Paul Antoine Matos
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya
21 de marzo, 2016
La bacteria [i]E. Coli,[/i] que se encuentra en heces fecales y es capaz de provocar diarreas y enfermedades gastrointestinales, está presente en los garrafones de las empresas surtidoras de agua purificada establecidas en Celestún, Río Lagartos y Progreso, así como en las comunidades aledañas, reveló Rubén Solís Mecalco, maestro en recursos naturales y desarrollo rural por el Colegio de la frontera sur, autor del libro [i]La calidad del agua y sus diversas implicaciones[/i], editado por Ecosur.
El texto, emanado de una investigación en conjunto con Sandra Solórzano Barcia y Tania Maldonado Sabando, se presentó ayer en la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (FILEY) 2016.
El investigador, egresado de la licenciatura de Biología marina en la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), establece que la contaminación acuífera de Yucatán, provocada por agroquímicos y heces fecales, provoca que los procesos de limpieza de las empresas de agua purificada en esos tres municipios sean insuficientes. A pesar que las autoridades estatales y municipales conocen la situación, permiten la distribución, denunció.
La situación sanitaria es una carga más a los pescadores, quienes a sus condiciones económicas y sociales adversas deben agregar las enfermedades gastrointestinales.
En niños menores de cinco años, es 6.8 veces más probable que adquieran las enfermedades relacionadas con la bacteria que quienes consumen agua sin contaminar, señaló. Al venderse como agua purificada, los consumidores no se sienten en la necesidad de limpiarla, pero, en realidad, no fue debidamente tratada por las empresas. Existen vacíos legales en las regulaciones para las embotelladoras y no hay períodos establecidos para verificarla.
Añadió que algunos dispensadores de agua en Mérida también han mostrado presencia de[i] E. Coli[/i]. Aunque no quiso especificar los nombres de las empresas que presentan esta situación.
Resaltó que el libro cuenta con un enfoque latinoamericano y una visión transdisciplinaria de la repercusión del agua en poblaciones costeras. El estudio también se realizó en la comunidad de Manta, Ecuador.
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