Paul Antoine Matos
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La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Martes 13 de septiembre, 2016

La crisis que atraviesa el Hospital Siquiátrico de Yucatán pondría en riesgo la salud mental en la entidad y la península yucateca, denunciaron en entrevista con [i]La Jornada Maya[/i] tres siquiatras y tres sicólogos, quienes solicitaron el anonimato por temor a represalias ya que, advierten, la dirección y Virginia González Torres, secretaria técnica del Consejo Nacional de Salud Mental, podrían relevarlos de sus cargos por revelar la situación precaria por la que atraviesa el nosocomio.

El involucramiento de González Torres, indican, inició hace un año, cuando después de varias visitas, señaló al nosocomio por violaciones a derechos humanos, y a las autoridades del mismo, así como la Secretaría de Salud de Yucatán (SSY), por presunto desvío de recursos públicos y negligencia médica, en una conferencia de prensa en la Ciudad de México, junto al senador del PAN, Daniel Ávila Ruiz.

Según los entrevistados, González Torres consiguió apoderarse del Siquiátrico el pasado 26 de agosto. Entonces, en rueda de prensa con Jorge Eduardo Mendoza Mézquita, titular de la SSY, anunció tres cambios: la creación de unas villas para rehabilitación, la implementación total del modelo Miguel Hidalgo y una nueva directiva. Dos semanas después, el personal del Siquiátrico se manifestó contra los cambios mediante un comunicado.

[b]Villas de transición[/b]

Según los siquiatras y sicólogos, la prestación de servicios para el área de salud mental se rige por la Norma Oficial Mexicana (NOM) 025. En ella, se establece que un hospital debe tener atención de urgencias, área de consulta externa, medicación, hospitalización, área para infantes y rehabilitación.

La creación de las villas de transición, al sur de Mérida en un espacio de 5 mil 709 metros cuadrados y con un costo aproximado de 102.5 millones de pesos, no contempla el área infantil y reduce a la mitad, de 12 a seis, el área de consulta externa. Además, la medicación se quitaría, para priorizar la rehabilitación por tratamiento sicológico, señalaron.

“Las villas deben ser un anexo, no sustituir al hospital”, manifestaron los inconformes.

La justificación, reconocieron, es la falta de respeto a los derechos humanos, pero la Comisión Estatal de los Derechos Humanos de Yucatán (Codhey) no ha emitido recomendación alguna sobre la situación en el nosocomio.

[b]Caos[/b]

“El hospital es un caos”, declararon. Los pacientes sicóticos, con tendencias suicidas y asesinas están libres, no aislados como su situación ameritaría. Una mujer se fracturó la pierna la semana pasada y los mismos internos han comenzado a tener relaciones sexuales entre ellos, a pesar de que hay dos que son seropositivos en VIH, revelaron.

Incluso, algunos pacientes que, por su condición de salud mental son hipersexuados, llegan al área infantil y el temor es que cometan alguna agresión sexual o se desnuden. “Hasta que no suceda una violación, un asesinato o un suicidio, no se actuará”, lamentaron.

En el caso de los pacientes agresivos, se impide aplicarles sedantes. Los sicólogos están a cargo de resolver la situación con terapia verbal, algo que atemoriza porque son personas peligrosas, reconocieron.

También afirmaron que se les prohibió medicar a los pacientes, por tanto se les dan antisicóticos atípicos, cuyos efectos secundarios son la predisposición a diabetes, hipertensión u obesidad. Las dietas personalizadas se dejaron de utilizar, por lo que no se respetan las indicaciones médicas, a pesar de que hay algunos con enfermedades metabólicas crónicas, mencionaron.

En el caso de los electrochoques, también fueron eliminados del programa de salud mental, pero aseguraron que el proceso pasaba por cinco filtros de seguridad para el paciente y que, a los tres días, se calman y pueden volver a relacionarse.

Los siquiatras y sicólogos declararon que Virginia Torres “ha hecho todo al revés, no escucha otros puntos de vista, no tiene disposición al debate ni al diálogo”. Además, afirman carece del perfil y la experiencia para ocupar el cargo que desempeña desde 2004, consideraron.

Cuestionaron a José Narro Robles, secretario de Salud federal, y al presidente Enrique Peña Nieto sobre porqué la salud mental está en manos de gente sin preparación.

[b]Inexperiencia y suicidio[/b]

Analía Carrillo Durán se convirtió hace un par de semanas en la nueva directora del Hospital Siquiátrico de Yucatán. Tiene 23 años, es sicóloga egresada de la Universidad Marista y aún no recibe su título. Fue elegida por González Torres, junto al nuevo subdirector y los jefes de Enseñanza y Capacitación, Sicología, Enfermería, Trabajo Social y Rehabilitación. La mayoría no supera los 25 años.

“Sin formación, son muy jóvenes y apenas recibieron dos semanas de capacitación”, manifestó el personal, que aseguró que son tratados mal por los nuevos directivos, con prepotencia y una actitud negativa. “Aguantamos porque estamos amenazados, pero es lo mínimo respecto al impacto que podría tener el estado”.

Al mismo tiempo, se acabaron las juntas interdisciplinarias para tratar casos específicos. Las pláticas con la Universidad de Michigan y el convenio para teleconferencias con la Universidad de Georgia en el área de rehabilitación no se ha realizado de nuevo, indicaron.

La Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) otorga un aval para que sus alumnos se formen en el hospital a través del servicio social. La institución académica exige un perfil y lineamientos para participar en el convenio, pero está en riesgo ese aval y la residencia médica, manifestaron.

Todas esas situaciones, consideraron, pone en peligro la salud mental en Yucatán, porque “no se ven las necesidades epidemiológicas, en especial en el área de prevención al suicidio, el cual se incrementó en el último año”. Según sus cálculos, durante 2016 ha habido 152 suicidios; a estas alturas del 2015, la Fiscalía General del Estado registró 105.

Una teoría que consideran es que ese incremento en suicidios ocurrió a la par de la irrupción de Virginia González en el Siquiátrico, un hecho que consideraron “escandaloso”. Eso, señalaron, pudo espantar a un cierto sector de la población que necesita atención en salud mental; temen acudir porque consideran que la situación en el nosocomio no les beneficiará.

El cambio del hospital a las villas, que se ubicarán junto al Materno Infantil, perjudicará porque es una ubicación de difícil acceso, a diferencia del lugar actual, en el poniente de la ciudad, aseguraron.

En el croquis de las villas, indicaron, no existe el espacio para el Programa Integral de Atención al Suicidio, el cual tiene consultas frecuentes especializadas.

“Será un problema para la población, en especial humilde, que requieren del servicio, porque no podrán realizarse estudios, ni otorgarles medicamento, como asistencia gratuita”, enfatizaron.

Revelaron que en reuniones con Jorge Eduardo Mendoza Mézquita, titular de la SSY, éste ha minimizado la situación, porque afirman está empecinado en construir un nuevo hospital siquiátrico, el primero en 40 años.

Los quejosos revelaron que el jueves pasado González Torres organizó una fiesta con mariachi, comida y en la que se regaló tablets, como un acto para limar asperezas en el nosocomio. En redes sociales circulan fotos y videos de dicho evento, pero los denunciantes dudan de que las cosas cambien.


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