Ritual Cho'o Ba'ak, o limpia de huesos, persiste por los siglos de los siglos en Pomuch

Ciudadanos comentan que los turistas han robado algunas osamentas de los Osarios
Foto: Fernando Eloy

Para los habitantes de la Villa de Pomuch, el Cho'o Ba'ak -o limpia de huesos en español castellanizado- es un ritual que ha permanecido por siglos y así será en los siguientes, siempre y cuando las familias incluyan a las nuevas generaciones en los momentos donde todos sus integrantes intervengan en el ritual.

A 40 minutos de la capital campechana, se encuentra la Villa de Pomuch, localidad que forma parte del municipio Hecelchakán.

Pomuch, además de ser un reconocido pueblo panadero, con una técnica muy diferente a la de cualquier panadería en el país, e incluso a otros municipios del estado campechano, también cuenta con este tradicional rito llamado Cho’o Ba’ak.

Este rito inicia una semana antes del Día de Muertos, destacando que el 31 de octubre lo reconocen como el día donde se abren las puertas del Xibalbá y las almas de los niños salen a hacer travesuras al mundo de los vivos. Posteriormente, durante los días 1 y 2 de noviembre, salen las almas adultas.



Foto: Jairo Magaña


Por esa razón, desde hace casi ocho años, se organiza un festival el 31 de octubre, donde se realizan diversas actividades alusivas, así como representaciones de la limpia de huesos, arriban músicos con instrumentos prehispánicos, hay una Marcha de las Ánimas que finaliza en el parque principal del poblado, y ahí rematan con diversas actividades culturales.

Don Luis Armando, poblador que llegó a la limpia de huesos, aseguró que hace una semana aproximadamente, la falta de comunicación generó incertidumbre en el pueblo, muchos de los pobladores ya acostumbrados a ser retratados y filmados por medios de comunicación locales, nacionales e internacionales, se enteraron de un supuesto cobro que realizaría la alcaldía de Hecelchakán de 30 pesos, para quienes quisieran ver el ritual en vivo.

Aunque la directora de Cultura de dicho ayuntamiento, Gloria Abigail Cahun Azmitia, intentó disuadir a los campechanos de tratarse de información errónea y tergiversada por el diputado Carlos Ucán Yam, fue el edil Cevastiam Yam Poot, quien en exclusiva a La Jornada Maya explicó que no era así. “No un cobro ocurrente, sino que los guías y quienes dan explicación de lo observado durante el ritual, también merecían de alguna forma ganar algo”, expuso.




Añadió que“no iba a haber personal de la alcaldía haciendo estos cobros, sino tratábamos que cada guía y persona, tenga un costo base para quienes quisieran en su momento realizar el rito, pues hay personas que tienen años contratando a personas ajenas para la realización de limpia de sus fieles difuntos”.

Aun con cobro de 30 pesos, considerado por los pobladores como arbitrario por parte de las autoridades municipales, para quienes quieren ver el ritual de la Limpia de huesos, las familias -con más de 20 años realizando el ritual- destacaron que es necesario dar a conocer esta tradición y costumbre de los pomuchenses, pues da paso a que las nuevas generaciones tengan conciencia del significado familia.


Turistas se han robado piezas de las osamentas de los Osarios

Don Wilberth Chablé relató que para él sí es permisivo la presencia de periodistas y turistas de otras partes del mundo, pues en la península de Yucatán, Pomuch es el único pueblo donde las familias conviven con sus muertos, es decir, "aquí nos juntamos en estas fechas, aquí comemos y bebemos, y nos actualizamos con quienes se han ido del pueblo, eso pone felices a nuestros difuntos", expuso.

Relató que llegó a visitar a su hermano Hilario, quien falleció a los 19 años en 1988, a quien consideró un joven bueno, que no tenía problemas con nadie y ayudaba a la comunidad, pero pese a los intentos de la familia de conseguirle un médico experto en cuanto a sus posibilidades, no logró salvarse de problemas neuronales.

Sin embargo, la historia de don Wilberth Chablé y la tradición de hacer la limpia de huesos de su hermano año tras año, quedó empañada hace unos años, cuando al llegar a su Osario, notó que hacía falta el cráneo de Hilario. Se quejó ante las autoridades municipales, indagaron con autoridades estatales, pero la pieza de la osamenta nunca apareció; por ello, ahora limpia un cuerpo incompleto.

“Creo por eso mucha gente se preocupó cuando comenzaron a llegar visitantes por montón, creo que no somos la única familia con esta situación, pero seguimos adelante, quizá alguien que trabaja en una universidad de científicos se llevó la cabeza de mi hermano y la usan para hacer investigaciones, o quizá solo la tengan de trofeo, pero espero que no sea para profanar su espíritu”, contó.

