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Romina A. España Paredes
Foto: Marco Peláes
La Jornada Maya

Lunes 27 de junio, 2016

Este mes de junio conmemoramos el nacimiento del poeta, narrador, ensayista y traductor, José Emilio Pacheco Berny (1939-2014), uno de los escritores más importantes de la literatura mexicana del siglo XX. Su poesía y su narrativa, aparentemente coloquiales y sencillas, han logrado la difícil tarea de atraer a sus lectores dentro de universos en los que surgen profundos cuestionamientos sobre la vida, la muerte, la niñez y la realidad.

Su vasta obra abarca los géneros de la poesía, la narrativa, el ensayo y el periodismo. Ejemplos de su quehacer poético son Los elementos de la noche, No me preguntes cómo pasa el tiempo, Los trabajos del mar, Miro la tierra y Ciudad de la memoria. De su narrativa destacan las novelas Morirás lejos y Las batallas en el desierto, así como sus libros de relatos El viento distante, El principio del placer, La sangre de Medusa y otros cuentos marginales. Cada uno de sus textos está marcado por la laboriosa perfección de la reescritura, evidente en las numerosas reediciones de sus libros. Me detengo, en esta ocasión, a hablar acerca de las innovaciones que este autor realizó a la literatura fantástica mexicana.

Algunos de sus críticos, como Rafael Olea Franco, han destacado que entre los aportes de Pacheco al género fantástico se encuentra la yuxtaposición de los planos de la realidad y la ficción. Este ejercicio narrativo desdibuja, a los ojos del lector, los propios límites que definen a la literatura. ¿Qué es realidad y qué es ficción? A esta innovación estructural que Pacheco explora en cuentos como La fiesta brava y Tenga para que se entretenga, se suma la profundidad de sus reflexiones sobre el tema de lo fantástico.

Lo fantástico cobra vida en los relatos de Pacheco en los momentos de incertidumbre que sus personajes y lectores experimentan ante acontecimientos extraños. Eso es lo que Tzvetan Todorov definió como “el tiempo de la incertidumbre”, en el cual tiene lugar la “vacilación” entre una explicación natural y sobrenatural de un fenómeno extraordinario. Lo interesante en el planteamiento de Todorov es que, para él, no es sólo la vacilación del héroe lo que da vida a lo fantástico, sino también la del lector.

Lo que los relatos de Pacheco revelan a sus lectores, una y otra vez, es que el horror y lo extraño habitan la vida, que los fantasmas y los monstruos existen, están entre nosotros, y tienen las dimensiones de nuestros miedos, entre ellos: la humillación, el fracaso, la muerte y el olvido. De este modo, lo que se oculta detrás de la inocencia, el entretenimiento, lo cotidiano y la naturaleza, son las historias de la muerte, la locura, la violencia y la soledad.

Nada es lo que parece, como podemos leer en su libro de cuentos El viento distante, publicado por primera vez en 1963, donde Pacheco narra el horror en lo cotidiano. Este horror es la ruptura de la estabilidad, el trastrocamiento del orden y de los límites de lo posible o, peor aún, de lo deseable. Para Pacheco, es en la develación de lo aparente donde se esconde el verdadero horror. De ahí la vacilación del lector por intentar descubrir el misterio, de buscar en el desenlace la explicación de aquello que genera angustia o desconcierto a los personajes. Esto sucede en el cuento Parque de diversiones, en el que, detrás de la apariencia festiva de este espacio, se esconde un historia de venganza y de violencia entre los animales en cautiverio, demasiado parecidas a la de los humanos. Lo que el lector descubre es que el horror se encuentra entre nosotros.

Los extraordinarios relatos fantásticos de Pacheco develan los fantasmas y los monstruos ocultos de la vida. Tal vez para reconocer lo fantástico y el horror de lo cotidiano solamente tendríamos que observar más de cerca las ferias temporales, las notas periodísticas, el zoológico de la ciudad o los recuerdos de nuestra infancia y juventud. El propio Pacheco decía, “lo más evidente es lo más misterioso”. Sus cuentos fantásticos dan rostro a los fantasmas y los monstruos ocultos de la vida, del día a día, algunos de los cuales forman parte de México y su historia. En el cuento Tenga para que se entretenga de la colección de relatos El principio del placer, donde se narra la historia de la misteriosa desaparición de un niño en el parque de Chapultepec, Pacheco escribe con ironía: “en México siempre que se busca un cadáver se encuentran muchos otros en el curso de la pesquisa”.

Con su característica nostalgia y pesimismo esperanzador, la obra de Pacheco ha desafiado el entendimiento humano de la vida y las profundidades más vulnerables de los sujetos. Aquellas que escondemos cotidianamente debajo de la cama, en la oscuridad, a varios metros bajo tierra, en una mentira, en el olvido, en el saludo de todos los días o, simplemente, como lo hiciera este escritor, ganador del Premio Cervantes 2009, en miles de sus letras y palabras que, como él decía, al leerlas se vuelven nuestras. Sin duda, la huella de su obra permanecerá eternamente con nosotros.

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Mérida, Yucatán


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