Entrevista con Patricio Patrón

Paul Antoine Matos
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

3 de febrero, 2016

La tala de los mangles en Tajamar pudo haber estado acorde con los permisos que les otorgaron, con base en una ley permisiva y manoseada; aún así, la condicionante de cuidar la fauna, claramente no fue respetada, manifestó Patricio Patrón Laviada, ex procurador federal de Protección al Ambiente.

Entrevistado por [i]La Jornada Maya[/i], el también ex gobernador de Yucatán, quien fungió como titular de la Profepa entre 2008 y 2011, durante el gobierno del expresidente Felipe Calderón Hinojosa, declaró que el caso de Tajamar es “una tragedia del mangle y de las leyes mexicanas”.

Al hacer un breve recuento de la historia legislativa más reciente en la materia, Patrón Laviada calificó de “muy positivo” lo publicado a principios de los años 2 mil por el entonces presidente Vicente Fox Quesada en cuanto a la protección de esas zonas vegetales, pues sus principales efectos beneficiaban a la península de Yucatán, “debido a que cuenta con el 80 por ciento del mangle del país; sólo Quintana Roo tiene el 30 por ciento a nivel nacional”.

“Tras la aprobación, fuertes resistencias y presiones se ejercieron sobre esas leyes, especialmente en Quintana Roo, promovidas y encabezadas por el ex gobernador Félix González Canto y el entonces director del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), John McCarthy”, reveló.

“Todos los gobernadores, cuyos estados cuentan con costa, firmaron un documento para evitar la publicación de las leyes, liderados por Félix González, excepto yo, que me negué; eso me valió un fuerte pleito con él”.

Sin embargo, la presión rindió frutos: en 2005 se estableció un adendum de terror a las leyes que destrozó su sentido original, al permitir la permuta, hectárea por hectárea, del mangle; es decir, si se talaban 10 hectáreas, éstas podrían ser reforestadas en cualquier otro lugar, sin que necesariamente fuera esa especie vegetal.

“El mangle tiene una especificación extra, no es zona forestal común. El 99 por ciento del mangle crece en lugares en donde en algún momento llega la marea salida; básicamente es la misma definición de lo que son terrenos de la Nación, que son inalienables, por lo que no debería haber desarrollos en mangle. Pero la corrupción y las contradicciones del país, permiten que se construya en terrenos con mangle”, lamentó el ex funcionario público, y acusó “días antes de que esa ley fuera modificada, Fonatur autorizó la venta de terrenos a privados a un precio muy bajo, lo cual resulta sospechoso; la Ley General de Vida Silvestre es la razón por la que Calderón Hinojosa no metió a la cárcel a John McCarthy. “Las instrucciones del presidente, me consta, eran darle en la madre a todos esos”.

Aunque el ex gobernador de Yucatán se arrepiente, en parte, de apoyar la ley, debido a que la redacción del artículo 60 TER es confusa: “Queda prohibida la remoción, relleno, trasplante, poda, o cualquier obra o actividad que afecte la integralidad del flujo hidrológico del manglar; del ecosistema y su zona de influencia; de su productividad natural; de la capacidad de carga natural del ecosistema para los proyectos turísticos; de las zonas de anidación, reproducción, refugio, alimentación y alevinaje; o bien de las interacciones entre el manglar, los ríos, la duna, la zona marítima adyacente y los corales, o que provoque cambios en las características y servicios ecológicos. Se exceptuarán de la prohibición a que se refiere el párrafo anterior las obras o actividades que tengan por objeto proteger, restaurar, investigar o conservar las áreas de manglar”, señala dicho artículo.

Patrón Laviada afirmó que “entre la mala redacción y una Semarnat que decidió no meter las manos, el 60 TER es brutal, dice que no se puede tocar nada, con la condicionante que afecte el flujo hidrológico”.

-¿Se refiere a que debía haber un equilibrio entre el cuidado del medio ambiente y el desarrollo para la gente?

“Cualquier ley que dice ‘no puedes cortar’ es una vacilada. Sobre el impacto ambiental hay que entender que cualquier acción humana tendrá un efecto negativo en la naturaleza; lo que hagamos. Entonces es ver el costo-beneficio, los beneficios económicos y los costos ambientales, y el cómo minimizarlos. Si genera mayor riqueza económica o social te permitirá causar más daño”, indicó.

-En ese sentido, de beneficio económico y social contra el impacto ambiental, considera que el proyecto de Tajamar beneficiará al entorno.

“No lo creo. Fui de los promotores que no firmó la carta en contra de la Ley del Mangle; era mucho más valioso que los edificios que se puedan levantar; pueden construirse en otro lado, no sobre el mangle. Por otro parte, asumo que la laguna de Nichupté es una zona muy impactada; declararla reserva ecológica fue un error, así lo dije frente al Presidente de la República, aunque me quise lucir diciendo que Fox la declaró, fue Calderón. Lo dije porque sentía que Cancún estaba impactado”.

“Como Profepa, hicimos un programa de conteo de cuartos; el número de habitaciones estaba excedido. Recomendamos a la Semarnat y ahí agarramos un pleito a muerte con el secretario. Apenas me salí desconocieron el estudio, la Profepa no es autónoma de la Semarnat. El ordenamiento dice que sólo puede haber 30 mil cuartos de hotel y había 37 mil. Había terrenos con el derecho legítimo de crecer, para construir 400 o 500 cuartos, pero por actos de corrupción se rebasó”.

“El área de Cancún está manoseada porque valen fortunas los terrenos. En el Caribe, el valor de construcción por cada cuarto de hotel estaba entre 50 mil y 100 mil dólares. Por ejemplo, los hoteles Riú, en la época de Fox, fueron un exceso, pero se llegó a un acuerdo, mediante una mordida oficial de cinco millones de dólares, dinero que ingresó al gobierno para arreglar la Laguna Bojórquez, que es otro drama ecológico”.

“La sociedad mexicana no está lista para ver que se derribe algo, y mientras no sea ilegal estamos muertos. Tuve una experiencia en Tulum donde derribaron un edificio, pensé que era mi momento de gloria. Pero fue el período de desencanto, cuando peleamos con Roberto Palazuelos. Presentamos ante la prensa las fotos del derribo y los periodistas preguntaron por qué si vale mucho dinero, al día siguiente ningún medio publicó nada. Fue un día de decepción. Ese día dije: estamos jodidos mexicanos, incluso los altos ambientalistas comprometidos con el tema”.