Inicia la primera maestría de dirección escénica en Mérida, con la Esay

Gloria Serrano
La Jornada Maya

24 de Agosto de 2015

Una Maestría en Dirección Escénica, la primera en su tipo en el estado Yucatán y una de las exiguas opciones de profesionalización en México para los herederos del arte que floreció en Grecia y más tarde encumbró El Bardo, Shakespeare. Una generación, la primera por egresar, de jóvenes que en un futuro escudriñarán incisivos, de palmo a palmo, el escenario: decorados, vestuario, efectos especiales, iluminación, el andar y el decir de los actores. Dictadores a veces, confrontadores otras, siempre negociadores y creativos, convertidos en una suerte de oráculos para dar la mejor de las respuestas a partir de observar, supervisar, tomar decisiones sobre conceptos artísticos e interpretar los textos; todo, para lograr que brille, como una perla, el espectáculo de la representación.

Triada de talento

A lo anterior se suma la invaluable asesoría de un experimentado director de escena como Mario Espinosa Ricalde; la trayectoria, puesta al servicio de la enseñanza, de un actor, director y escenógrafo de filosa mirada como Mauricio García Lozano y el privilegio de escuchar los sabios consejos de una piedra angular del teatro en México, un pedagogo de la escena, Premio Nacional de Ciencias y Artes (2006), el maestro Luis Fernando de Tavira Noriega. Mientras el sol brilla con alucinante intensidad en las calles de Mérida, esto es lo que sucede al interior de la Escuela Superior de Artes de Yucatán (ESAY), institución responsable de coordinar los esfuerzos para que la primera edición de la Maestría en

Dirección Escénica resulte un éxito académico y profesional. Y proveniente de la capital del país, hasta la península arribó esta sencilla triada de talento para engrosar el plan de estudios de un posgrado tan necesario como el desarrollo de audiencias para la cultura.

Escenificar con nuevos ojos

Cada uno de ellos participará en tres módulos del semestre, trabajando con grupos de estudiantes para apuntalar el montaje de una puesta en escena que habrá de presentarse en el mes de marzo del próximo año como parte de las actividades curriculares. El pasado viernes 21 de agosto, al mediodía, los recién llegados docentes Mario Espinosa, Mauricio García y Luis de Tavira, se dieron un espacio de tiempo para conversar con los medios de comunicación locales y compartir su personal apreciación del teatro en Yucatán y en el resto del país. Mario Espinosa, director de escena de teatro y ópera egresado del Centro Universitario de Teatro de la UNAM (CUT), mencionó que su presencia tiene por objetivo,
adicional al de saborear los panuchos, “el sistematizar y compartir conocimientos mediante un acompañamiento en el proceso de docencia, además de documentar el hecho y hacer una reflexión tanto individual como colectiva, que conlleve pensar y ver con nuevos ojos el arte de escenificar”.

Mauricio García, traductor y diseñador sonoro, quien ha actuado en cine y teatro bajo la dirección de José Caballero, José Ramón Enríquez, David Olguín y Daniel Jiménez Cacho, entre otros, se refirió a la diversidad de propuestas dramáticas que ofrece esta capital y al interés de la comunidad teatral por formar parte de las corrientes vanguardistas dentro de la dirección de escena. También habló del entusiasmo que le genera colaborar, por primera ocasión, en un proyecto de esta índole. Una sugestiva biografía, su inclinación inicial hacia las obras de Bertolt Bretch y el teatro social que promueve el aprendizaje comunitario; así como esa mundología que vierte en su vigorosa dramaturgia, elocuentes ensayos, cátedras y conferencias, hicieron que el maestro Luis de Tavira pusiera la tilde en los retos no sólo de las artes escénicas, sino de la cultura en México:

“El gran problema es que 90 por ciento de los mexicanos no asiste al teatro. Por ello, más que producir eventos culturales para su consumo, lo que se requiere es entrar a las comunidades y formar espectadores. La problemática no es del teatro, sino del país. La gente no accede a la cultura que es el alma de los mexicanos”.

Inmóvil y desarticulado

El actual director artístico de la Compañía Nacional de Teatro, caviló sobre la necesidad de impulsar la educación que no se adquiere necesariamente en las escuelas, pero que forma de manera integral y ética al individuo, la cual dijo, contribuye de manera indirecta a generar público para las artes y, como consecuencia, que los artistas trabajen con mayor estabilidad y vivan de lo que hacen. Con relación al teatro, expresó que debe ser visto “como un servicio social y no un lujo burgués o mercancía turística”.

De Tavira lamentó que los actores mexicanos trabajen en la “excepcionalidad heroica” debido, en gran medida, a que no cuentan con las condiciones idóneas para el ejercicio de su profesión, a la falta de políticas públicas o su inadecuada aplicación, así como al dispendio de las instituciones. “En México sobra talento, somos uno de los 5 países que más teatro producen; sin embargo, el nuestro adolece de estructura, es inmóvil y está desarticulado. Las producciones que se realizan en Tijuana no tienen ningún impacto en Veracruz o en Yucatán, lo que nos habla de la pésima distribución del beneficio cultural entre la población. Debemos aspirar a crear una auténtica “república teatral” –insistió– sin dejar de hacer alusión a la riqueza y diversidad de la tradición dramática yucateca.

“Materializadores de sueños cuyo éxito radica en ayudar al público a decodificar la realidad”, así definió De Tavira a los directores de escena en ciernes a quienes la ESAY propone una vía para perfeccionar el oficio tornándolo más comunicativo y, de paso, revertir el drama cultural mexicano –siempre en suspenso– consolidando el arte que requiere la virtud de la presencia in situ, en el que la gente mira y se admira, el más vivo de todos, el teatro.