Paul Antoine Matos
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Jueves 22 de junio, 2017

El rostro del Centro Histórico de Mérida y el Paseo de Montejo ha cambiado en una década, tras perder color en el medio siglo anterior. Después de ser un espacio más comercial, y la destrucción de casonas de la época henequenera, los propietarios y empresarios decidieron rescatar el patrimonio arquitectónico de la ciudad.

Los negocios se apoderaron de los antiguos barrios, mientras sus antiguos habitantes dejaban sus casas y sólo unos cuantos se quedaron a vivir. El tiempo terminó por afectar las casonas abandonadas, que alguna vez fueron residencia de las familias acaudaladas de Yucatán, pero recientemente una nueva ola de inversiones en la zona provocó su recuperación y, con ello, la del patrimonio arquitectónico.

En la entidad no existe una regulación para evitar el abandono y deterioro del patrimonio cultural edificado, arquitectónico e histórico de Mérida, por lo que los dueños de los predios muestran un desinterés por el mantenimiento y la conservación. En muchos casos estas propiedades llevan años sin pagar los impuestos correspondientes, como el predial, pero tampoco las autoridades los obligan a ello.

Sin embargo, hay muestras de rescates exitosos, a través de inversiones importantes, que provienen de la iniciativa privada, como Rosas y Xocolate, el parque de Santa Lucía, entre otros. Estos proyectos han detonado un interés por invertir en las zonas históricas de Mérida, ya que sí es posible generar una dinámica positiva por medio del atractivo natural que contienen el Paseo de Montejo y el Centro Histórico.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en 2014 existían 501 predios en riesgo o estado ruinoso, de 5 mil 600 existentes en la zona de monumentos. Luego que autoridades estatales y municipales exhortaron a sus propietarios a trabajar en su recuperación, hoy sólo seis mantienen esa categoría.

Esos seis son: el número 502 de la calle 47, el 505 de la 48, el 394ª y el 425 de la 65, el 548ª y el 556 de la 52.

[b]Maridaje perfecto[/b]

Según Eduardo López Calzada, delegado del INAH en Yucatán, la labor de conservación es exitosa debido a que las autoridades, empresarios y propietarios tienen un “maridaje perfecto” en cuanto al objetivo de hacer del centro y Paseo de Montejo una zona más atractiva y rentable para invertir.

Para el funcionario, durante las décadas de 1970 y 1980, el crecimiento de Mérida provocó que se construyeran casas en otras zonas como la colonia México o Itzimná, que se creía podrían resolver necesidades, pero no lo hicieron.

López Calzada comenta que durante esa época las leyes para la construcción de nuevos edificios eran más laxas, por lo que se cometieron agravios que resultaron en la pérdida del patrimonio arquitectónico de Mérida.

Eso provocó que el centro careciera de la importancia para la sociedad y las autoridades, por lo que su abandono generó insalubridad e inseguridad, agrega.

“Se abandonó el centro para la expansión de Mérida, pero hoy se recupera al retornar a la zona histórica, porque los dueños de los predios, ante el crecimiento económico de la ciudad, redescubrieron el beneficio de reutilizarlos”, afirma.

Las antiguas casonas se convierten en restaurantes, hoteles boutique o espacios para la organización de eventos sociales, lo que significa que los proyectos que resaltan la conservación son rentables, menciona el funcionario.

Que la zona sea de usos mixtos genera un Centro Histórico vivo y deseable, que se acompaña con el desarrollo económico y exponencial de Mérida, porque los propietarios encuentran mayores dividendos, afirma López Calzada.

“Es necesario poner en valor la conservación de la mano con las necesidades modernas”, manifiesta.

[b]Usar las tradiciones[/b]

El secretario de Turismo federal, Enrique de la Madrid, afirma que “es muy importante que se preserven las edificaciones tradicionales. Una manera de hacerlo es usarlas”.

Expresa que el turista también la arquitectura y los lugares bellos de las ciudades que visita y Mérida los tiene. Entonces se tiene “que tratar de conservar lo bello” sin imitar lo que ocurre en otras ciudades en las que se quita “lo bello a cambio de lo moderno, que puede ser no tan bello”.

Carol Kolozs Fischer, propietario del Hotel boutique Rosas y Xocolate, expresa que la recuperación de la zona histórica ocurre como parte de un fenómeno que se registra en Mérida, en el que el turismo adquiere una importancia de la que carecía durante la época de crecimiento de la ciudad.

