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Foto: Afp
La Jornada Maya

Antananarivo, Madagascar
Sábado 14 de octubre, 2017

En el aeropuerto y en los bancos, los empleados llevan mascarillas como forma de prevención, están prohibidas las reuniones, las escuelas permanecen cerradas y el presidente habla de "guerra". La epidemia de peste neumónica que azota Madagascar sume en el pánico a los habitantes de la isla, sobre todo porque esta vez se registra en las grandes ciudades.

A principios de octubre empezaron a formarse por primera vez largas colas delante de las farmacias de la capital, Antananarivo, cuando la gente empezó a comprar rápidamente antibióticos como profilaxis contra la forma pulmonar de la enfermedad, muy peligrosa y altamente contagiosa.

El resultado fue que las existencias de antibióticos se acabaron rápidamente y el gobierno llamó a la contención. Sin embargo, poco después el propio Ministerio de Salud enviaba SMS a todos los teléfonos registrados en Madagascar en los que se leía: "Peste neumónica: muerte rápida. Si tose y tiene uno de los siguientes síntomas -fiebre, dolor de garganta, falta de aire o esputo con sangre- vaya al hospital".

El número de muertos y enfermos se duplicó en una semana. Desde entonces han fallecido unas 50 personas y hay 450 enfermos, la mitad de ellos en Antananarivo. La peste (sobre todo en su versión más frecuente, la bubónica) es endémica en Madagascar, pero la dimensión es esta vez mucho mayor.

Además, un turista que estuvo de vacaciones llevó la enfermedad a las islas Seychelles. No se veía una epidemia de esta envergadura desde la que se produjo en 1994 en la región de Surat, en la India.

Las escuelas y otros lugares públicos de Antananarivo, una ciudad de 2.2 millones de habitantes, se veían esta semana fantasmagóricamente vacías. "La universidad está completamente desierta", dice Antsa Randriamanalina, de 20 años. Solamente han venido unos pocos estudiantes para hacer trabajos grupales. "Estoy preocupada. Espero que no empeore la situación".

El presidente del país, Hery Rajaonarimampianina, se mostró convencido de poder hacer frente a la crisis. "Nos encontramos en una guerra, pero creo que tenemos las armas y la munición para vencer esta epidemia", dijo durante la entrega de ayuda enviada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El organismo ha transportado casi 1.5 millones de dosis de antibióticos, con los que se puede tratar a hasta 5 mil enfermos y administrar como prevención a 100 mil personas. "Cuanto más rápido actuemos, más vidas salvaremos", dijo la representante de la OMS en Madagascar, Charlotte Ndiaye.

La causante de la enfermedad es la bacteria Yersinia pestis, que es transmitida sobre todo por pulgas que pican a las ratas. Si una persona es picada por una pulga infectada, los síntomas de la peste bubónica -caracterizada por la tumefacción dolorosa de los ganglios linfáticos-, aparecen después de uno a siete días. Si se diagnostica con rapidez, las opciones de curarse con ayuda de los antibióticos es muy elevada.

En estado avanzado, la peste bubónica puede causar peste pulmonar, que se transmite por inhalación de gotas respiratorias minúsculas infectadas, como en una gripe común. Esta forma se incuba en apenas 24 horas y sin tratamiento conduce invariablemente a la muerte.

No hay otra enfermedad que haya causado tanto terror en la historia de la humanidad. Entre 1347 y 1353 la llamada peste negra acabó con millones de personas en Europa. Se estima que murió un tercio de la población.

"El escenario más grave sería que la peste neumónica alcanzara alguna de las ciudades del continente africano que tienen conexiones aéreas directas con Madagascar, como Addis Abeba, Nairobi y Johannesburgo", explica Ben Payton, experto en África de la asesoría de riesgo Verisk Maplecroft. Las autoridades de estos países tendrían "dificultades para mantener la enfermedad bajo control".

La epidemia afecta en Antananarivo sobre todo a los barrios más pobres, que están llenos de basura por las calles, unas condiciones excelentes para las ratas. Para evitar el pánico, las autoridades han instalado carpas en las que se informa sobre la enfermedad a la población en los accesos a las zonas afectadas.

Madagascar, de unos 25 millones de habitantes, es desde hace años el país con más casos registrados de peste, sobre todo bubónica. Si se informa de un caso en un pueblo las autoridades intervienen para eliminar a las ratas, desinfectar las casas, rociarlas con insecticidas y dar antibióticos a los familiares como medida preventiva.

Los muertos son lavados con una solución de cloro y cubiertos de cal, porque también pueden propagar la enfermedad. No se permiten los rituales funerarios habituales como el velatorio del cadáver durante varios días y los cuerpos son enterrados lejos del cementerio.

"Nuestros equipos están bien entrenados para combatir brotes aislados de peste en el campo", aseguró el ministro de Salud, Mamy Lalatiana Andriamanarivo, a la radio francesa RFI. "Pero esta vez es diferente. Se trata de la peste neumónica, y en la ciudad".


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