Dibujo y grabado, anhelos de un artista

Gloria Serrano
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

4 de septiembre, 2015

Nos dice Michel Serres, el filósofo francés, que la piel, en ella, a través de ella y con ella, el mundo y nuestro cuerpo se tocan uno al otro. Tan importante es el cuerpo que la poeta, hija de madre guatemalteca y padre argentino nacida en Barcelona, Alaíde Foppa, escribió “Elogio de mi cuerpo”, texto en el que con extraordinaria fruición expresa que los ojos son “lagos de lágrimas nutridos” y el sexo ese “pozo de estremecida alegría” y la cintura “el puente cimbreante que reúne dos mitades diferentes”. Tan importante es el cuerpo que la nicaragüense Gioconda Belli dijo “me dolés en el cuerpo” y contó que durante muchas noches lo único que se oyó fue “el roce de los cuerpos midiéndose la fuerza en el espacio”.

La estudiante de noveno semestre de la Licenciatura en Artes Visuales de la UADY, [b]Clarissa Alamilla,[/b] también tiene como su principal piedra de toque el cuerpo y sus enigmas. Por eso se decidió a montar la exposición “Espacio corpóreo”, inaugurada la noche del pasado viernes 28 en Calle Estampa, el taller y galería dedicado a la gráfica, su creación y difusión. “Se trata del cuerpo y el espacio, de expresar el movimiento de los cuerpos que van habitando espacios, porque no es sencillamente ocupar un lugar, sino estar presente, dejar una esencia, impregnarlo todo con aquello que no podemos ver como nuestras ideas y pensamientos”, comenta la autora de esta, su primera presentación individual que forma parte del proyecto Circuito Galerías, a través del cual cada mes se exhibe una nueva muestra de arte.

[b]El cuerpo en reposo y al desnudo[/b]

A esta alegre y dispuesta creadora le gusta experimentar, ver hacia dónde la lleva el propio material. Su trabajo está enfocado a la gráfica; es decir, al dibujo y al grabado y, en cuestión de técnicas, lo que más la motiva es el grabado en madera (xilografía) y el dibujo sobre piedra caliza (litografía), procedimientos con los cuales desarrolla una estética visual y sus aforismos más personales: “Me gusta el contraste que se logra con el trazo y a través del dibujo en blanco y negro, que es más fuerte visualmente. También me gusta trabajar los detalles pequeños. Me atraen los cuerpos en estado de reposo, porque es cuando en verdad estamos habitando un espacio. En movimiento ignoramos lo que tenemos alrededor, pero en calma tomamos conciencia del espacio y así es como van creciendo las ideas. Me atrae mucho la expresión del cuerpo al desnudo, mostrarlo tal cual es sin prejuicios, ya que por lo general tendemos a cubrirnos y a aparentar ser otros, pero cuando estamos en nuestro espacio no tenemos que disimular nada”.

[b]La expresividad del cuerpo sin límites[/b]

Otro eje de su temática es el bien y el mal, intentar comprender quién define y otorga a cada circunstancia uno u otro valor. Así lo explica ella misma: “Hay momentos en que nos dejamos llevar por el sentimiento y en otros razonamos demasiado, pero si encontramos un punto medio entre el sentir y el pensar, crecemos como seres humanos porque entonces ya nos situamos más allá de la doble moral o de lo que piensen los demás, tan solo es el propio yo actuando”. El conjunto de obras que Clarissa presenta en esta ocasión, son el resultado de la producción artística que comenzó en 2013, aunque la mayoría de las piezas mostradas las realizó durante los últimos seis meses. En un inicio, me dice, tenía nulo conocimiento sobre estas y otras formas de expresión artística, pero su ingreso a los estudios superiores la llevó a descubrir un sorprendente universo que la cambió para siempre. En ello jugo un papel importantísimo el profesor Miguel Ángel Reyes, al develarle la auténtica naturaleza y las misteriosas características del vasto e intangible refugio que es el arte. Después, un viaje a Coatepec, Veracruz para visitar la Ceiba Gráfica, centro que se especializa en litografía tradicional, grabado en madera estilo japonés y huecograbado, terminó haciendo que Clarissa se decantara por la gráfica.

[b]La silueta de la mujer[/b]

Le pregunto si ella misma está representada en alguna de las obras, a lo que responde que sí: “Espacio 1 fue la primera litografía que realicé y refleja mi cuerpo en reposo en una hamaca. Es mi espacio, donde estoy, donde me cubro y donde me regocijo, el lugar que se vuelve íntimo, privado. Es un autorretrato pero no tan evidente”. La periodista María Teresa “Tete” Mézquita Méndez, fue la encargada de esbozar en un versado texto el sentir de Clarissa, quien me explica que si bien no tiene un horario establecido para su labor, se esfuerza por mantener un ritmo de creación constante: “Si quieres mejorar hay que trabajar. El que quiere, puede. Hay periodos en los que dudas, pero tienes que seguir trabajando”.

[b]Los anhelos de la artista[/b]

¿Admiras a algún profesional de las artes visuales?, le pregunto y me indica que a Leopoldo Méndez (Ciudad de México, 1902-1969), hombre de fuerte compromiso con el quehacer colaborativo, considerado el principal grabador contemporáneo en México y a Alberto Durero (Núremberg, 1471-1528), el magnífico y respetado artista del renacimiento alemán. Así de grandes como este par, así de inmensas, son también la clase de ambiciones que producen un hormigueo en la espalda. Así son las de Clarissa. Hay que ser artista para permanecer de pie o sentado cavilando una idea, sintiendo como su inefable poder lo sofoca a uno, al tiempo que produce un estrepitoso latido de éxtasis cuando se desliza sobre la madera, la piedra o el lienzo. Obviamente no todos somos artistas; sin embargo, para apreciar el arte emergente y responder al acto de convocatoria de los talentos yucatecos, para eso tan solo es necesario acudir a un sitio como Calle Estampa.

Esta exhibición gráfica permanecerá abierta al público por quince días, de lunes a viernes en horario de 16:00 a 20:00 horas (calle 60 No. 582 A, por 73 y 75, Centro).