Paul Antoine Matos
La Jornada Maya
6 de Agosto, 2015
Pese a acceder a una mejor preparación literaria que las generaciones anteriores, gracias a los apoyos de varias instituciones, poetas y escritores yucatecos treintañeros han tenido que buscar otra labor para sobrevivir, además de padecer una cierta exclusión dentro del mundo de las letras.
Lo anterior forma parte de la charla que sostuvieron cuatro creadores, al presentar la antología Casi una isla: nueve poetas nacidos en la década de 1980, el pasado 30 de julio en la biblioteca Manuel Cepeda Peraza.
Jorge Manzanilla Pérez, creador de la antología, destacó que las generaciones de los 80 y 90 han tenido más acceso a talleres, licenciaturas y maestrías en literatura, lo cual ha derivado en una mejor instrucción.
La poeta Irma Torregrosa afirmó que estas dos generaciones han mostrado actitud para buscar proyectos estatales o becas, con la finalidad de abrirse camino como literarios; esto se ha facilitado por los espacios que ofrece el Internet.
No obstante, criticó que con esto se ha viciado al escritor joven para vivir de becas o premios. “Uno debe retomar la tradición de escribir por oficio”, opinó.
En torno a las temáticas a las que recurren estas generaciones, Rodrigo Quijano, de 23 años, comentó que han seguido diferentes tendencias y estilos. “Existen autores que están conectados con la realidad, una de las principales preocupaciones de la poesía contemporánea”, argumentó.
Manzanilla mencionó que los poetas, en especial los noventeros, han desarrollado mayor crítica al sistema y la situación social que vive el país. Autores como Nadia Escalante han escrito sobre la violencia el Golfo de México, al narrar desde un camión lo que observa en el exterior. La entrevistada Irma Torregrosa ha tocado en su obra temas como los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa.
“Es un momento de crisis sana y necesaria para romper con lo que se hizo antes”, expresó la poeta Ileana Garma, ganadora de varios premios en el género.
“Esta crisis debe modificar las formas de versos libres, como las hechas por Octavio Paz, para que la poesía sea vista como un lenguaje capaz de combinarse con otras disciplinas artísticas, agregó.
Sobre la forma de vida de los poetas, los cuatro coincidieron en que ha tenido que conseguir otro trabajo para sobrevivir, aunque éste se relacione con las letras y literatura. Algunos, como Rodrigo Quijano, han impartido clases en la Preparatoria 2; “otros son periodistas, redactores o correctores de estilo”, añadió Manzanilla.
Otra de las situaciones adversas que enfrentan los literatos de la entidad es la marginación. “Yucatán ha sido considerada una tierra exótica y lejos de la actividad literaria del país”, se quejó Garma.
Sin embargo, recomendó que los jóvenes creadores deben salir del estado para ampliar su visión del mundo y conocer a los autores de otras regiones de México.
Manzanilla mencionó que desde hace décadas el resto del país ha visto a Yucatán como una isla, por lo que la entidad estaba lejana de las decisiones del centro del país.
Es por esto que en la antología también se incluyó Casi una isla, apología a la xenofobia que el yucateco ha tenido históricamente hacia los huaches, remató el compilador.
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