Numerosos depositantes, incluyendo uno armado con un fusil de caza, irrumpieron en al menos cinco bancos de Líbano el viernes para reclamar sus ahorros, en un indicio del creciente caos en esta nación del Mediterráneo que atraviesa un desplome económico histórico.
Fue la mayor cantidad de incidentes en un solo día, y con ellos se incrementó la posibilidad de que más depositantes desesperados intenten sacar su dinero a la fuerza. Reflejan también la ira del público por los estrictos controles informales de los bancos sobre las extracciones de efectivo, derivados de la crisis financiera.
En lo que pareció un intento por reorganizarse y ganar tiempo, la Asociación de Bancos de Líbano dijo que todas las sucursales estarían cerradas por tres días a partir del lunes.
Sin embargo, no estaba claro de inmediato cómo podrán los bancos o las autoridades frenar una posible ola de incidentes similares. Los depositantes que han decidido actuar por su cuenta han disfrutado de amplia simpatía del público y la policía los ha tratado con relativa indulgencia.
Por otro lado, una ola de este tipo de irrupciones a los bancos pudiera desestabilizar más a Líbano y sus vapuleadas instituciones, en un momento en que la crisis económica se alarga sin que se le vea fin.
Desde que estalló la crisis hace tres años, la mayor parte de los depositantes que tenían dólares estadunidenses han podido retirar dinero en libras libanesas a una tasa de cambio mucho más baja que su valor real. Las pérdidas son uno de los factores que han provocado que tres cuartas partes de los libaneses caigan en la pobreza y crezca la delincuencia. Algunos depositantes desesperados han recurrido a la fuerza.
Edición: Emilio Gómez
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