Para las personas creyentes de alguna religión la palabra reliquia tiene un especial valor porque consiste en alguna parte del cuerpo, una prenda o un objeto que tuvo contacto con alguien que vivió una experiencia cercana con Dios.
En todo el mundo, iglesias y museos resguardan estos restos considerados sagrados. Una de los más relevantes es el Sudario de Turín, también conocido como Sábana Santa, pues hay quienes aseguran, es el trozo de tela que se colocó sobre Jesús al momento de su entierro.
Sin embargo, existen otras piezas menos famosas, que han sido conservadas para ser veneradas por los feligreses, como el cráneo de San Valentín, que se aprecia en la portada de esta nota y que se encuentra en una parroquia de Alemania.
En el caso de Santa Catalina de Siena, existe un relicario con su cráneo y su pulgar en una Basílica en Siena, Italia, mientras que su pie es venerado en Venecia.
Los religiosos también conservan la sangre de San Jenaro, el cerebro de San Juan Bosco y los cabellos de la Virgen María.
Entre las menos conocidas se encuentra el ojo de Thomas Whitbread, fiel católico acusado de complot en Londres. Durante el tiempo que estuvo preso cantó para sus compañeros con el fin de llevarles consuelo e inspiración espiritual.

Tras su ejecución, su mandíbula fue rescata y actualmente uno de sus dientes se conserva en el Convento de Taunton, en Inglaterra.
Por otra parte Edward Oldcorne fue un misionero católico que se encargo de difundir la religión durante 17 años. Se desempeñó como sacerdote jesuita hasta que se descubrió que participó en la conspiración de la pólvora el 5 de noviembre de 1605 para hacer estallar las Casas del Parlamento para matar al rey Jacobo I y se ordenó su ejecución.
Oldcorne fue torturado, ahorcado y descuartizado y al final, varias partes de su cuerpo fueron hervidas, incluso la cabeza, lo que provocó el desprendimiento del globo ocular, que fue conservado por un católico.

Los mártires de Durham fueron beatificados en 1987 y un relicario aún resguarda huesos de extremidades superiores.
Se trata de una caja que fue elaborada alrededor de 1590 que cuenta con una decoración floral donde se puede apreciar un omóplato y parte del hueso de un brazo.
Los restos corresponden a alguno de los cuatro jóvenes sacerdotes misioneros que fueron ahorcados y descuartizados en 1590.

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