El mercado opina

La Jornada Maya

Mérida
8 de junio, 2015

La resaca electoral se hizo patente durante toda la jornada y en muchas conversaciones el tema central fue la contienda y sus resultados. En el mercado Lucas de Gálvez los ánimos estuvieron calmados pero cada quien tenía su opinión al respecto. Carlos Alonso G. (63) vende zapatos en el mercado más grande de Mérida desde que el equipamiento público abrió. Recibió a todos los partidos que, “con sus promesas”, llegaban a su puesto y lo saludaban. “No hay que ser groseros con nadie”, comenta con amabilidad. En cuanto a los resultados de las elecciones, lo tiene claro. “Es bueno que el gobierno sea del PRI y el ayuntamiento de Mérida sea del PAN. Si todo fuera del PRI [i]nos darían en la torre[/i]”. Asegura que las obras del mercado han mejorado su aspecto pero que están un poco retrasadas “y esto es un problema para todos aquellos vendedores que tienen sus puestos en las entradas en reforma.” Cuando se le pregunta qué candidato era el mejor, responde afablemente que “no hay diferencia, pues todos van directos a la bolsa”.

A unas pocas paradas del puesto de don Carlos Alonso G., William Pacheco Ramírez (79) pide que en los tres próximos años se mejore el sistema de seguridad del mercado. “Necesitamos captar agua de la lluvia que sirva para apagar los incendios. Si los bomberos llegan al mercado en un caso de emergencia no podrán hacer nada porque las mangueras no son tan largas. Esto nos preocupa mucho. En estos tres años el PAN no ha tenido relación con el mercado. Es más, el dinero de las remodelaciones, según tengo entendido, vino de fondos externos al consistorio, del dinero federal. A pesar de haber recibido 63 millones de pesos, las obras están un poco atrasadas. Fuera del mercado, es necesario que se mejore el estado de las calles y que haya más oportunidades laborales para todos.” En relación con el mercado vecino de San Benito, asegura que es un “elefante mal diseñado” en el cual solamente trabajan las paradas de abajo mientras que las superiores no son visitadas porque “a la gente no le gusta subir.” Asegura que las diferencias políticas no afectan el buen ambiente en este espacio neurálgico del centro de la ciudad.