“El crecimiento de Mérida ocurre por etapas y antes el turismo no era lo más importante, se vivía un estilo de pueblo. El dinero se generaba fuera de Yucatán, en lugares como Quintana Roo, y en la ciudad dormían los empresarios con sus familias”, menciona.

Pero, actualmente, el patrimonio histórico de Mérida se convierte en “el producto turístico más importante de Yucatán”, ya que la ciudad es un complemento importante para los sitios arqueológicos como Chichén Itzá y Uxmal, y los demás atractivos de la entidad, reconociendo que la mayor parte de los turistas pernoctan en la capital.

El parque de Santa Lucía, refiere, es una muestra de esa recuperación de los espacios históricos de la ciudad, al convertirse en un atractivo para el turista y el meridano, un lugar que por mucho tiempo se tenía en absoluto abandono.

El resultado de invertir en espacios como Santa Lucía es que se transforma en un lugar con una vida económica, cultural y sustentable.

Entre otros proyectos que son parte de la recuperación del Centro Histórico están los bares y centros culturales como La Negrita, La Fundación Mezcalería, La Rendija y Colibrí, entre otros, los cuales le otorgan una vida artística y jovial a esa parte de Mérida.

[b]Extranjeros, de cruceros a retiro[/b]

Una comunidad creciente en la zona histórica de Mérida es la de extranjeros que deciden quedarse a vivir en la ciudad, aunque sea durante la temporada invernal.

Para Carolina Cárdenas Sosa, directora de turismo y promoción económica del Ayuntamiento de Mérida, el origen de la presencia de los expats ocurre a principios del milenio, cuando los cruceros arribaron a Yucatán por primera vez.

“Los extranjeros descubrieron Mérida en el año 2000, al venir en cruceros. Cuando pensaron en retirarse, pensaron en Mérida”, asegura.

Después de que durante la gubernatura de Víctor Cervera Pacheco se ampliara y mejorara el Puerto de Altura de Progreso a 16 metros, su sucesor Patricio Patrón Laviada decidió continuar con el siguiente paso: la atracción de cruceros.

Carolina Cárdenas estuvo al frente de la Secretaría de Turismo con Patrón Laviada. La funcionaria indica que entre las acciones para promover a Yucatán se regalaron separadores de libros en los que se invitaba a los casi 3 mil visitantes por embarcación a retornar a la entidad. De los viajeros, 400 llegaban de pasadía a Mérida.

En ese separador se presentaban las opciones de aerolíneas y ciudades (Atlanta, Houston y Miami) para viajar a la ciudad. La invitación realizada durante ese sexenio generó que varios visitantes decidieran convertir a Mérida en su lugar de residencia al retirarse, añade.

[b]Recuperación involucró extranjeros[/b]

El INAH indica que entre 2013 y 2017 se realizaron 256 proyectos en la zona histórica con extranjeros involucrados, aunque por sus características de falta de residencia fueron hechos a través de bancos fiduciarios y fideicomisos.

Los proyectos que los extranjeros solicitan en su mayoría son autorización de obra para adecuación y remodelación integral del inmueble, mientras que los locales piden pintura en la fachada, menciona el INAH.

Saúl Ancona Salazar, secretario de Fomento Turístico, considera que “para los extranjeros Mérida ofrece tranquilidad, señorío, lo que permite que obtengan las propiedades y las mejoren”.

“El turista de segunda residencia quiere vivir la ciudad y una ciudad se vive en su centro, en la gente y los mercados”, indica.

“Mucho de darle vida a la zona histórica se le debe en parte a los nuevos residentes no yucatecos que compran propiedades, las remodelan y actualizan, al igual que locales con amplia visión y el rescate del patrimonio cultural de la ciudad para hacer nueva infraestructura”, manifiesta.

El presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (Canaco-Servytur) Mérida, Juan José Abraham Daguer, señala que “la llegada de gente que remodeló propiedades ayudó a que se pusiera de moda, en un círculo virtuoso con nuevas inversiones y proyectos exitosos”.

[b]Los últimos resquicios abandonados[/b]

Pero aún quedan espacios en abandono en el Centro Histórico de Mérida y Paseo de Montejo.

El abandono de los predios, considera López Calzada, se debe a problemas como litigios familiares, especulación inmobiliaria, dificultades económicas para restaurar y juicios de intestado, procesos que pueden durar hasta décadas, debido a que interviene una entidad externa a los propietarios.

