Katia Rejón
La Jornada Maya
Mérida, Yucatán
Lunes 15 de abril, 2019
Este 15 de abril iniciaron las vacaciones de Semana Santa y en el Gran Museo del Mundo Maya ya hay cinco pequeños esperando el recorrido guiado que forma parte del Mejen Paalal, un espacio lúdico y recorrido museístico dedicado al público infantil que desde octubre del año pasado ha recibido a 3 mil 454 niños y niñas.
Aunque el horario regular del Mejen Paalal son los fines de semana, en temporada de vacaciones, como ahora, abren todos los días excepto martes, de 9 a 13 horas, con un recorrido guiado a las 11 horas. En este lugar los pequeños aprenden a hacer tabletas de chocolate, bordado y a trabajar con barro.
“Es importante que los niños aprendan qué es un museo, que hay momentos de concentración y silencio, pero todo de manera amigable. Hoy por hoy algunos yucatecos desconocen su cultura y es más difícil comprender eso hasta que eres adulto”, explica Sara Velazco Loret de Mola quien coordina este espacio y otras actividades educativas en el museo.
Platica que cuando trabajaron con barro, muchos niños nunca habían tocado barro en su vida, a pesar de que es un elemento importante y abundante en la Península. En aquella ocasión el material, barro orgánico de Ticul, fue donado por la artista plástico Gerda Gruber. Posteriormente, muchos papás preguntaron dónde conseguir porque les había gustado mucho a sus hijos.
Además de las actividades, realizan un recorrido guiado adaptado a los pequeños. Velazco opina que en muchas ocasiones los recorridos de los museos tienen un guión no dirigido al público infantil, y difícilmente lo entienden. En este recorrido, la información está hilada en una historia o en cuentos para captar su atención, además de que dura aproximadamente media hora.
Quienes asisten a Mejen Paalal son niños de todas las edades, aunque las actividades están dirigidas a un público de entre 4 y 12 años, estudiantes de escuelas cercanas o que vienen como turistas con sus papás a Yucatán.
“La mejor manera de saber que un niño está feliz es cuando no se quiere ir. Y pasa muy seguido que no quieren irse, o vuelven”, agrega.
En el patio hay juegos tradicionales como la chácara en números mayas, “stop” con nombres de municipios de Yucatán, y otro llamado Kukulkán. Sara Velazco cuenta que este es uno de los favoritos, porque los participantes tiran dados y contestan preguntas de la cultura maya.
“Al principio no saben las respuestas, pero después los detalles se les van quedando y ya saben cuál es la moneda de los mayas, cómo se llama el dios del viento, o la vestimenta tradicional”, finaliza.
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