Mercados locales no incentivan a productores

Paul Antoine Matos
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Martes 26 de abril, 2016
La Jornada Maya

La política pública nacional de insertar la economía al mercado internacional a través de monocultivos y la ganadería se realiza a costa del impacto ambiental que pueda tener sobre el campo, por lo que es necesaria una visión interdisciplinaria, manifestó Eduardo Batllori Sampedro, titular de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente (Seduma).

El funcionario expresó, durante la presentación del libro [i]Experiencias de desarrollo rural sustentable y conservación en la Península de Yucatán[/i], en la Universidad Marista el viernes pasado, que existe un vacío institucional provocado por la política de productividad para atender mercados extranjeros, lo cual tiene implicaciones serias sobre el campo.

El libro, de la autoría de Carolina Cepeda y Ariel Amoroso, con la participación de siete organizaciones, afirma en su prólogo que el 61.3 por ciento de la Selva Maya de la Península de Yucatán pertenece a las comunidades y ejidos.

Se indica que “los mercados locales, forestal, agrícola y ganadero, proveen pocos incentivos para la producción sustentable y pocas actividades del campo resultan realmente beneficiosas para los productores”.

Además de las políticas públicas, los retos que enfrenta la Selva Maya son el cambio climático, que en la península produce sequías, huracanes y erosión del suelo; fenómenos que afectan la autonomía alimentaria de las comunidades en la milpa maya.

En su intervención, el director de la carrera de recursos naturales de la Universidad Marista, Miguel Carbajal Rodríguez, manifestó que las alianzas en el contexto del modelo neoliberal “merman el campo y el capital genético y biológico”.

Ambos consideraron que deben encontrarse modelos alternativos para promover un desarrollo sustentable, a través de relaciones intersectoriales. Batllori Sampedro apuntó que, ante el vacío institucional, los distintos actores como el gobierno, empresarios, sociedad civil y los mismos productores del campo deben comenzar a actuar en conjunto, por medio de una visión holística y territorial.

El académico consideró necesarias las alianzas para afrontar el modelo neoliberal, para que el entorno social sea transformado y se mejoren las condiciones de vida, tomando en cuenta el valor comunitario.

Mencionó que actualmente son más los empresarios que se comprometen con el medio ambiente, entre los que utilizan ranchos silvopastoriles, por lo que sí existe un avance en la cultura para modificar los hábitos de consumo y uso de la tierra.

Sebastian Proust, miembro de la organización The Nature Conservancy, indicó que las empresas comunitarias ya tratan con los mercados importantes. Consideró que los mismos consumidores son capaces de incidir en políticas empresariales, al elegir los productos que provengan de las familias del campo peninsular.

[b]Impacto social y ambiental[/b]

Un ejemplo del choque entre políticas públicas neoliberales y comunidades locales es la compra de terrenos que desea realizar la empresa energética española ELECNOR para establecer campos eólicos en la comisaría de Kimbilá, del municipio de Izamal. Los habitantes están escépticos sobre lo que realizará la transnacional.

Aunque no es competencia de la Seduma, Batllori Sampedro indicó que ELECNOR deberá realizar los manifiestos de impacto ambiental, ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Secretaría de Energía (Sener), autoridades facultadas para atender el tema.

El titular de la dependencia estatal señaló que los proyectos ganadores de las subastas deben tratar directamente con los ejidos, aunque la Seduma ha recomendado atender la materia de responsabilidad social con una fuerte vinculación con la comunidad, el desarrollo de proyectos de responsabilidad social, promoción del desarrollo social en las áreas involucradas, así como el mantener la accesibilidad a los territorios y el apoyo a los habitantes que realicen sus actividades en el campo, como la agricultura o ganadería.

[b]Proyectos productivos[/b]

El libro presentado en la Universidad Marista, en el que colaboran las organizaciones Alianza MéxicoREDD+, The Nature Conservancy, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés), Biosakbé, la Kellogg Foundation, la Fundación Alfredo Harp Helú y la Fundación Claudia y Roberto Hernández, muestra 18 proyectos exitosos en la Selva Maya, en los que participan las comunidades para atender aspectos de la conservación en distintos enfoques, como el turístico, forestal y empresarial.

Los 18 proyectos apuntan a cinco categorías: agricultura y ganadería sustentable, uso sostenible de recursos forestales, restauración del paisaje forestal, proyectos productivos comunitarios y monitoreo de biodiversidad y conservación. Los casos son a largo plazo, lo que permite un amplio análisis de las necesidades y las estrategias en las comunidades, a través de una visión holística con esquemas de producción y gobernanza.

Uno de los casos exitosos es el de Ecude-cooperativa, que promueve la miel peninsular en el mercado internacional, que hoy exporta el 98 por ciento de la producción de manera directa a Europa, con altos estándares de comercialización de miel orgánica. Antes de iniciar el proyecto, la cooperativa tenía como objetivo acortar la cadena de valor para que un mayor porcentaje del precio final fuera directo al productor, evitando los intermediarios.