Pobres de los pobres

Jesús Hernández Martínez
Foto: Infoqroo
La Jornada Maya

Miércoles 29 de noviembre, 2017

La polarización social, o socioeconómica, como dicen los especialistas, es un fenómeno mundial y al que Quintana Roo no es ajeno. Sin embargo, pudiera ser riesgoso en nuestra entidad si no se atiende a tiempo, pues, mientras crece la riqueza en el norte, crece también la pobreza en el centro y sur, sin que las autoridades encuentren alguna fórmula para un mayor equilibrio.

Quintana Roo es un estado muy rico dadas sus bellezas naturales que lo hacen atractivo para muchos; muestra de ello es que lo visitan al año en promedio 16 millones de personas de todos los niveles económicos y prácticamente de todo el mundo, que dejan una muy atractiva derrama económica, pero, y esto es lo irónico, un estado rico no debería tener familias pobres. Sin embargo, las hay y no son pocas.

De acuerdo con un reciente recuento oficial sobre los beneficios del turismo, en 2016 hubo una derrama de 242.7 millones de dólares y en la entidad ya operan más de cien mil cuartos de hotel, cuya ocupación es de cuando menos un 80 por ciento y en temporadas altas es mayor ese porcentaje; entonces Quintana Roo es un estado rico, pero con algunas familias pobres, muy pobres.

Es cierto que una buena parte de esa derrama se va al extranjero, a las manos de los propietarios de los grandes hoteles y demás infraestructura para la atención de los visitantes, pero aun así en la entidad se quedan muy buenas ganancias.

De acuerdo con el censo más reciente, Quintana Roo tiene un millón 529 mil habitantes; de éstos 665 mil enfrentan algún grado de pobreza y unos 125 mil pobreza extrema, es decir, miseria que en ocasiones les impide conseguir alimentos básicos para no pasar hambre.

Los datos no son exactos pues, aunque carecen de referencias, algunas autoridades relacionadas con asuntos demográficos creen que ya son cerca de dos millones los quintanarroenses.

Lo cierto es que, en algunos puntos de la zona maya (José María Morelos, Lázaro Cárdenas y Felipe Carrillo Puerto), varias familias viven al día sin alimentos suficientes. Lo mismo pasa en la comunidad de Kuchumatán, donde se asientan los guatemaltecos que huyeron de la guerrilla de su país y adquirieron la nacionalidad mexicana cuando, por voluntad propia, decidieron quedarse en México.

Algunos datos, no oficiales, señalan que cuatro de cada diez quintanarroenses enfrentan la carencia de algún satisfactor básico.

Esas carencias pueden ser: rezago educativo, deficientes o nulos servicios de salud, inseguridad social, espacios de vivienda y falta de alimentación.

Al municipio de Benito Juárez se le considera una demarcación rica pero, en Cancún es contrastante la zona de afluencia turística, con los cinturones de miseria que no han podido eliminarse, en parte por los asentamientos irregulares y el crecimiento poblacional que rebasa la capacidad del gobierno para dotarlos de los servicios básicos. Situación similar enfrenta Playa del Carmen en su periferia, y otros desarrollos turísticos.

Pero bueno, 2018 será un año de elecciones federales y tal vez algún candidato les lleve escuetas despensas a las familias más necesitadas, sin saber ni explicarles que, la democracia incluye mayor equidad en el reparto de los recursos.

[i]Chetumal, Quintana Roo[/i]
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