Los desafíos del sector turístico cubano

Lenier González Mederos*
La Jornada Maya

22 de septiembre, 2015

Desde el pasado 17 de diciembre (17D), cuando los presidentes Barack Obama y Raúl Castro anunciaron públicamente el inicio del restablecimiento de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, la prensa internacional especula, casi a diario, sobre el impacto de dicho evento en el sector turístico nacional y en la dinámica turística caribeña. El potencial arribo de turistas norteamericanos al archipiélago no ha cogido por sorpresa a las autoridades cubanas. En los últimos años se hizo evidente la apuesta gubernamental por tres megaproyectos (multimillonarios), que convirtieron a la costa norte del occidente cubano en una de las zonas turísticas más dinámicas del área.

Las iniciativas de edificación de varios campos de golf en diversas regiones de Cuba, la construcción de una gran marina en Varadero y la consolidación de un enclave hotelero en los cayos del norte de Villa Clara, son muestras fehacientes de ello. El corazón de esta redimensión económica será el puerto de Mariel, que convertirá a Cuba en un punto de contacto entre el nuevo Canal de Panamá y los puertos de la costa sur de Estados Unidos, dando un giro renovado al comercio hemisférico. En la pasada edición de la Feria Internacional de Turismo, FitCuba 2014, el ministro del sector, Manuel Marrero, dio a conocer que Cuba estaba ejecutando 9 mil habitaciones en Pinar del Río, Cayo Santa María, Holguín y la capital, además de un campo de golf y un centro inmobiliario aledaño en la localidad de Varadero. Sin embargo, no todo es color de rosa para las autoridades cubanas.

En los primeros siete meses de 2015 arribaron al destino Cuba más de dos millones de turistas. Esta cifra representa casi un 16 por ciento más que durante la misma fecha del año anterior. Este crecimiento ha despertado las alarmas de las autoridades del sector, sobre todo porque faltan habitaciones en la Habana, capital cubana. El arribo de turistas a la isla caribeña se verá beneficiado este año por dos hechos significativos: el dinámico proceso de normalización de relaciones entre Cuba y Estados Unidos -88 mil 996 ciudadanos estadounidenses llegaron a Cuba en el primer semestre, y se esperan 150 mil para cierre de año- y la visita del Papa Francisco.

Esta realidad podría poner en jaque las capacidades hoteleras de la ciudad de la Habana, que desde hace años se muestran insuficientes. Según el último cierre de la Oficina de Estadística e Información (ONEI) de 2014, capital cubana cuenta con 9 mil 653 habitaciones, que brindan capacidad solo para 27 mil personas. Esta delicada situación se amortigua con la existencia de más de 10 mil casas particulares que ofrecen servicios de alojamiento.

El grupo Gaviota S.A. –que proyecta para 2020 ampliar a 50 mil las habitaciones que opera en toda Cuba- posee un plan que prioriza sus instalaciones en la Habana. Una de las acciones del proyecto de ampliación será la apertura, el año próximo, de un hotel de lujo categoría 5 estrellas en el antiguo edificio “Manzana de Gómez”, situado en el Centro Histórico, con 246 habitaciones. Para 2017 será reabierto el legendario “Hotel Packard” con 300 habitaciones y en 2018 tocará el turno al nuevo “Prado y Malecón”, aún por construirse en la esquina de esas dos avenidas de la capital cubana y que ofrecerá alojamiento en sus 208 habitaciones.

En la actualidad existen en Cuba 26 empresas turísticas de capital mixto. El país cuenta con 5 mil 492 habitaciones de cuatro y cinco estrellas. Existen contratos de administración con 18 cadenas hoteleras internacionales para 69 hoteles (35 mil 892 habitaciones). Existen 1 mil 574 restaurantes privados y 11 mil 504 viviendas para alojamientos turísticos en casas particulares. Cuba opera con 10 aeropuertos internacionales, 54 líneas extranjeras que vuelan a más de 60 ciudades del mundo e incrementa los tratos para aumentar esos viajes.

*Periodista y vicecoordinador del proyecto Cuba posible. Radica en la Habana.

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