de

del

Francisco J. Rosado May
Foto: Captura de pantalla
La Jornada Maya

Martes 3 de febrero, 2020

Ha trascurrido casi el primer mes del 2020 y la humanidad ha recibido noticias no agradables. A nivel global sabemos del enorme incendio en Australia, de la expansión del coronavirus, de la tensión entre Estados Unidos e Irán, de los efectos del cambio climático y calentamiento global. Asimismo, las Naciones Unidas consideran el agua y el hambre como grandes amenazas globales; se ha documentado la aceleración de la pérdida de biodiversidad biológica y lingüística, así como las migraciones humanas, etc.

Diversas fuentes internacionales dieron a conocer, el pasado 23 de enero, la decisión de los miembros del Boletín de los Científicos Atómicos, para el 2020. No fue buena noticia. El grupo integrado por personalidades consideradas como expertos en su campo, incluye a científicos, políticos y activistas de talla mundial como Rachel Bronson, presidente del grupo; Ban Ki-moon, ex secretario general de la ONU; Mary Robinson, ex presidente de Irlanda; Jerry Brown, ex gobernador de California.

Con diversos integrantes, desde 1947, a dos años de haber terminado “oficialmente” la Segunda Guerra Mundial, el Boletín de Científicos Atómicos estableció un sistema de alerta a la humanidad para elevar el nivel de conciencia sobre las posibilidades de una catástrofe global, causadas por actividades del ser humano, incluyendo las científicas y tecnológicas. Lo hacen mediante una metáfora, usando un reloj que cuando marca las 24 horas, es decir, 12 de la noche, irremediablemente habrá un apocalipsis global. Esa dolorosa experiencia motivó la creación del Boletín y ese año anunciaron que faltaban siete minutos para la media noche. Desde entonces el reloj se ha movido hacia adelante y hacia atrás. Las condiciones presentes en 1991 hicieron que el reloj se moviera hacia atrás 17 minutos, el cual ha sido el año más lejos del apocalipsis. Tan solo 29 años después, 2020 estamos lo más cerca del apocalipsis, el Boletín de Científicos Atómicos anunció que sólo faltan 100 segundos para la media noche.

La metáfora del reloj no es nueva. Para dar una idea, si tomamos un periodo de 24 horas, podemos partir de la creación del sistema solar y la tierra, hace alrededor de cinco mil millones de años. En la hora 5:44, hace unos 3.5 millones de años, apareció la primera célula. En la hora 21:30, hace 480 millones de años, aparecen las primeras plantas e insectos. En la hora 22:47, hace unos 231 millones de años, aparecieron los dinosaurios. En la hora 23:59:23, hace unos dos millones de años, aparecen los primeros homínidos. En la hora 23:59:57, hace unos 200 mil años, aparece el ser humano moderno. Hoy, en el año 2020, debido al mal uso de la ciencia, tecnología, actividades y decisiones, estamos tan solo a 100 segundos para llegar a la media noche. ¿Qué estamos haciendo mal? ¿Qué podemos hacer, por ejemplo, en Quintana Roo?

Es posible asumir, con muy poco riesgo, que los grandes problemas globales ya se sienten localmente y que el nivel de concientización está aumentando. Tampoco hay duda en que hay diferentes aproximaciones para enfrentar los grandes retos globales. Un ejemplo es el recién artículo en [i]La Jornada Maya[/i] sobre lo anacrónico que es el uso del fuego en la agricultura, que solo es una opinión pero que no es compartida por muchos otros autores ni por científicos que han estudiado el fenómeno.

El 16 de enero de 2020, días después de que el fuego en Australia alcanzó dimensiones catastróficas, consumiendo alrededor de cuatro millones de hectáreas y matando millones de animales, el New York Times publicó un reportaje que resultó de una investigación exhaustiva del reportero. La novedad del reportaje, que capturó el interés internacional, fue el hecho de que aquellas zonas en Australia que habían mantenido, con fuego, el manejo de su vegetación, tal y como lo hacían los aborígenes hace siglos, no tuvieron el problema que tuvieron los que perdieron o desprecian ese conocimiento. Lamentablemente solo unas cuantas personas mantenían esas tradiciones, aun en contra de ciertas políticas públicas.

El incendio en la selva del Amazonas en Brasil, que fue de casi un millón de hectáreas, ya había alertado sobre la pérdida del conocimiento tradicional en materia de manejo de fuego y vegetación. El cúmulo de información recabada e investigación sobre los saberes indígenas fue apabullante y está siendo incorporada en políticas públicas en las sociedades más avanzadas y abiertas a innovación. No vayamos lejos, desde finales de los años 1980’s, Arturo Gómez-Pompa, distinguido ecólogo mexicano, con reconocimiento internacional, había demostrado que de hecho la selva en Yucatán es el resultado de las actividades humanas. El manejo del fuego, la milpa y sistemas de producción como el “pet kot”, son algunos de los factores que explican la sostenibilidad milenaria de la selva maya. Recientemente se ha demostrado que existen hasta mil millones de hectáreas en el mundo cultivadas bajo el sistema de roza-tumba-quema, y alrededor de 250 millones de personas aún lo practican.

Asimismo, estudios en los continentes donde más se usa la R-T-Q han demostrado que no es una práctica que incrementa el carbono en la atmósfera ni que reduce la biodiversidad (ver libros de Pedro Sánchez y de Malcolm Cairns).

Lo que sí está sucediendo a una velocidad mayor en México que en Asia, es la pérdida del conocimiento sobre el manejo del fuego y la vegetación. Pero conociendo dónde está el problema, ¿por qué insistir en políticas públicas que condenan las prácticas que explican la biodiversidad y la captura de carbono en la vegetación y el suelo? La alternativa que proponen quienes están en desacuerdo con los saberes tradicionales es peor: tecnologías que han demostrado que su aplicación nos acerca al día del juicio final y eliminación de los saberes tradicionales.

El tema del agua también debe abordarse. Quintana Roo tiene bastante agua, pero no necesariamente en condiciones para uso humano saludable. La política pública de cobrar un mínimo de 10 metros cúbicos, aunque no se consuman, en muy corto plazo tendrá consecuencias negativas. Es mejor cobrar por consumo. La población más vulnerable no consume tanta agua, así lo demuestra estudio tras estudio. ¿Por qué no incentivar el ahorro cobrando lo consumido y gravando consumos sin justificación?

Podemos hacer nuestra parte para evitar el día del juicio final, pero se requiere nueva visión y nuevas políticas públicas, en Quintana Roo y en todo el país.

[b][email protected][/b]


Lo más reciente

Rommel Pacheco llegará al debate con propuestas ciudadanas: Coordinador de campaña

Morena Yucatán anunció la visita de Marcelo Ebrard este viernes

Astrid Sánchez

Rommel Pacheco llegará al debate con propuestas ciudadanas: Coordinador de campaña

Pescadores de Carmen piden estudios para actualizar veda del camarón siete barbas

Argumentan que los tiempos de captura cambiaron en años recientes

Gabriel Graniel Herrera

Pescadores de Carmen piden estudios para actualizar veda del camarón siete barbas

Venados regresa a casa con marcador desfavorable contra el Atlético La Paz

El club yucateco vio cortada su racha de victorias anoche en el estadio Guaycura

La Jornada Maya

Venados regresa a casa con marcador desfavorable contra el Atlético La Paz

En un drama total, los Tigres emparejan la serie en el Victor Cervera ante los Leones

Más de 4 mil aficionados presenciaron un duelo que cerró 6-5

La Jornada Maya

En un drama total, los Tigres emparejan la serie en el Victor Cervera ante los Leones