Más de 500 toneladas de basura diaria terminan en la calle, tiraderos y océanos

Especial: Por una cultura de reciclaje

Más de 500 toneladas diarias, 30 por ciento de la basura generada en Yucatán, termina en los océanos, calles, o en tiraderos clandestinos, reveló Alejandra Ramos Jaime, fundadora del movimiento ecologista La Solución Soy Yo. 

Para la activista, el problema no son los plásticos, sino la falta de cultura de reciclaje, y los espacios infraestructura para darles un nuevo a estos residuos, y las políticas prohibicionistas terminan siendo un ecocidio, indicó Alejandra Ramos Jaime, fundadora del movimiento ecologista La Solución Soy Yo. 

“El problema de la contaminación en los mares, océanos y las calles es resultado de una mala administración y manejo de la basura y sucede no solo por la mala disposición de botellas o bolsas de plástico, sino también por pañales, baterías, desechos electrónicos y metálicos”, subrayó la especialista. 

De acuerdo con datos expuestos por la especialista, en Yucatán se producen 2 mil 016 toneladas de basura diaria, de las cuales se recogen diariamente mil 487 toneladas; lo que indica que el promedio de cobertura de la entidad en la recolección de basura es de 70.83 por ciento, es decir más de 30 por ciento acaba en la calle, en los océanos, o en tiraderos clandestinos.  

La embajadora de la Fundación para la Educación Económica, advirtió que la prohibición al plástico no traerá beneficios y representa un ecocidio, pues es el material más ecológico y económico en comparación con el cartón o las telas; además de que nos distrae del problema real de la mala gestión, reciclaje y reaprovechamiento de residuos en Yucatán, Quintana Roo y en México en general.  

La experta ambiental indicó que estas acciones nunca se  analizaron a profundidad las consecuencias y costos ambientales, considerando que el material es la mejor alternativa ecológica, ya que en su fabricación se utiliza menos recursos naturales, en comparación a las bolsas y empaques de cartón y tela. “Una bolsa de papel debe ser utilizada al menos siete veces para ahorrar el impacto ambiental de su fabricación con respecto a una bolsa plástica; una bolsa de tela debe ser utilizada más de 350 veces para compensar el impacto ambiental”, subrayó.  

Para su fabricación, agregó, se requiere le uso intensivo de agua, de energía eléctrica contamina más, emisión de gases efectos invernadero, entre otras cosas. 

No obstante, el plástico ayuda a reducir en cinco veces el uso de agua; en dos veces, fuentes de energía no renovable; en tres veces, la emisión de gases de efecto invernadero; requiere 70 por ciento menos de energía para fabricarse y consumen 96 por ciento menos de agua que las que se usan para fabricar bolsas de papel. 

Además, prohibir el plástico, sólo desvía la atención del problema raíz: las falles en el sistema de recolección residuos, ya que la gran mayoría terminan siendo desechos incorrectamente, en las calles, alcantarillas, áreas verdes, que forman tiraderos clandestinos o terminan en los océanos.  

En Yucatán, según datos del Censo Nacional de Gobiernos Municipales y Demarcaciones Territoriales de la Ciudad de México (2017), del Instituto  Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), se han identificado   355 tiradero clandestinos, en 51 municipios.  

A su vez, dijo que el plástico, en todo el país, sólo representa 11 por ciento de todos los residuos, y en específico las bolsas de este material representan el uno por ciento, entonces “estamos ignorando el problema verdadero, al no prestarle atención a cómo estamos desechando y no aprovechamos los residuos”, precisó.   

No debemos ver ni plásticos, ni otros residuos, llantas, colillas de cigarro, aluminios,  en el medio ambiente,  pero es más fácil prohibir un material que tener la responsabilidad de reciclar,  erradicar los tiraderos a cielo abierto, sancionar severamente a quienes contaminan, hacer cumplir las normas de  separación de basura, sentenció la especialista.. 

“Los ciudadanos deben de exigir el cumplimiento de las normas ambientales y el establecimiento de un mejor marco institucional que prevenga la contaminación, y abandonar la visión polarizada que etiqueta al plástico como algo malo, mientras etiqueta a los sustitutos como algo bueno, concluyó.

Edición: Elsa Torres