¿Por qué los Chincha, de Perú, pintaban los cráneos de sus antepasados?

El pueblo floreció entre los siglos XII y XV cuando pasaron a formar parte del Imperio Inca
Foto: Fine Arts Museum of San Francisco

Hace hasta un milenio el pueblo Chincha decoraba los restos de sus antepasados con pigmento rojo, a veces pintando con los dedos sus cráneos como parte de un ritual para dar a los muertos una nueva vida social. Los investigadores, tras haber analizado cientos de restos humanos hallados allí, descubrieron otros detalles curiosos sobre el rito.

Los Chincha vivían en el sur del actual Perú y florecieron entre los siglos XII y XV cuando pasaron a formar parte del Imperio Inca.

El uso del pigmento rojo, según los investigadores, está relacionado con un prolongado proceso de trato con los miembros fallecidos de la sociedad.

"La muerte no era el final. Era un momento crucial de transformación en otro tipo de existencia, y una transición crítica de un estado a otro, que proporcionaba la base para la vida futura", escribieron en su estudio.

Los investigadores tomaron muestras de pintura roja de 38 artefactos y huesos diferentes, 25 de los cuales eran cráneos humanos. Utilizando tres técnicas científicas —difracción de rayos X en polvo, espectrometría de fluorescencia de rayos X y ablación láser ICP-MS— identificaron que la pintura roja de 24 de las muestras procedía de ocres con base de hierro, 13 procedían de cinabrio con base de mercurio y una era una combinación de ambos.

 

Foto: Fine Arts Museum of San Francisco

 

Otros análisis químicos demostraron que el cinabrio era importado de cientos de kilómetros de distancia, mientras que la hematita probablemente procedía de fuentes locales. Según los autores del estudio, estas diferencias podrían reflejar los usos elitistas y no elitistas de los distintos tipos de pintura.

La mayoría de los individuos cuyos huesos fueron pintados eran varones adultos. Sin embargo, también se pintaron los huesos de mujeres y niños, así como los de varias personas con lesiones traumáticas curadas y personas cuyos cráneos fueron modificados cuando eran bebés.

Examinando los cráneos, los científicos averiguaron que para aplicar la pintura, el pueblo usaba no sólo los dedos, sino también tejidos u hojas.

"La pintura con los dedos habría sido fundamental para establecer relaciones estrechas entre los vivos y los muertos. El propio pigmento rojo saca a la luz esta relación entre vivos y muertos, así como las diferencias sociales para que otros las vean", explicó el primer autor del estudio y arqueólogo antropólogo de la Universidad de Boston, Jacob Bongers.

 

Material y restos óseos con pigmento rojo: a) recipiente de concha, b) figurilla de cerámica, c) textil, d) ave modificada, e) hueso trabajado envuelto en hilo.
 Foto : Jacob Bongers, Boston University

 

Sin embargo, Bongers y sus colegas aún no descubrieron cuándo se aplicaba la pintura roja. Aunque está claro que los huesos se pintaron después de que los individuos hubieran sido esqueletizados, el acto mismo de pintar podría haber sido una respuesta a la colonización.

"Algunos huesos pintados, sobre todo cráneos, fueron retirados y colocados sobre otras tumbas, presumiblemente para 'proteger' a los muertos", apuntaron los investigadores.

En conclusión, su hipótesis consiste en que los individuos volvían a entrar en chullpas, grandes estructuras mortuorias donde se enterraba a varias personas, juntas para pintar restos humanos que habían quedado profanados tras la invasión europea.
 

 

Lee: Machu Picchu, la ciudad inca que un extranjero ‘descubrió’

 

Edición: Estefanía Cardeña


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