David Brooks
Foto: Afp
La Jornada Maya

Nueva York, Estados Unidos
Viernes 10 de enero, 2020

Durante la última semana, el régimen de Donald Trump ha insistido en que Irán es el malo –principal patrocinador de terrorismo, responsable de cientos de bajas de fuerzas estadunidenses, interventor en los asuntos de otros países–, pero esa narrativa depende de borrar la larga historia de Estados Unidos con ese país.

Con pocas excepciones, en el gran debate sobre el conflicto con Irán se ha evitado recordar otros actos calificados de terrorismo, asesinatos, golpes de Estado, intervenciones, guerras libradas por terceros y más, no a manos del régimen en Teherán, sino de Washington durante más de medio siglo.

Ayer la Cámara de Representantes aprobó una resolución no vinculante en la cual señala que según la ley estadunidense, el presidente no puede realizar acciones bélicas sin autorización expresa del Congreso. Aún no se sabe si la medida prosperará en el Senado.

Trump y los republicanos acusaron a los demócratas casi de traición por atreverse a promover esta medida. El presidente denunció ayer que los demócratas buscaban defender al general iraní Qasem Soleimani –cuyo asesinato ordenado por el mandatario estadunidense la semana pasada llevó hacia el precipicio una nueva guerra en Medio Oriente– y lo calificó de algo muy malo para nuestro país.

El diputado Michael McCaul, entre otros republicanos, continuó con esta línea en el debate de ayer al declarar que “en lugar de apoyar al presidente… mis colegas demócratas están dividiendo a los estadunidenses en un momento crítico… envalentonando a nuestro enemigo, el patrocinador más grande de terror en el mundo”.

Pero en ese debate, como a lo largo de la semana desde el asesinato del general Soleimani, no se mencionó el historial de acciones estadunidenses con gobiernos republicanos y demócratas en contra de Irán.

No se recordó en el debate entre políticos ni en los medios –con algunas excelentes pero pocas excepciones– que en los años 50, Washington organizó un golpe militar para reinstalar al régimen represivo del sah, pieza clave, junto con Israel, para la proyección del poder estadunidense en la región hasta 1979.

Tampoco se ha mencionado que en 1988 un buque de guerra de la marina de Estados Unidos derribó un avión civil de pasajeros de Iran Air matando a 290 personas, incluidos 66 niños. Estados Unidos primero declaró que había sido un accidente, después mintió sobre lo ocurrido, y poco después condecoró al capitán del barco.

Tampoco se ha mencionado en este gran debate que Washington apoyó y armó al Irak de Saddam Hussein en su sangrienta guerra contra Irán en los años 80.

Nadie corrigió el hecho de que, como señaló Noam Chomsky, la principal amenaza nuclear actual en Medio Oriente no es la que representa Irán, sino el Estado cliente de Washington en la región: Israel.

Todo esto ocurre con el trasfondo de las guerras interminables de Estados Unidos en Irak, Afganistán, Pakistán, Siria, Yemen y otros países como parte de la eterna guerra contra el terror proclamada hace 19 años, la cual ha cobrado entre 770 mil a 801 mil muertes directas, incluidos por lo menos 313 mil civiles y más de 500 periodistas.

Las guerras no han concluido, y por lo tanto, no se ha podido determinar si son triunfos o no, pero son más que exitosas si se miden por el incremento –casi al doble en 20 años– del presupuesto militar, ahora de 738 mil millones de dólares (aprobados por los legisladores de ambos partidos) y las ganancias de las empresas contratistas del Pentágono. De hecho, en el momento que se reveló que podría haber otra guerra al anunciarse el asesinato del comandante militar iraní el viernes pasado, se dispararon las acciones de empresas de fabricación de armas y otros con negocios militares, con ejecutivos entusiasmados con las posibilidades de más gasto militar, reportó el [i]Washington Post[/i].

Por ahora, nadie descarta que Trump y sus estrategas –los más militantes a favor de un conflicto con Irán son su secretario de Estado, Mike Pompeo, y su vicepresidente Mike Pence– podrían continuar empleando el conflicto con Irán para propósitos electorales al buscar su relección este año.

Más aún, diversos observadores enfatizan que no se puede evaluar todo esto sin el espectro del [i]impeachment[/i] de Trump, quien enfrenta un juicio político en el Senado y cuya destitución, aunque improbable dado el control republicano aún leal de la cámara alta, es apoyada por la mayoría en este país.

Muchos estadunidenses han pronosticado que el delincuente Donald Trump cometerá aún más actos ilegales para incrementar su apoyo en el año de elecciones presidenciales de 2020, escribió Ralph Nader, veterano defensor de derechos ciudadanos, en Common Dreams. Esos estadunidenses han comprobado que están en lo correcto por el intento de Trump de provocar una guerra ilegal contra Irán.

Ante ello, más de 200 actos de protesta para evitar una guerra con Irán se realizaron ayer en diversos puntos de Estados Unidos.


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