Sol y luna en el FICMaya 2016

Paul Antoine Matos
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Viernes 14 de octubre, 2016

El amor a la italiana de Filippa Giordano cautivó a los meridanos, por su gracia y por su reconocimiento a los mayas. La brillante luna en lo alto de la Plaza Grande ofreció una velada ideal para el concierto inaugural del Festival Internacional de la Cultura Maya (FICMaya) 2016.

Una noche italiana, mexicana y yucateca fue lo que abrió los corazones del público.

Filippa comenzó con sus canciones más europeas, toques de ópera y música clásica acompañados por la Orquesta Sinfónica de Yucatán, dirigida por Rubén Darío Estrada Corona, miembro de la Secretaría de la Defensa Nacional. La presencia del capitán castrense –y los policías resguardando la seguridad de los asistentes– sacó un par de bromas de la italiana, quien se dijo muy bien protegida, y también afortunada de no haber desentonado.

Cantó “O Sole mío” al astro rey que estaba al otro lado del mundo, pero que en Mérida aún se sentía por el calor que reinaba en la atmósfera.

Su padre, el barítono Marcello Giordano, subió al escenario con ella. Cantaron juntos y la hija señaló sentirse honrada por poder compartir el escenario con quien le permitió estar en la música.

También participó el tenor Alessandro Safina. Filippa, con un espectacular vestido rojo, advirtió "es alguien que encantará a las mujeres". "Solteras", añadió rápidamente.

Sólo, Safina cantó a la luna yucateca. Luego, la voz de ambos llenaron la Plaza Grande. Retumbaron en las piedras de la Casa de los Montejo, el Palacio Municipal, el de Gobierno, la Catedral. Su voz llenó Mérida.

Tras la dupla italiana, las estrellas. Los temas musicales icónicos el cine del país de la bota fueron tocados. La reflexiva [i]La Vita é Belle[/i], la agradable [i]Cinema Paradiso[/i] y la mafiosa [i]Il Padrino[/i] fueron parte del popurrí. Cuando Giordano cantó la emblemática banda sonora de don Vito Corleone, el público se entusiasmó por el dramatismo y suspense de la melodía italoamericana.

Su atuendo cambió de nuevo a un blanco celestial. Luego, el color alba continuó, pero en forma de terno. "Espero se me vea bien", dijo; unas mujeres en el público le gritaron "¡se te ve hermoso!”. Nadie les podía reclamar esa respuesta. Era cierto.

Un poema en Maya, a la luna. Fue aplaudida por el público.

"Espero que todos se tomen ese esfuerzo de acercarse a una cultura importante. Que no se vaya perdiendo esa búsqueda y cultura".

Reconoció que hasta en Italia llegan los mayas, que ella aprendió sobre ellos desde joven.

Cantó el "Caminante del Mayab", del trovador Guty Cárdenas.

Y luego, Manzanero. Armando Manzanero deleitó, como nunca, como siempre, a Yucatán.

"Esta tarde vi llover, vi gente correr y no estabas tú". No estaba Filippa, se cambió el atuendo de nuevo. Pero regresó.

Las románticas, bellísimas, “Contigo Aprendí” y “Somos Novios”, fueron tocadas en el piano por el maestro Manzanero y cantadas por la italiana. En toda la noche, con las canciones en español, Filippa Giordano nunca se equivocó. En ese momento, ambas fueron [i]perfettas[/i].

A Manzanero le dio hambre, mucha. Y bromeó con la Bella Donna que terminando el concierto irían a comer. Lo dijo dos veces. Tenía mucha hambre.

Tras la participación de Manzanero, tocó el turno de la música mexicana. El mariachi a la italiana.