Ante la amenaza de sanciones financieras, el dueño ruso de Chelsea Roman Abramovich confirmó el miércoles que busca vender al club de la Liga Premier que transformó en una maquinaria de ganar títulos gracias a su abundante inyección de fondos.
La precipitada salida de Abramovich sorprende, pues recién el pasado fin de semana procuró cierto control en procura de mantener al conjunto de Londres bajo su propiedad.
Pero al cumplirse el séptimo día de la invasión de Rusia a Ucrania, el gobierno británico recibía más presión para incluir a Abramovich en una lista de acaudalados empresarios rusos sancionados.
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“En la situación actual, la mejor decisión es vender el club, ya que creo que que beneficia los mejores intereses del club, los aficionados, los empleados, al igual que los patrocinadores y socios del club”, dijo Abramovich en un comunicado.
Abramovich indicó que no pedirá que se le paguen las mil 500 millones de libras (2 mil millones de dólares) en concepto de préstamos que hizo al club durante 19 años en los que invirtió a manos llenas para convertirles en uno de los más exitosos en Europa.
Los Blues se consagraron campeones del Mundial de Clubes por primera vez el mes pasado, con Abramovich presente en Abu Dabi — tras conquistar su segunda Copa de Europa el año pasado.
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“He instruido a mis colaboradores establecer una fundación de caridad en la que todos los ingresos netos de la venta serán donados”, dijo. “La fundación será en beneficio de todas las víctimas de la guerra en Ucrania”.
Edición: Ana Ordaz
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