Mercado demanda henequén, no hay producción

Juan Matú Chalé / Notimex
Foto: Fabrizio León Diez
La Jornada Maya

23 de marzo, 2016

El cultivo del henequén, antes conocido como “oro verde” por haber sido el principal producto del estado y cuya exportación, en el porfiriato, hizo de esta entidad una de las más ricas de México, enfrenta dos limitantes hoy día: la falta de relevo generacional y de superficie cultivable.

En ese sentido, el director de Agricultura de la Secretaría de Desarrollo Rural (Seder), Luis Novelo Piña, recordó que durante el siglo pasado, la producción de henequén básicamente era para el mercado de exportación a Estados unidos y Europa.

Empero, la presencia de la fibra sintética provocó la caída de la actividad e inhibió el interés por el cultivo.

Destacó que existe un interés creciente en los mercados internacionales por retornar al uso de la fibra natural para evitar la producción de fibra sintética, por el alto costo ambiental de ésta, lo que abre un nuevo panorama para el agricultor.

En la actualidad, apuntó, la República Popular de China cuenta con una superficie de cultivo que se estima oscila entre las 30 mil a 40 mil hectáreas, pese a ello, es una nación con una alta demanda de fibra de henequén.

A pesar del auge, indicó que es “una actividad dura en el trabajo, sin rentabilidad, sin superficie para cultivar y quienes aún se dedican a fomentarla responden más a una idea de no dejar que los tres a cuatro hijuelos o vástagos de la planta se pierdan.

Abundó que los productores de henequén son de edad avanzada. El más joven tiene 50 años y lamentablemente el cambio generacional no se da. Los hijos no quieren dedicarse al cultivo del agave, pues hay muchas oportunidades para continuar sus estudios.

“Cualquier persona, por muy apartada que esté su comunidad, si quiere estudiar no tiene problema; lo puede hacer, pues hoy hay muchos tipos de becas”, aseveró.

Lo irónico, acotó, es que “gracias al henequén muchos jóvenes concluyen una carrera profesional y se van a trabajar a Cancún, y como dice uno de los productores, cuando me vaya, creo que mis hijos van a vender esos terrenos de cultivo”.

Refirió que, al reducirse la superficie y no sentirse arropado por el Fideicomiso Henequenero, antes Banco Agrario, que se encargaba de la adquisición y pago de la fibra, los grupos de productores henequeneros fueron “perdiendo interés, ante la falta de viabilidad y rentabilidad”.

La zona henequenera, explicó, estaba formada por 60 municipios que se ubican alrededor de la capital del estado -unos 70 a 80 kilómetros a la redonda- hasta concentrarse en la actualidad básicamente en 38 municipios con apenas tres mil productores henequeneros “de sangre”, es decir, por amor a la actividad.

En 1978, ante la llamada crisis del sector, el gobierno local creó un programa de alternativas económicas para la zona henequenera, capacitándolos para la pesca en la mayoría de los casos y en el mejor, diversificando la actividad y canalizando esfuerzos a la producción de cítricos.

Comentó que las localidades cercanas al litoral son ejemplos muy claros de cómo las plantas desfibradoras se desintegran y sólo quedan los grupos que llevan el cultivo en “la sangre”, en un área de apenas 3 mil 600 hectáreas, concentrándose en Motul, Izamal, Telchac, Baca, Dzemul, Tahmek, Suma, Tixkokob y Yaxcucul.

Novelo Piña enfatizó que estas 3 mil 600 hectáreas de cultivo -en diversas fases de fomento- se enfrentan a uno de los principales problemas productivos: "lamentablemente no ha habido un cambio generacional en la actividad henequenera”.

En el área del fomento, durante 2013 se estimó la siembra de 435 hectáreas; en 2014 fue de 340 y con la mejora del precio de la fibra, para 2015 se fomentaron 635 hectáreas, aunque éstas deben ser consideradas de “reposición”, que llegan a su fin. La producción del henequén, detalló, inicia al quinto o sexto año de siembra.

“En Yucatán -afirmó- pese a las limitaciones, la producción ha crecido: en 2013 alcanzó un volumen de 4 mil toneladas; en 2014 fue de 6 mil 228 toneladas y para 2015 fue de 6 mil 489 toneladas, pese a su semi abandono”.

Detalló que actualmente se paga en promedio el kilogramo de fibra a 13 pesos, más el peso que ofrece el gobierno del estado, lo que ha estimulado el interés por el cultivo, en especial de extranjeros que saben de las oportunidades de negocio con la fibra.

Con ella se elaboran costales, alfombras, hilo para envarado de tomate, artesanías, bolsos, asientos para automóviles, así como subproductos como licor de henequén, biodiesel y fertilizantes naturales, altamente demandados en mercados internacionales.

Apuntó que “nos enfrentamos a una nueva problemática, la falta de volúmenes de producción necesaria para atender la demanda exportadora, pues tan sólo una empresa local demanda entre 10 mil a 12 mil toneladas de la fibra para elaborar alfombras”.

Añadió que “si hablamos de mercados, están dadas las condiciones que permiten hacer resurgir la producción henequenera, pero la realidad es que entre el 60 y 70 por ciento de las superficie dedicada para el cultivo ha cambiado de vocación y hoy mucha de ellas se utiliza para desarrollar complejos habitacionales”.

“La producción de henequén continuará en tanto el productor esté vigente, se dé el cambio generacional, y el cultivo sea rentable y genere interés de los inversionistas privados, además, mejore el material genético y la producción inicie a los tres o cuatro años, en vez de seis como hasta ahora”.