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Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya
Miami, Estados Unidos
Domingo 23 de noviembre, 2017
Se suponía que provocarían una revolución energética, pero la popularidad de las luces LED ha generado el aumento de la contaminación lumínica en el mundo, con consecuencias nefastas para la salud humana y animal, alertaron este miércoles investigadores.
El estudio, publicado en la revista [i]Science Advances[/i], se basa en datos satelitales que muestran que la noche de la Tierra es más brillante, y las áreas exteriores iluminadas artificialmente crecieron a un ritmo de 2.2 por ciento anual entre 2012 y 2016.
Los expertos dicen que es un problema, porque las luces nocturnas interrumpen nuestros relojes biológicos y aumentan el riesgo de padecer cáncer, diabetes y depresión.
Para los animales pueden ser fatales, ya sea atrayendo insectos o desorientando a las aves migratorias o a las tortugas marinas.
El tema no son sólo las luces LED, que son más eficientes, porque necesitan menos electricidad para proporcionar la misma cantidad de luz, explicó el autor principal del estudio, Christopher Kyba, físico del centro alemán de investigación para geociencias GFZ.
El problema es que la gente sigue instalando más y más luces de este tipo, afirmó a periodistas en una conferencia telefónica.
"Iluminaremos cosas, como una ciclovía en un parque o una carretera que conduce a las afueras de la ciudad. Todos esos nuevos usos de la luz compensan, hasta cierto punto, los ahorros que tuvimos", afirmó.
Los expertos lo llaman "efecto de rebote" y también se le puede ver con los autos de consumo eficiente: la gente puede adquirir uno que requiera menos combustible, pero luego decidir manejarlo más seguido.
El estudio se basó en el primer radiómetro diseñado especialmente para luces nocturnas: el visible/infrared imager radiometer suite.
Está montado en un satélite de la Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos llamado [i]Suomi NPP[/i], que ha estado orbitando la Tierra desde octubre de 2011.
"Con pocas excepciones, el aumento en la iluminación se produjo en Sudamérica, África y Asia", apuntó el informe.
Las disminuciones fueron raras, pero se notaron en lugares asolados por la guerra, como Siria y Yemen.
Algunas de las zonas más brillantes del mundo, como Italia, Holanda, España y Estados Unidos, eran relativamente estables.
Pero a pesar de que Milán, por ejemplo, cambió a luces LED y vio bajar su resplandor en el periodo 2012-2016, hubo aumentos en otras partes de Italia.
"No ver que el país se oscurecía significa que había luces nuevas o más brillantes en otras ciudades que compensan esta diferencia", explicó Kyba.
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