Paul Antoine Matos
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Jueves 26 de mayo, 2016

“La experiencia de sumergirse en el mar es entrar en un mundo diferente al que nosotros conocemos. Quien puede verlo con buenos ojos es que tiene pasión por el buceo, pero para quien es improvisado será un mundo agresivo”, afirma sonriente Ricardo Domínguez Cano, presidente de la Unión de Pepineros en Yucatán, quien ha pasado la mayor parte de sus 41 años junto al mar.

En la entrega de ayer informamos de la razón del alto valor en el mercado del pepino de mar es la demanda que tiene en países como China, por lo que su captura atrae a muchos, que caen en la ilegalidad. Pesca furtiva y corrupción afectan a comunidades pesqueras como Celestún y Dzilam de Bravo. Además hay quienes, en busca del preciado equinodermo, bucean sin contar con las condiciones ni el equipo adecuado para sumergirse, poniendo en riesgo su vida.

[b]Muertes pepineras[/b]

Hace unos años el pepino de mar se encontraba a 15 o 20 metros de profundidad, pero su sobreexplotación ha provocado que los buzos deban alejarse de la costa para encontrar el animal, por lo que se sumergen hasta 30 metros, arriesgándose a sufrir una descompresión letal. Alejarse de la costa también repercute en el tiempo de reacción que tienen los pescadores para llevar al afectado a una cámara hiperbárica.

El doctor Oswaldo Huchim Lara, colaborador en el laboratorio de pesquería del Centro de Investigaciones y de Estudios Avanzados del IPN Unidad Mérida (Cinvestav), explicó que cuando el buzo está en el agua y se somete a presiones, los gases que se respiran, principalmente el nitrógeno, son absorbidos por los tejidos del cuerpo. Al ascender y regresar a la superficie debe hacerse de forma lenta, adaptándose a la nueva presión; de lo contrario no se permite al organismo liberar los gases atrapados en los tejidos, lo que origina el fenómeno de la descompresión y el embolismo arterial gaseoso, ambos mortales.

La descompresión se relaciona con el nitrógeno acumulado en los tejidos y el embolismo arterial gaseoso con el ascenso súbito, aclaró. Ambas enfermedades tienen los mismos síntomas, que van desde la pérdida de conciencia hasta la muerte, aunque pueden tratarse en cámaras hiperbáricas, comentó.

El doctor Huchim Lara y el presidente de la Unión de Pepineros coincidieron en que durante la pasada temporada de captura de pepino de mar, hasta mayo de 2015, no se registraron defunciones oficiales por la actividad, en sus respectivas áreas; sin embargo la Secretaría de Salud contó cinco muertes por descompresión y más de 40 accidentes.

A pesar de la cifra ofrecida por la Secretaría de Salud, ésta podría ser mayor por la falta de conocimiento de los pescadores, que no reportan el accidente. Un buzo que asistió al Seminario Internacional sobre el Manejo y Aprovechamiento del Pepino de Mar: Lecciones Aprendidas y Recomendaciones para Yucatán, declaró que entre julio y septiembre se registra un promedio de 20 “descompresionados”, algo que calificó como “normal”.

José de Jesús Camacho Osuna, presidente de la Confederación Nacional de Sociedades Cooperativas Pesqueras de México afirmó que en Baja California, en los últimos cinco años, apenas ha muerto un buzo, consecuencia de un “error humano”.

Pero la situación que vive Yucatán es grave. Aquí, “si uno ha muerto es mucho. No debe morir nadie”, expresó. “La causa viene de la autoridad. Si hubiera el orden y la vigilancia que se requiere no pasaría, porque habría gente debidamente identificada”, señaló.

Acusó al furtivismo como principal factor en las descompresiones, pues los pescadores no están acreditados para el buceo. “Se tiene que combatir de raíz todo el furtivismo para hacer un reordenamiento pesquero de esta especie, porque si no se hace la gente seguirá entrando y no viene capacitada”. La poca profundidad de las aguas yucatecas hace que el acceso al equinodermo sea más fácil, por lo tanto hay más furtivos, agregó.

El capitán Armando Caballero Vázquez, representante de la Novena Zona Naval, afirmó que cuando los furtivos en alta mar notan que se acercan las autoridades, obligan a los buzos a salir de una profundidad de 30 o 35 metros en pocos minutos, lo que provoca la descompresión.

Jean-Francois Hamel, miembro de la Sociedad para la Exploración y Valoración del Medio Ambiente (Seve, por sus siglas en francés, no en inglés como publicamos ayer por error), señaló que los accidentes por descompresión que existen en Yucatán son tristes para los pescadores, quienes se justifican argumentando “arriesgaré mi vida por mi familia. No es lo indicado pero tengo que hacerlo”, y van en busca de un ingreso extra para sus familias.

“Es riesgoso, lo saben, pero lo hacen; una decisión personal provocada por el alto valor del pepino de mar, es muy lucrativo. Cuando alguien muere porque bucean en busca del pepino de mar, hay mujeres y niños que pasan difíciles momentos”, expresó.

Los pescadores yucatecos convertidos en buzos para capturar el pepino de mar utilizan un sistema conocido como hookah. El doctor Huchim Lara explicó que un compresor de aire es soldado a un tanque de almacenamiento y un motor de combustión, el cual hace trabajar al compresor, proveyendo de aire a quienes se sumergen. Uno de los problemas que tienen es el ensamblado: la toma de aire queda próxima al escape del motor de combustión, permitiendo que aire contaminado, que provoca intoxicación por monóxido de carbono, entre al sistema, aclaró.

El doctor Hamel afirmó que alrededor del mundo ha observado a personas tener problemas con el sistema hookah, pero que en Yucatán es “terrible”.

Alejandro Flores Nava, oficial principal de pesca y acuacultura para América Latina y el Caribe en la oficina regional de FAO, en Chile, expresó que hasta los más experimentados buzos se enfrentan a accidentes graves por utilizar un sistema de compresores y mangueras; “ocurre más con los inexpertos que se suman ante la posibilidad de ganar mucho dinero”, abundó.

El capitán Caballero Vázquez afirmó que los compresores que utilizan los pescadores pueden causar un daño severo en un periodo de cinco años, algo que debe atenderse antes de que sea un problema se salud pública en la entidad. También debe existir el compromiso de pescadores y autoridades de eliminar el uso del compresor en la industria del pepino de mar, enfatizó.

El doctor Huchim Lara señaló que desde hace cinco años hay labores de capacitación para pescadores que cuentan con registro, a través de monitoreo y observación en las embarcaciones, además de talleres. Incluso se trabaja en un sistema que permita generar un modelo matemático para analizar el riesgo de descompresión entre pescadores, el cual será personalizado y se basa en datos de la Armada de los Estados Unidos, reveló.

Delfín Quezada Domínguez, comisionado de pesca y acuacultura del gobierno del estado, reconoció que se ha capacitado a los pescadores que cuentan con los permisos correspondientes, pero quienes desconocen el buceo son los que sufren accidentes y mueren.

Para enfrentar el furtivismo y las descompresiones podría existir una solución que, además, aligeraría la carga que sufren las poblaciones de pepino de mar y la sobreexplotación a la que se ven expuestas. Se trata de la creación de granjas marinas; la acuacultura.


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