Carnaval

Paul Antoine Matos
Foto: Comunicación Social ayuntamiento de Mérida
La Jornada Maya

8 de febrero, 2016

La [i]heladez[/i] no fue impedimento para que, el sábado por la noche, la gente acudiera a Xmatkuil a disfrutar del Carnaval.

En la entrada, el visitante recibe los olores y sabores de cualquier parque de Mérida: los vendedores ofrecen sus golosinas, pero en esta ocasión están fríos. Por el clima, las papas y salchichas fritas adquirieron un desabrido sabor a congelado. También los policías fueron afectados por el norte; los pasamontañas pasaron a formar parte del uniforme reglamentario, dándoles un aspecto intimidatorio.

Un Xmatkuil reducido es lo que se vivió en Plaza Carnaval. El ayuntamiento de Mérida organizó las festividades y el recinto ferial, como desde hace dos años, fungió como epicentro del recorrido de los carros alegóricos, aunque con más actividades que las que ocurrían en Paseo de Montejo.

El derroche de sexualidad y alcoholismo que ocurría en años pasados en la principal avenida de Mérida cambió de sede. Los conductores de siempre recurren, como de costumbre, al sexismo y la vulgaridad: “A quien prefieren –pregunta uno en una tarima- ¿a Lorena o la Herrera?”, el otro responde “me la estás poniendo dura”.
En medio de una joya arquitectónica maya, una cara sobresale; parece ser Jabba The Hut, acaso el frío le permitió criogenizar a Han Solo. No, no es el emperador poderoso de [i]La Guerra de las Galaxias[/i], es Jacarandoso I.

Soberanos y soberanas, Jacarandoso I, oficialmente Rey Feo del Carnaval de Mérida en dos ocasiones, honorario desde hace una veintena de años, hace su aparición: ¡levantaos! El último vestigio de que el Carnaval fue alguna vez de los meridanos, saluda a todos sus súbditos, aunque con un gran esfuerzo se mueve del interior de su traje, que asemeja a la pirámide de Kukulcán.

Las primeras comparsas de niños se mueven como el Pípila rumbo a la Alhóndiga de Granaditas. A su espalda cargan una gigantesca cola multicolor, imitando a los pavorreales; con la[i] heladez [/i]y el peso, sufren su propio martirio, acaso representan el inicio de un viacrucis que concluirá en 40 días, en Jueves Santo.
Al pasar, las bailarinas saludan a familiares y amigos entre el público, el cual está cubierto de piratas, hooligans, mariachis y luchadores. Besos y abrazos interrumpen los pasos de baile, pero no importa, las sonrisas lo compensan.

Entre los personajes del público uno destaca, el Rey Mysterio. Ídolo mexicano en la lucha libre estadunidense. Llegó a Mérida para el Carnaval, de una manera tan modesta que se toma [i]selfies[/i] con alebrijes y monstruos por igual.

Los superhéroes pasan y enfrente de Rey Mysterio, un grupo de jóvenes ovaciona a Flash, que no corrió a su velocidad acostumbrada: “Flash, Flash, Flash”, gritaban. Minutos después, una persona con disfraz de cerdo pasó por el derrotero: “Peppa, Peppa, Peppa”, volvieron a corear.

De una calle a la otra: los jóvenes y el luchador se unieron. “Rey Mysterio, Rey Mysterio, Rey Mysterio”, gritaron los del frente, el héroe del cuadrilátero les dijo “al terminar nos tomamos una foto”, a ellos sólo se les ocurrió de la forma más luctuosa posible, “Perro Aguayo, Perro Aguayo, Perro Aguayo”.

Algo que ha destacado Mauricio Vila Dosal en su gestión como alcalde de Mérida es la inclusión de las nuevas culturas y las tradiciones de la ciudad. Un grupo que más ha arribado a la capital en los últimos años son los [i]snowbirds[/i] de Estados Unidos quienes en el carnaval seguramente se sintieron en el corazón de Nueva York. Como si se tratara de la Quinta Avenida en[i] Thanksgiving[/i], muñecos inflables flotaron sobre las cabezas de los asistentes, un panda, un perro y hasta una Catrina bailarina se elevaban hacia las estrellas, para después rebotar contra el piso.

No sólo era el Día de Acción de Gracias neoyorquino. Una camioneta Hummer participaba en el desfile. En su interior se distinguía a extranjeros con cuentas sacadas del [i]Mardi Grass[/i] de Nueva Orleans.

Grupo Modelo hizo su aparición. Seis carros alegóricos se movieron “al ritmo del tunkul”, uno de ellos contaba con demostración de una fábrica de cervezas, con botellas que giran en una banda corrediza y silos para guardar granos. La Cervecería Yucateca presente en el carnaval de Mérida, gran estrategia para destacar su retorno a la entidad.

La Independencia Cervecera de Yucatán también acudió a la fiesta. Finalmente, Cerveza Patito consiguió un espacio en Xmatkuil, como dice el refrán “el que no grazna no mama”; ¿o cómo era?

Bikinis que no protegían del frío a las mujeres que los portaban eran presumidos en el derrotero, liderados por la voluptuosa Lorena Herrera. Las prendas diminutas sólo se vieron en los carros alegóricos, porque el público estaba formado en gran parte de familias, aunque tanto hombres como mujeres quedaran atónitos observando los bailes de la comparsa brasileña.

Tampoco el olor a vómito se presentó en este carnaval, ni la cerveza fluyó como lo hacía en ocasiones pasadas. Muy amigable para los niños, casi todos recibieron algún regalo, como galletas o vasos. Los más pequeños sonreían al ganarse uno de ellos, saltando y atrapándolos en el aire.

Finalmente apareció Michael Jackson… sin música de Michael Jackson. Una gran construcción del carro alegórico fue opacada por canciones modernas, que ni siquiera le llegan a los talones, elevados por el [i]Moonwalking[/i], del difunto [i]Rey del Pop[/i].

El frío seguía ahí, pero el calor corporal de los asistentes logró que pasara desapercibido. También así ocurrió después, cuando una muchedumbre ingresó al concierto de Gloria Trevi.