ciudades; ves el mismo Starbucks enfrente de tu casa, todos tienen la misma ropa, música y iPhone. Para probarme a mí mismo es mejor ir a lugares salvajes, acercarme a la naturaleza y pasar tiempo con tribus, porque ahí verdaderamente puedes aprender algo nuevo. En México he pasado tres meses con los tarahumaras, los yakis y los huicholes. Traté de vivir con “mayas originales” pero fue difícil encontrarlos porque la península de Yucatán se volvió muy turística. Me quedé con una familia cerca de Valladolid que era genéticamente maya, pero sus hijos no hablaban la lengua. Adoro a esa familia, pero tristemente no encontré a los mayas originales que mantienen la cosmología y las costumbres. No obstante, me pude conformar con las pirámides que se encuentran por toda la región, hasta en ranchos desconocidos. Y hay sitios arqueológicos que no están mal, como Uxmal y Cobá. Pero Chichen no, ese lo odio; no están mal las pirámides, pero la compañía que lo administra es horrible.

He utilizado el viaje como una herramienta para probarme en diferentes situaciones. No lo habría podido hacer en mi casa porque afuera de ella encuentro cosas nuevas. No podría ser torero en Rusia, o vulcanólogo porque no tenemos volcanes. Hasta ahora he tenido 200 empleos, claro que no soy experto en todos, o en ninguno. He sido vulcanólogo y maestro de inglés para prostitutas en Guatemala, monje en el Tibet, torero y taquero en México y vigilante de un faro. También me han bautizado en 7 religiones. No lo puedes hacer oficialmente, pero yo no les digo.

[h2]Tecnología[/h2]

He viajado sin celular, mapas, [i]sleeping bag[/i], tienda de campaña o cualquier otro elemento que debería tener un viajero, como tecnología. Es buena, yo soy físico así es que me gusta porque entiendo cómo funciona. Pero entiendo también que debería hacerte más fuerte; sin embargo, en la sociedad actual te hace más débil. Con una computadora puedes cambiar el mundo, puedes escribir un programa genial o usar Facebook, pero la gente las usa para ver videos de gatos o cuál de sus amigas enseña más los senos, los senos son buenos, me gustan, pero con Facebook puedes hacer una revolución. Puedes inspirar a otras personas, pero la gente únicamente pierde el tiempo ahí.

Ahora tengo una computadora, me la dieron aquí, en México, pero los primeros 90 países que visité lo hice sin ella. La utilizo para comunicarme con mis amigos, almacenar fotografías y escribir un libro.

Para mí todos estos accesorios son una herramienta: las computadoras, el dinero y hasta mi cuerpo. Por eso lo dejé todo. Tuve que deshacerme de todas estas herramientas inválidas, para encontrar mi cuerpo puro y probar cómo funcionan él y mi cerebro.

Descubrí que sin tecnología se puede hablar mejor con la gente. Si [i]googleas[/i] algo es difícil encontrar la información real, para eso tienes que hablar con la gente local. Cuando hablas con alguien, conoces a personas nuevas y podrías acabar yendo a su fiesta de cumpleaños. Lo que quiero decir es que no necesitas Tinder para conocer a una mujer, hay cientos de mujeres hermosas en la calle, sólo tienes que encontrar la manera de llegar a ellas.

Yo viajo solo, pero nunca lo estoy realmente, incluso en la naturaleza, cuando me alejo, estoy con los árboles. En el desierto estoy con dios o con quien tu creas que está ahí. De hecho es muy difícil estar solo, es incluso un problema. Me gusta convivir con la gente, pero es necesario alejarse de ella de vez en cuando porque cuando tienes que pensar en algo importante, sobre quién eres o qué haces, es más fácil si estás limpio, sin sonidos. Por eso siempre trato de pasar los atardeceres solo.

Siempre hay que mantener el balance, a veces estar con un montón de personas, a veces solo. Y, como en la cuerda floja, para equilibrarte te tienes que mover. Así es que para mantener el balance necesitas movilidad.

La mejor manera de relajarse, es cambiar la actividad. Aunque a veces se siente bien quedarse sin hacer nada todo el día, si de repente me siento sin energía o con flojera, me levanto y trato de cambiar algo. Eso me revitaliza.

Viajo por [i]hitchhicking.[/i] Ahora voy a seguir recorriendo México y después voy a tomar camino hacia Centroamérica y Sudamérica. Me voy a quedar un año en el Amazonas. Y después visitaré todos los países de Latinoamérica y la Antártida. Planeo quedarme aquí. Encontraré una esposa… una segunda esposa y seguiré viviendo.
Muchos creen que cuando mueres tu vida pasa rápidamente frente a tus ojos. Si es así, yo creo que la mía durará dos horas.

Por cierto, soy Yasik Smirnoff, el ruso loco.