Los Juegos de Tokio no dan tregua y siguen generando momentos de vértigo con una frecuencia que nunca se había visto en la pista del atletismo.
Al día siguiente que los 400 metros con vallas ofrecieron una de las carreras más extraordinarias de la historia, las mujeres dieron su propio recital y una de las mayores rivalidades del deporte estuvo a la altura de las expectativas.
Sydney McLaughlin pulverizó el récord mundial y Dalilah Muhammad hizo otro tanto, como parte de un sensacional 1-2 de Estados Unidos en los 400 con vallas femeniles.
“Hierro que afila hierro”.
Tal fue la descripción que hizo McLaughlin de su más reciente pulseada con Muhammad. “Cada que nos paramos en la pista, siempre es rápido”.
Esta carrera deparó emoción, en una nueva jornada histórica sobre la pista del Estadio Olímpico. McLaughlin remontó tras la última valla para cantar victoria con un tiempo de 51.46, eclipsando el registro de 51.90 que había establecido en el clasificatorio nacional recién en junio, cuando se convirtió en la primera mujer en bajar los 52 segundos. El crono de Muhammad — de 51.58 — también batió el récord mundial.
En esta prueba, sin embargo, apenas alcanzó para la medalla de plata.
De igual manera, el velódromo olímpico de Izu fue testigo de otro récord mundial.
Italia batió su propia plusmarca al imponerse a Dinamarca en la final de persecución masculina por equipos, remontando en la última mitad de la carrera para superar al equipo que ha dominado la disciplina en el último año.
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Edición: Ana Ordaz
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