Mil 300 feligreses en ceremonia de jubileo

Paul Antoine Matos
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Viernes 22 de julio, 2016

¿El vaso está medio lleno o medio vacío? La misma pregunta se habrá hecho ayer el arzobispo emérito Emilio Carlos Berlié Belaunzarán, quien ayer celebró con una misa sus 50 años de ordenación sacerdotal. Durante las dos horas que duró la ceremonia, y durante su discurso final, ese cuestionamiento seguramente le rondó la cabeza: el salón Uxmal del Centro Convenciones Yucatán Siglo XXI, ¿estaba medio lleno o medio vacío?

Estaba medio vacío. En el salón Uxmal se colocaron unas 3 mil sillas, pero los asistentes –un tercio eran personas que dedican su vida a la Iglesia- apenas superaban los mil 300. Incomparable con las 10 mil almas que abarrotaron el salón Chichén Itzá, hace un año, cuando Gustavo Rodríguez Vega tomó posesión como arzobispo, en sustitución de quien fue celebrado ayer.

En su discurso de agradecimiento, al final de la misa, el arzobispo emérito declaró que “no soy un anónimo cualquiera en la inmensidad del universo”, al referir que Dios le ofreció su amistad, que es una comunidad, porque además lo conoce por su nombre, Emilio Carlos Berlié Belaunzarán.

A pesar de que trascendió que el político priísta Humberto Moreira, ex gobernador de Coahuila, fue invitado a la celebración, sólo estuvieron los personajes locales. El gobernador del estado, Rolando Zapata Bello; el alcalde de Mérida, Mauricio Vila Dosal, a quien Berlie Belaunzarán felicitó por el reciente nacimiento de su hijo, y el diputado federal, Francisco Torres Rivas, quien celebró su cumpleaños con misa, fueron los únicos políticos presentes. No hubo presencia de los sectores empresarial y académico.

Sin embargo, de la Iglesia mexicana y latinoamericana acudieron el cardenal Norberto Rivera, quien fue ordenado junto a Berlie Belaunzarán por el papa Pablo VI, hace 50 años en Roma; el arzobispo de Tegucigalpa, Honduras, el cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, quien ofreció la homilía, y Juan Sandoval Íñiguez, arzobispo emérito de Guadalajara, fueron los más destacados. También acudió un viejo conocido de los feligreses yucatecos: Ramón Castro y Castro, hoy obispo de Cuernavaca.

En el público, la mayoría de los feligreses eran personas de la tercera edad; algunos adultos y casi ningún niño.

[b]Fidelidad, fecundidad y felicidad[/b]

Berlie Belaunzarán versó sobre la vocación y la importancia de ser fieles al llamado que se les realice, lo que traerá una mayor fecundidad y más felicidad. Indicó que eso es válido en todos los aspectos de la vida, porque “F igual a F, somos felices y fecundos en la medida que somos fieles. Mientras más fieles somos a nuestra vocación, a nuestro camino de vida, seremos más fecundos y más felices”.

Señaló que “la verdadera humildad es la confianza”, por lo que debe agradecerse por los dones que se nos han concedido, debido a que “nada es coincidencia, todo es providencia”.

Agradeció a Dios por sus 50 años de ordenación, y a los fieles de Yucatán, quienes hacen que “la Iglesia crezca y prevalezca”. De ese medio siglo, durante 20 años fue arzobispo en la península y 12 obispo en Tijuana, en donde le dio los santos óleos al ex candidato a la presidencia del PRI, Luis Donaldo Colosio, quien fue asesinado en un acto de campaña.

Por su parte, durante la homilía, el cardenal Rodríguez Maradiaga habló sobre la importancia de que los sacerdotes prediquen con la palabra de Dios, “comunicándola por todos los medios” y todo el tiempo, sin importar las condiciones.

Señaló que “nuestro pueblo necesita ser consolado entre tantas penas y dolores”, por lo que el Reino de Dios debe ser instaurado a través de hacer el bien.