Kolozs Fischer expresa que los edificios que se mantienen en abandono sobre Paseo de Montejo continúan así por “un problema de actitud” de sus propietarios, ya que están “secuestrados” por conflictos familiares y “gente complicada que se pelea con todo el mundo”.

Considera que, en lugar de quedarse sin alguna función, podrían ser vendidos y generar utilidades para sus dueños. Pero su abandono impide el desarrollo, por tanto declara que el gobierno debe tomar medidas para evitar esas situaciones.

Aunque aún existen, Abraham Dáguer considera que las “casas abandonadas poco a poco se usarán; son cada vez menos”. Su uso, apunta, será para que se adapten como hoteles, restaurantes y servicios para la zona que es el Centro Internacional de Congresos.

Un caso que menciona el líder empresarial es que en la zona norte del Paseo de Montejo se construirán dos hoteles, uno donde se encontraba el Vips y otro en el antiguo Consulado de Estados Unidos.

El titular de Sefotur lamenta que los edificios abandonados den una mala imagen a Mérida, por tanto se requiere que los tres niveles de gobierno, en especial el municipio, actúen en conjunto con el INAH y el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), que también tiene participación en zonas como la avenida Colón.

López Calzada expresa que la obligación de los privados y particulares es acercarse a la delegación para solicitar la intervención del predio para que se mejore, de acuerdo a las políticas de conservación que los mantengan vigentes y se adecúen con el desarrollo económico.

El INAH prepara una ventanilla única para que los trámites se simplifiquen y sean más rápidos, agrega.

Afirma que “la principal labor del INAH es la promoción de la conservación del conjunto arquitectónico. Se invita a los propietarios a conservar los predios, por lo que pueden acercarse a la delegación para pedir asesoría”.

Sin embargo, en la zona que conjunta también a la avenida Colón existen planes para generar proyectos como centros comerciales y hoteles que provocarían la destrucción del patrimonio arquitectónico de Mérida.

Recientemente una casa en la avenida Colón fue destruida por un empresario hotelero que no tenía permiso para hacerlo, pero la multa fue de apenas 18 mil pesos.

La avenida Colón no entra dentro del radio de “zona histórica” para el INAH, pero sí para el INBA, además de que el gobierno estatal y el municipal han resaltado que las casas de esa vialidad son importantes para la ciudad.

Aun así continúa la destrucción ilegal de predios que tienen un valor histórico en el patrimonio arquitectónico de esa parte de Mérida.

[b]Futuro[/b]

Con la construcción del Centro Internacional de Congresos se proyecta que la zona hotelera tenga un nuevo dinamismo para la economía y el turismo de Yucatán.

Para el delegado del INAH el reto permanente para la zona histórica de Mérida es que se conserve con la participación de todos los interesados, porque “en medio el objetivo común es la permanencia de las costumbres y tradiciones” a través de la convivencia y la inspiración.

Las necesidades son una mejor infraestructura y un acondicionamiento de los inmuebles para hacer la zona más cómoda para los visitantes, pero en el caso del centro también tendría que regularse la publicidad exterior y la conectividad vial.

Ancona Salazar enfatiza en que la zona histórica de Mérida necesita de una planeación que considere el aspecto urbanístico, de accesibilidad y peatonal. Considera que los servicios públicos municipales deberán reforzarse conforme al crecimiento de la población en la zona.

Kolozs Fischer expresa que el futuro en los próximos dos años tendrá un gran dinamismo con inversiones importantes, aunque entre los retos es que se genere una conciencia común para generar acuerdos definitivos que aporten a la infraestructura, los reglamentos que los organicen y tener una visión que facilite el desarrollo.

Cárdenas Sosa considera que los temas a abordar son el de la sana convivencia en los diversos comercios y viviendas del centro, por lo que el ayuntamiento trabaja en modificaciones al reglamento. Además se labora en proyectos de estacionamientos, bicicletas y mejoras de banquetas.

Abraham Dáguer augura que será un proceso largo pero que entre cinco y 10 años se realizará una inyección importante de dinero para consolidar la zona.

El centro de Mérida, el Paseo de Montejo y la avenida Colón recuperan la vitalidad de antaño con la participación de los empresarios, propietarios y autoridades.

Esa imagen remodelada de la zona histórica de la capital de Yucatán ocurre porque se permite que las inversiones se conjuguen con el patrimonio arquitectónico de la ciudad, el cual permite que los turistas reconozcan lo bello de Mérida.


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