Además, don Wilberth Chablé explicó cómo se hace la limpieza de los huesos de los fieles difuntos:

Primero se toman los huesos del torso, es decir, costillas, vértebras, clavículas, y demás; posteriormente las extremidades, iniciando por los pies, tibias y peronés, así como los fémures; luego los dedos de las manos, manos, antebrazos y brazos; para finalmente colocar la cabeza en la parte superior de las cajas.

“Para esto, ya cambiamos sus ropas –manto nuevo, bordado o pintado- y finalmente pintamos la casita –osario- ponemos flores y veladoras”, finalizó.


Hay que pedir permiso y ser respetuosos, si no, "pasan cosas peculiares"

La familia Ancona destacó un "momento peculiar" antes de iniciar con el rito, la encargada de la limpia de huesos, en su primera vez, afirmó que en un principio el candado no abría.

La encargada de la limpia de huesos, Dulce Ancona, recientemente llegó a vivir al estado de Campeche, nació en Tabasco, pero de padres pomuchenses, fue su primera vez realizando la limpia de huesos en el tradicional cementerio de Pomuch.

Contó que al principio no podían abrir uno de los candados de sus familiares, por lo que alguien de la familia recomendó hacer una oración y pedir permiso; a los segundos se abrió el candado.

Dulce Ancona comentó que su primo le ayudaría con el ritual, un joven de 23 años aproximadamente, y quien desde los 15 años se dedicaba a la limpieza de huesos de los familiares.

A comparación de Don Wilberth Chablé, el joven le indicó a su prima que iniciara con las extremidades inferiores, y después subiera con los huesos de la cadera, la columna vertebral y el torso, para posteriormente continuar con los brazos y finalmente la cabeza.

Cientos de familias que arriban a visitar a sus difuntos tienen peculiares vivencias, desde la pérdida de algún objeto importante que aparece hasta el próximo año, hasta los sueños previos al día de quienes se sienten olvidados.


Entre leyes de Salud Pública y las Costumbres y Tradiciones de Pueblos Indígenas

El Cho’o Ba’ak no se realiza el año en el que muere una persona y si alguien era el encargado de hacer la limpieza de dos o más familiares, pero algún familiar directo moría ese año, entonces este no puede participar en ese año; algo similar con el tradicional platillo de origen prehispánico “Pibipollo”, donde los familiares directos de quien muere en determinado año, no pueden prepararlo, pero si les invitan si pueden comerlo.

La Ley de Salud Pública del Estado de Campeche con respecto al manejo de los restos óseos en los cementerios del estado, señala que a los tres años del entierro, los restos pueden exhumarse con la finalidad de darles un mejor lugar de sepultura o resguardo; en este sentido, en Pomuch están conscientes de esta situación, y esperan un determinado tiempo para realizar la limpia.

Según don Wilberth Chablé, antes era al tanteo, esperaban un par de años antes de sacar de las criptas un cuerpo o los restos de alguien, ahora saben que a los tres años ya los pueden revisar, aunque reconoció que en el cementerio municipal de Pomuch hay restos que parecen estar momificados pues son personas que murieron por enfermedades crónico degenerativos, y llevaron un tratamiento agresivo de diversos químicos.

De igual manera, mencionó que cuando se embalsama un cuerpo tras su muerte, también esos químicos afectan el tiempo que normalmente se desintegran la piel y los tejidos de los huesos a limpiar.


Entre amigos también se acompañan para realizar el Cho’o Ba’ak

Luis Armando, de casi 60 años, es un pomuchense que visitó el cementerio para realizar una limpia de huesos para el familiar de uno de sus amigos, acompañado del anfitrión y un amigo más, realizaron el ritual para dos restos, y al finalizar se quedaron “conviviendo” con sus fieles difuntos con unas cervezas.

Relató que hay muchas historias alrededor del ritual del Cho’o Ba’ak, pero siempre se ha tratado de sus difuntos, de rendirles respeto, de ir de corazón a platicar con ellos. Por eso, reconoció que entiende a aquellos a quienes no les gusta ser fotografiados en un momento tan íntimo con sus muertitos, pero también mencionó que gracias a esa tradición mucha gente llega a ser testigos de una enseñanza milenaria.

Invitó a todos los campechanos y turistas para asistir al Festival de los Muertos, pues hay actividades todo el día, y consideró que no hay desfile como de las Ánimas esa tarde, pues participan diversas organizaciones y las panaderías que desde hace años forman parte de la riqueza cultural y gastronómica de Pomuch, orgullosamente pueblo panadero.


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Edición: Estefanía Cardeña


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