El balón se elevó. Y 21 de los 22 jugadores que estaban en el terreno del Three Rivers Stadium se quedaron paralizados en aquel día helado de diciembre, hace 50 años.
La excepción fue Franco Harris.
El corredor de los Acereros de Pittsburgh siguió buscando el ovoide, con el instinto que había mostrado y seguiría mostrando durante la carrera que le llevó al Salón de la Fama. Y en el camino, cambió la percepción de una franquicia moribunda y de toda una región en problemas. Los “Steelers” rara vez ganaban antes de su llegada en 1972. Pero desde el momento en que Harris realizó aquella “Inmaculada Recepción”, rara vez perdían.
Harris, el “running back” cuyo ingenio gestó la jugada más icónica en la historia de la NFL, falleció a los 72 años.
Edición: Ana Ordaz
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