El Laguito, una fábrica inaugurada en 1966 en La Habana para confeccionar los puros de Fidel Castro (1926-2016) y que regalaba a mandatarios extranjeros, abrió sus puertas el jueves para mostrar el trabajo artesanal de sus torcedores.
"Si es menos de 40 es que el tiro es excesivo, si es más de 80 es un tiro trancado", explica Orquídea González, quien marca con una aguja los niveles exactos de aspiración del fumador; se dice orgullosa de estar en una industria que en plena pandemia se convirtió en el segundo rubro de exportación de Cuba.
En estas instalaciones nació Cohiba, la marca más exquisita del tabaco cubano y cuyo nombre surge de la palabra utilizada por indios taínos, originarios de la isla, para referirse a las hojas de tabaco enrolladas que fumaban y que asombraron a Cristóbal Colón y a sus hombres hace cinco siglos. También ahí se creó Lanceros, la vitola favorita de Castro y un producto de Cohiba que aún se produce, aunque el comandante dejó de fumar en 1985, a los 59 años.
Torcer su propio tabaco es una costumbre que persiste entre campesinos de la occidental provincia de Pinar del Río, donde se produce una buena parte de esta hoja.
La exportación de puros cubanos creció 15 por ciento en 2021 en Cuba, para totalizar 568 millones de dólares, a pesar de los efectos negativos de la pandemia, de acuerdo con Habanos S.A., corporación que agrupa las marcas nacionales. En pandemia esta empresa "no paró ni un solo día", hasta convertirse "en el segundo rubro exportable del país", concluyó Rodríguez.
Según autoridades cubanas, los cinco primeros mercados de sus habanos son España, China, Alemania, Francia y Suiza.
60 por ciento de los trabajadores son mujeres siguiendo la tradición de esta planta, fundada por varias de ellas, como Celia Sánchez, compañera de armas de Fidel Castro en la Sierra Maestra, quien dispuso que las trabajadoras fueran madres solteras o personas del sexo femenino con menos oportunidades.
Se cuida "la calidad, el peso, el largo, el trazo de la capa, el grosor", dice Caridad Mesa, de 55 años, quien empezó hace 26 como auxiliar de limpieza y ahora se encarga de revisar hasta el mínimo defecto de cada habano al final del proceso.
Estos puros que abarcan una amplia gama dependiendo de su calidad pueden costar cada uno entre 30 y 200 dólares tanto en Cuba como en el exterior.
"El tabaco cubano es diferente a todos los demás por su sabor y eso lo da la tierra Pinar del Río, donde se hacen las mejores cosechas de tabaco", dice Orquídea, asegurando que es la mejor hoja del mundo.
Edición: Emilio Gómez
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