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Óscar Muñoz
Foto: Lilia Balam
La Jornada Maya

Martes 7 de enero, 2020

Al parecer, en las últimas versiones del sistema educativo mexicano ha prevalecido el enfoque neoliberal, que ha pretendido preparar a las nuevas generaciones como futuros trabajadores, que es el asunto que más ha importado a los regímenes nacionales de las últimas décadas. Bajo esta perspectiva, habrá que destacar dos aspectos relevantes: por una parte, han fracasado los últimos sistemas educativos en este propósito, y ello tal vez a propósito para formar trabajadores en la mediocridad, lo que permite la explotación laboral con mayor facilidad y sin resistencias.

Por otra parte, estos sistemas han hecho a un lado todos aquellos aprendizajes considerados por el enfoque neoliberal como inútiles, como los que corresponden a las artes y la literatura. Tal vez los responsables de dirigir la educación nacional saben que estas áreas podrían ser peligrosas si se conducen adecuadamente, es decir, contribuirían a la formación de ciudadanos que exijan sus libertades de expresión y crítica. Aunque lo más probable es que, sin que lo sepan en realidad, no les ha importado.

Ante esta situación en que aún prevalece el sistema educativo nacional, será importante que sean incluidos, en los planes de estudio y los programas educativos del país, contenidos de la educación artística y literaria. Más allá de formar futuros trabajadores, se requiere de ciudadanos responsables en la ética y en su libertad de expresión, capaces de ejercer la crítica y proponer alternativas de solución ante los diversos problemas que enfrenta el país.

Para ello, las artes y la literatura son las áreas ideales para este tipo de formación. Por eso es recomendable recuperar, para la educación básica, el cuento literario, ya que permite, entre otros logros, la formación de valores. Más allá de los valores estéticos que ofrece el género narrativo, el cuento también impulsa una amplia diversidad axiológica, como los valores sociales o comunitarios, los éticos y cívicos, los correspondientes al humanismo, entre otros.

Además de una estrategia pedagógica para fomentar valores de diverso tipo, el cuento literario desarrolla estados de contemplación, que les permite a los alumnos lectores descubrir aspectos relevantes de la vida. No sólo les permitiría reflejarse en las historias, sino también comprenderían la vida de personas que pertenecen a otras culturas o épocas. Finalmente, el cuento de ficción no deja de ser un reflejo de la realidad.

Además, el cuento bien podría favorecer una conciencia abierta, que permitiría a los estudiantes comprender todo aquello que les resulte incomprensible a simple vista. También les abriría las puertas para entender hasta los aspectos negativos o actitudes antiéticas de ciertos personajes, y sus razones, para criticarlos con el mejor sentido de justicia. Un ciudadano consciente tendría una mejor participación social.

Por si fuera poco, el cuento de ficción incrementaría en el alumno sus niveles de escucha y de observación. Una persona que escucha bien a sus semejantes, no sólo los entenderá mejor, sino que los ayudaría con mayor precisión. Y un ser que tiene desarrollado su proceso de observación, atiende mejor tanto los aspectos en pro como aquellos en contra que enfrentaría en la vida. Saber escuchar permite hacerse escuchar cuando sea necesario.

El cuento literario también permite establecer vínculos con el pasado y la tradición, lo que favorecería que los estudiantes se ubiquen con precisión en su presente y, a la vez, proyecten su vida futura. Sin conocer bien el pasado, el futuro resultaría incierto. De ahí la importancia de que, a través de la ficción, sea conocido y comprendido el pasado de cada quien y de la sociedad a la que cada uno pertenece.

Otra ventaja que ofrece el cuento es el impulso que otorga a la imaginación y al pensamiento intuitivo. No será suficiente que el escolar calcule con precisión, como en matemáticas, sino que también calcúle con intuición, como en la literatura y las artes. Además, la imaginación participa tanto en la ciencia como en el arte. Se requiere de personas imaginativas, creativas y ocurrentes ante la vida. De ahí la importancia de la imaginación creativa tanto como la precisión científica.

Otro de los aspectos favorecidos por el cuento es la lógica, y no precisamente la lógica científica y matemática (necesaria, por supuesto) sino la lógica narrativa, es decir, la lógica no lineal. En un relato, por ejemplo, pueden ocurrir flashbacks (retornos en el tiempo) o escenas paralelas o temporalidades inversas (como en los cuentos de detectives) o tiempos futuros, entre otras lógicas temporales.

Por todo lo anterior, será muy importante que se considere el cuento como la mejor estrategia pedagógica para favorecer la formación integral del individuo como integrante social. Y no habrá que esperar más tiempo para saber si el sistema educativo de la 4T en construcción incluiría el cuento literario, más que como contenido educativo (que siempre aparece en los planes y programas), como estrategia pedagógica para formar mejores ciudadanos. Esto ya debe ser un asunto de voluntad por parte de los docentes y las autoridades escolares.

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