Ganso Azul "te quita la venda de los ojos" para cumplir cualquier meta

Texto y foto: La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Jueves 25 de octubre, 2018

“Fácil no es; imposible tampoco”, refiere Ana Rosa Castillo sobre el empoderamiento de las mujeres, tanto a nivel laboral como familiar.

“Realmente el rol de una mamá o de una mujer en la casa es muy diferente al de un hombre y si trabaja tiene doble responsabilidad”, afirma la empleada de Ganso Azul, desde hace 16 años.

“Nos cansamos más, pero trabajas feliz, porque es algo que te gusta”, añade.

Por su parte, Miriam Aragón enfatiza que en la empresa maquiladora, en donde labora también desde desde hace 16 años, se le dan las posibilidades para ser una mujer independiente. “Para mí, lo más padre es no tener que pedirle a tu esposo, ser autosuficiente. Si quieres compartir ropa, no tienes que pedir; si quieres zapatos, te compras los que tú quieras”.

“Todo se puede cuando uno quiere; la cosa es que tengas las ganas de hacerlo y ponerte las pilas. Hay mujeres que le tienen miedo a esos retos y a poder cumplir con su trabajo y la casa; miedo de dejar a los hijos, pero dejarlos también hace que ellos aprendan a ser responsables e independientes”, refiere Ana Rosa.

Finalmente, Gloria Canul subraya que sólo es dar el paso y quitarse el temor.

Estas tres mujeres tienen algo en común, son líderes de una familia y de un equipo de trabajo; aquí nos cuentan sus historias.

[b]Mujeres al frente de un equipo[/b]

“Hemos aprendido a ser líderes; las tres nos conocemos desde antes y hemos superado muchas barreras. Nos han preparado, desde liderazgo hasta motivación, porque no es algo que trajimos de nuestra casa”, cuenta Miriam.

Las entrevistadas ocupan el puesto de supervisoras de línea, y entre las habilidades que han desarrollado, resaltan el manejo de sus emociones y carácter, ya que desde el lugar del líder afirman que se debe mantener una postura neutral, capaz de relacionarse con cualquier tipo de personalidad.

“Tu carácter va cambiando y aprendes a tratar a la gente. Tenemos que saber cómo acercarnos, hay unos que quieren que los escuches, que los apapaches; y hay a quienesles gusta que les hables fuerte para que te puedan entender”, señala Ana Rosa.

Ante todo, dice Gloria, “tienes que ser neutro, no puedes llegar y gritar. Aprendes, antes que cualquier cosa, a escuchar”.

Miriam comenta “lo que más he aprendido es a ser tolerante, porque te enfrentas a diferentes tipos de carácter”.

La labor de los supervisores de línea es primordial para la guía del equipo de trabajo. “Nosotros los motivamos para que trabajen y ellos alcancen las metas que se les ponen en el día o a la semana”, detalla Ana Rosa.

“Somos líderes, dirigimos a la gente para cumplir las metas, pero también para alcanzar la calidad”, agrega Miriam.

Las habilidades para el liderazgo, coinciden, son producto de años de experiencia, pero también gracias a cursos de capacitación implementados por la empresa, con los cuales han potencializado sus capacidades.

“Acá nos han preparado para ser buenos líderes. Cobramos experiencia con el tiempo, pero aquí nos han preparado mucho para llegar a serlo, acentúa Miriam.

Ella cuenta que ha pasado por varios puestos, de tal forma que conoce el trabajo de la gente que tiene a su cargo, lo que le permite tener una mayor empatía. La estrategia de trabajo es apoyar a los empleados, “yo he estado en costura, entonces me pongo en el lugar de los operarios. Siempre hay que tener paciencia y tolerancia”.

[b]Motivación[/b]

Una parte fundamental que mantiene motivadas a las trabajadoras son los logros que la empresa facilita, tanto en lo profesional como en lo familiar.

“Aquí empecé cuando mi hijo tenía 6 años, ahorita tiene 22 y acaba de recibirse, gracias a este trabajo”, cuenta Ana Rosa.

Por su parte, Gloria comparte: “He logrado sacar adelante a mi hija, con las prestaciones. Tengo seguridad en mi trabajo”.

En su experiencia, Miriam cuenta que “después de 15 años, hacemos lo que nos gusta. Es una empresa que te aporta día a día, se va renovando y nosotros nos vamos adaptando a los cambios, siempre para mejorar”.

[b]Estabilidad y seguridad[/b]

Estabilidad y seguridad son dos aspectos que resaltan las entrevistadas.

“Si yo no estuviera en Ganso, estaría de un trabajo a otro”, dice Miriam, quien reconoce que la rotación laboral en Yucatán es alta. “Veo que mucha gente se quita de un lado -porque cierran, porque no pagan, por los horarios, los sueldos-, y no conozco a gente que tenga muchos años en un mismo trabajo”.

“Soy ama de casa los fines de semana, pero me gusta trabajar”, afirma Ana Rosa.

“Yo no me veo en mi casa, me veo trabajando siempre, y no veo allá afuera la estabilidad que me dan acá”, sostiene Gloria.

[b]Una empresa con espíritu humano[/b]

El trato que Ganso Azul tiene con sus empleados es muy humano. Ana Rosa confiesa: “hace 6 años padecí cáncer y acá me apoyaron. Estuve cuatro meses fuera de la planta -además de contar con seguro que te da incapacidad- por una operación delicada, y cuando regresé me consideraron cuando estuve convaleciente. Ahora, con las citas médicas, que son a cada rato, nos dan la facilidad de salir, nos dan permisos por horas. Eso, no en cualquier lado.Siempre ha sido muy humanos, siempre consideran a todo el personal”.

Por su parte, Gloria comparte que también atravesó por una situación médica delicada al someterse a una operación a corazón abierto hace 13 años. “Un día ya no regresé, no sabían nada de mi, y empezaron a averiguar. No sabían que tenía un problema en el corazón, porque de repente nos tuvimos que ir al hospital”, recuerda. De la mano de estas historias, las tres mujeres concluyen que Ganso Azul te quita una venda de los ojos para demostrarte que lo que pensabas que no podías lograr, es posible.“Luchen siempre, miren hacia delante viendo su objetivo, sin mirar atrás, pueden lograrlo”, señalan.