Menos dinero para seguridad, al estado más seguro

La Jornada Maya
Eduardo Lliteras Sentíes
Foto Cristina Rodríguez

9 de noviembre, 2015

En el presente 2015, Mérida y otros municipios yucatecos han recibido menos dinero para equipos de las policías municipales.

En efecto, el Ayuntamiento de Mérida dejó de recibir 9 millones de pesos para equipamiento en el presente año, sin que haya explicación alguna por parte del Gobierno federal.

El alcalde de Mérida, Mauricio Vila, explicó que le han aplicado recortes al presupuesto para seguridad: “A Mérida le tocan alrededor de 92 millones del Subsidio para la Seguridad Pública Municipal (Subsemun), y solamente se ha recibido la mitad, nosotros en el acuerdo que tenemos con la Secretaría de Seguridad Pública, ellos se quedan con el 80 por ciento del recurso y nosotros con el 20”, explicó el primer edil.

Puntualizando las cosas, dijo que “estamos hablando que este año la Policía de Mérida ha dejado de recibir del Gobierno federal 9 millones de pesos y por supuesto nosotros ya contábamos con ese dinero; ya teníamos programada la compra de nuevas patrullas, de nuevas camionetas, de motocicletas, de equipamiento, de uniformes para los policías”.

Se sabe que como parte de su plan de austeridad, el Sistema Nacional de Seguridad Pública recortó recursos por  un total de 18.5 millones de pesos para Mérida, Tekax y Umán, correspondientes al Subsemun, programado, para entregar en el último trimestre del año.

El director de la policía municipal de Mérida, Mario Arturo Romero Escalante, dijo que el monto recortado para esta ciudad es de 8.5 millones de pesos, de un total de 17 millones que le correspondían para el actual ejercicio.

Aunque Yucatán “es considerado como el estado más seguro del país”, la Federación ha variado la aplicación del Subsemun. En años anteriores excluyó a Valladolid y en este 2015, de los cinco municipios locales aprobados para recibir el apoyo federal, sólo Progreso y Kanasín se mantendrán sin variación.

El recorte obedece a los ajustes realizados por la Secretaría de Hacienda federal, pero autoridades locales aseguran que fue por una omisión en los procedimientos para recibir la segunda parte del recurso asignado… Por su parte el senador Daniel Ávila pidió en tribuna en el Senado que se restituyan los fondos para Mérida. Mientras que en Yucatán, Moisés Briceño, diputado local, se pronunció en el mismo sentido. ¿Serán escuchados?

[h2]Racismo y xenofobia, el discurso de la República de Saló[/h2]

En cualquier democracia consolidada, las expresiones xenófobas y racistas o las agresiones contra los migrantes o refugiados –como sucede ahora en Europa– son de inmediato condenadas y aisladas.

En países como Alemania e Italia, el discurso xenófobo y el racismo, convertidos en ideología de Estado derivaron en campos de exterminio y limpieza étnica y política de judíos, gitanos, comunistas, liberales, librepensadores y de todos aquéllos que fascistas colocaron en la mirilla de sus patológicos odios. Ahí ese tipo de declaraciones, y quienes las emiten, son objeto de condena pública de inmediato y sin medias tintas.

En geografías tropicales lejanas, como lo es Yucatán, a veces con dificultad se comprende a cabalidad lo delicado de ciertos discursos convertidos en banal cotidianidad contra el distinto, contra el diferente, contra el “fuereño” o “huach”, contra todo aquél que piense distinto o ponga en riesgo la [i]pax yucateca[/i], ese estado idílico en el que navegan los intereses de oligarcas y funcionarios de la llamada Suiza peninsular.

Quizá sea signo de los tiempos, con un aspirante a candidato republicano, Donald Trump, convertido en el portavoz de esa América profunda donde se destilan, en alambiques, ya no tan clandestinos, las bilis y humores del Ku Klux Klan y de los WASP que sueñan con la expulsión de más de 11 millones de mexicanos para “purificar y recuperar América”, mientras en Yucatán algunos se interrogan sobre qué hacer con los fuereños.