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Dalila Aldana Aranda
Foto: Infoqroo
La Jornada Maya

Martes 1 de octubre, 2019

El sargazo llegó a las costas del Caribe mexicano en 2015 y en los últimos tres años la cantidad aumentó. La prensa, los noticieros y la radio casi a diario emiten una nota sobre sargazo. Imágenes espectaculares de montañas de esta alga y hombres “limpiando” las playas impresionan, porque esa limpieza parece misión imposible e interminable. ¿Cuál ha sido la función y apoyo que ha recibido la comunidad científica para atender la problemática derivada de las arribazones de sargazo? ¿Se ha destinado un presupuesto para aportar soluciones desde la Ciencia? No es “limpiando” la playa que se resuelve el problema.

Hace cuatro mil 500 millones de años se formó la Tierra, apenas tres millones de años el primer homínido de nuestra especie se encontraba pisando la Tierra y tan sólo 30 años atrás inició una deforestación masiva de la Amazonia, y con ello erosión y descarga masivas de agroquímicos, pesticidas, herbicidas y metales pesados al océano a través del río Amazonas. El doctor Hu publicó en la revista Science (julio, 2019) la existencia de un gran cinturón de sargazo, con un tamaño de casi nueve mil km que abarcaba desde la costa oeste de África hasta Brasil, con una biomasa de 20 millones de toneladas métricas. El autor menciona que la química de los océanos ha cambiado y eso provoca que el crecimiento de esta alga esté fuera de control, con impacto ambiental a nivel planetario.

Llama la atención que México ha centrado la mayor parte de sus esfuerzos por no decir todo en la “limpieza” del sargazo, consistente en “tratar” de recogerlo para llevarlo a otra parte. El sargazo se está manejando como “basura” y no como una biomasa con posible potencial de obtener subproductos.

Uno de los grandes problemas planetarios es el destino de la basura generado en las ciudades. Los habitantes de la CDMX generan casi dos kg de basura al día, por arriba de lo recomendado por Naciones Unidas (600 gramos). Esto representa 13 mil toneladas diarias y 4.5 millones de toneladas anuales. Para hacer frente a este volumen, la CDMX cuenta con una infraestructura de 11 mil barrenderos, dos mil 600 camiones, 10 mil carritos y un millón de pesos al día para colección y transporte de basura (sin considerar salarios). Este volumen requiere a diario un espacio para recibirla equivalente a la superficie del zócalo capitalino (4.6 hectáreas) con una altura de tres metros para contener esas 13 mil toneladas.

En 2019, se habla que en Quintana Roo se recogían 500 mil toneladas de sargazo y de seis hectáreas acondicionadas con geomembranas para evitar los lixiviados y la contaminación del suelo y acuífero. Esa superficie podría recibir máximo 15 mil toneladas (tres por ciento de lo colectado) ¿Dónde están las 485 mil toneladas recogidas? ¿A dónde se las llevaron?.

A todos nos queda claro la importancia económica del Turismo para México y que gran parte de éste es de playa. Pero el problema del sargazo no se resuelve con levantarlo de la playa o del mar y llevarlo al otro lado de la carretera. Este trae contaminantes y en su proceso de descomposición produce sustancias tóxicas como ácido sulfhídrico, amonio, metales pesados, gran cantidad de plásticos y micro plásticos. Estos se incorporarán a la cadena trófica y más temprano que tarde el hombre va a consumirlos. El impacto del sargazo es complejo, no sólo afecta al turismo, sino tiene impacto en ecosistema arrecifal.

[b]Más daños que beneficios[/b]

Investigaciones preliminares llevadas a cabo por la Universidad de las Antillas francesas, arrojan los primeros elementos sobre cómo actúan las bacterias asociadas al sargazo en el agua, en condiciones aeróbicas (con oxígeno) y cómo lo hacen en la arena en condiciones sin oxígeno. En el primer caso, las bacterias producen sulfatos, sustancias no tóxicas que en la arena van a producir ácido sulfhídrico, ésta sí sustancia tóxica. Al hacer montañas de sargazo, lo único que conseguimos es acelerar la producción de ácido sulfhídrico. Se está “limpiando” al sargazo de manera errónea y produciendo más daño que beneficios.

La Cámara de Senadores organizó un Panel Nacional sobre Sargazo (19-20 de septiembre). A esta iniciativa se adhirió la SRE con su Dirección de Cooperación Internacional y el Foro Consultivo de Ciencia y Tecnología. Las intervenciones la comunidad académica mostró su experiencia, señalando que se tienen más preguntas que respuestas, y de ahí la necesidad de tener los recursos para mantener sistemas de monitoreo permanentes desde lo macroscópico con uso de información satelital-oceanográfica, hasta las comunidades microscópicas asociadas al sargazo.

Los especialistas coincidieron en la necesidad de llevar a cabo estudios en cooperación internacional y de contar con programas de divulgación sobre los océanos, en donde las Academias de Ciencias del Caribe y las direcciones de cooperación científica serán claves para permitir esta cooperación.

México debe contar con un observatorio nacional del sargazo que integre el trabajo y esfuerzo de los diversos actores, organismos e instituciones, además, es necesario tener la Bitácora Nacional Sargazo donde queden las acciones y resultados. Se señaló la necesidad de tener una normativa para la limpieza de del sargazo, su movilidad y disposición final para evitar la contaminación de acuífero y de la Tierra. México tendrá que invertir en una infraestructura ad hoc para el manejo del sargazo, desde la ropa de protección que deberá tener el jornalero, tipo de maquinaria, camiones y espacio para su disposición final. Estos sitios deben de estar certificados y las autoridades deberán tener el registro de lo que llega a estos sitios.

Enhorabuena por esta iniciativa del Senado de la República. Los investigadores mexicanos tenemos un gran compromiso por México y por nuestra sociedad, sin embargo, es importante señalar que, así como destinan recursos para “barrer” el sargazo, deben destinar recursos para investigaciones. Conacyt ha creado una dirección electrónica donde se pueden enviar resultados generados; tenemos confianza de también destinará fondos específicos para hacer frente al impacto de esta alga desde la Ciencia pues se requiere conocer los impactos biológico-ecológicos del sargazo así como la obtención de subproductos, acompañado de un programa de comunicación de la Ciencia para residentes y turistas.


*[i]Investigadora del Cinvestav, unidad Mérida[/i]

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