Académicos señalan riesgos por la falta de atención

Paul Antoine Matos
La Jornada Maya

23 de septiembre, 2015

“La política cosmética que se dedica a maquillar la realidad figurándola como muy hermosa y bonita, cuando en el fondo los problemas son gravísimos, ha generado condiciones de vulnerabilidad en la sociedad”, afirmó Gabriel Angelotti Pasteur, profesor e investigador de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady), en el Primer Simposio sobre Desastres Asociados a Fenómenos Naturales y Antrópicos, celebrado ayer en el Edificio Central de la máxima casa de estudios de la entidad.

“A 13 años de la devastación provocada por el huracán Isidoro, las condiciones sociales de Yucatán han vuelto vulnerable a la entidad ante un fenómeno natural con el potencial destructivo de un ciclón”, reconoció. El cuerpo académico señala que los desastres naturales se producen en las sociedades frágiles, no sólo económicamente, sino en las que carecen de preparación para hacer frente a uno de ellos, afirmó.

Angelotti Pasteur manifestó que sería un “gran error” eludir y olvidar el hecho de que la península de Yucatán se encuentra en una región donde los huracanes son fenómenos permanentes, por lo que deben confrontarse con programas de prevención durante todo el año.

[h1]Efectos de Isidoro[/h1]

“El huracán Isidoro fue el último que impactó fuerte en Yucatán. Hemos registrado etnográficamente que la gente lo recuerda con mucho dolor por lo sufrido durante esos días y la reconstrucción posterior, mientras vivían con escasez de alimento, agua y electricidad”, expresó.

Señaló como un error la visión funcionalista de los gobiernos cuando ocurre un desastre y buscan retornar “a la normalidad”, ya que eso significa volver a una etapa previa, lo que produce una repetición de los errores del pasado. “Proponemos que la sociedad se vuelva resiliente, si padeciste un problema, aprender del mismo y poder generar las condiciones adecuadas para enfrentar eso y mucho más. Pero no es el camino que se toma en México”.

Por su parte, Raymundo Padilla Lozoya, doctor en antropología, profesor e investigador de la Universidad de Colima, indicó que las sociedades vulnerables reproducen patrones y ciclos que permiten a los fenómenos naturales convertirse en riesgos que, al ser mal manejados, se transforman en desastres. “La pobreza, la marginación, la exclusión, la exposición de las personas, la construcción de casas inadecuadas y de colonias sin condiciones para enfrentar inundaciones, todo ello ayuda a repetir que un fenómeno recurrente e histórico se vuelva amenazante y potencialmente destructivo”, dijo.

[h1]Participación ciudadana necesaria[/h1]

Para enfrentar la vulnerabilidad, indicó Padilla, es necesaria una labor de equipo entre autoridades de los tres niveles de gobierno, protección civil y, sobre todo, la propia sociedad, la cual tiene la misión de crear acciones preventivas, debido a que “somos los principales interesados para que se eviten (los desastres naturales)”.

Señaló que 80 millones de mexicanos, el 80 por ciento de la población, enfrenta los factores de vulnerabilidad, por lo que están expuestos a sufrir los efectos de huracanes e inundaciones.

Angelotti Pasteur resaltó la necesidad de empoderar a los ciudadanos para atender los desastres provocados por huracanes, porque de manejarse desde arriba, por autoridades y gobierno, se promueve la apatía y la sociedad considera que no es parte de la solución; por lo que tampoco se interesa en su entorno.

“Sin embargo, Yucatán carece de las políticas gubernamentales, de los planes de desarrollo urbano, construcción de edificios y educación para hacer frente a la vulnerabilidad. La expansión urbana que ha habido en Mérida omite la amenaza de los huracanes”, enfatizó Angelotti Pasteur.

María Teresa Munguía, profesora e investigadora de la Uady, expuso el tema “Condiciones de vulnerabilidad de género asociadas al riesgo de impacto hidrometereológicos”. Declaró que con el crecimiento de la ciudad hay mayor riesgo de desastres naturales. Un ejemplo son los árboles, los cuales no cuentan con el sustento geológico para “enraizarse” y crecer hacia el subsuelo, por lo que sus raíces se expanden hacia los lados; por esta situación, durante el huracán Isidoro, su caída fue el principal desastre en la capital yucateca.

[h1]Cambios municipales, vacíos en protección civil[/h1]

Tanto Padilla Lozoya como Angelotti Pasteur señalaron que los cambios en las administraciones municipales generan vacíos para atender los problemas sociales, naturales y epidemiológicos, tal como ocurre actualmente con el dengue y chikungunya.

Angelotti afirmó que, tras las elecciones, las administraciones salientes dejan de trabajar, mientras que las entrantes desconocen lo que enfrentarán. Y si hay cambio de partido en el poder, quienes dejaron las alcaldías “se llevan absolutamente todo, por lo que el nuevo encargado de protección civil se encontrará con una oficina vacía, sin material informativo o documentos para hacer frente a los problemas. Esto sucede en plena etapa de huracanes y con el brote de dengue y chikungunya”, apuntó el investigador de la Uady.

Consideró que protección civil debe ser un organismo autónomo a los poderes políticos, para evitar ese enfrentamiento entre facciones partidistas y vacío durante el traspaso administrativo, lo cual ocurre cada tres años.

Padilla Lozoya hizo ver que Colima ha enfrentado la epidemia de chikungunya con más de dos mil contagiados, aunque las cifras oficiales indican menos, por lo que los sistemas de salud y atención han sido rebasados. Las administraciones municipales deben sincronizarse con las estrategias nacionales para enfrentar desastres sin estar sujetas a un solo período administrativo. “Es responsabilidad de todas las administraciones y dependencias enfrentar el problema de ciclones y enfermedades epidémicas”.