Juicio a García Luna: 'El Grande' asegura sobornó al ex funcionario en favor del 'Cártel' de Sinaloa

En el inicio de los testimonios, acusan que también ayudó a deshacerse de grupos criminales rivales
Foto: Ap

David Brooks/AP/EFE

 

Protegidos por el anonimato y seguridad adicional, miembros del jurado presenciaron el lunes por primera vez un inusual juicio estadunidense de un ex funcionario mexicano a nivel de gabinete acusado de aceptar sobornos para ayudar a narcotraficantes que debía estar desactivando.

Después de aventar un beso a su esposa e hijas en la sala del tribunal, Genaro García Luna, el ex secretario de Seguridad Pública de México, observó con poca reacción los alegatos iniciales. Su caso abarca la política mexicana, su extenso y violento narcotráfico, la incómoda relación entre ambos y la relación entre Estados Unidos y México en el combate a las drogas y corrupción.

García Luna está acusado de aceptar portafolios llenos de efectivo — millones de dólares en total — para permitir que el conocido cártel de Sinaloa operara con impunidad mientras enviaba toneladas de cocaína a Estados Unidos,.

Frente el jurado y apuntando a García Luna -quien estaba sentado en la mesa de defensa en un traje gris -, el fiscal asistente Phillip Pilmar acusó, en el argumento de apertura de la fiscalía federal, que el ex máximo funcionario de seguridad pública en México “aceptó millones de dólares de un cártel para permitir el traslado de toneladas de cocaína a Estados Unidos”. Aseguró que al final del juicio, este jurado determinará que “el hombre que traicionó a su país y al nuestro es culpable de todos los cargos”.

 

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Agregó que aunque García Luna se hacía pasar en ambos países como un héroe del control de drogas, se encargó de que el cártel recibiera información sobre las investigaciones, paso fácil de cocaína a través de puntos de revisión policiales y escoltas policiales, y, en ocasiones, incluso placas para miembros del cártel. Agentes entregaban envíos de drogas personalmente de los aeropuertos y actuaban como mercenarios para matar a personas que los cárteles querían desaparecer, afirmó Pilmar.

García Luna ha dicho que es “falso, difamatorio y perjudicial decir que alguna vez recibí bienes materiales de cualquier persona, policía o grupo criminal”.

Su principal abogado, César de Castro, le dijo a los miembros del jurado que el caso del gobierno estaba basado en “rumores, especulación y las palabras de algunos de los principales delincuentes del mundo” — miembros de cártel que están programados para testificar en su contra.

“Ningún dinero, ninguna foto, ningún video, ningún texto, ningún email, ninguna grabación, ningún documento — ninguna prueba creíble, verosímil, de que Genero García Luna ayudaba al cártel”, dijo el abogado en su alegato inicial. Describió el caso como “una exhibición muy pública y enojada” de un gobierno de Estados Unidos que abandonó a su socio en la lucha contra las drogas.

 

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El Grande asegura que sobornó a García Luna en favor del cártel de Sinaloa

El narco mexicano Sergio Villarreal Barragán, alias El Grande, que cumple una pena de prisión en EU, testificó este lunes en el juicio por narcotráfico contra García Luna, en el que aseguró que vio "en varias ocasiones (a García Luna) para pagarle sobornos de parte del cartel de Sinaloa".

El Grande, el primer testigo de la Fiscalía, declaró ante los miembros del tribunal que "con la ayuda del Gobierno (mexicano) el cartel creció en términos de territorio" e insistió en que también gracias a la ayuda de García Luna el grupo que era dirigido por el capo Joaquín El Chapo Guzmán pudo aumentar la importación de cocaína a México y deshacerse de grupos rivales.

Villarreal Barragán, que se declaró culpable de narcotráfico en Estados Unidos y cumple una condena rebajada, aseguró que desde su grupo criminal se fomentaba la corrupción de los funcionarios del Ejército y del Gobierno, tanto municipal como estatal y federal de dos formas.

"Hay dos tipos de corrupción, el que se voltea para un lado y deja pasar, y otra, la de los funcionarios forman parte de las actividades de la organización", dijo El Grande, antes de aclarar, a instancias de la fiscal, que García Luna era del segundo tipo.

En concreto, apuntó que el antiguo máximo responsable de Seguridad Pública daba información sobre operativos de seguridad e investigaciones en contra de miembros del grupo, facilitaba el nombramiento y el cese de agentes en cualquier parte de México y compartía información para golpear a los grupos enemigos.

Asimismo, la Agencia Federal de Investigación (AFI) que García Luna dirigió entre 2001 y 2005 ayudó al cártel de Sinaloa en varios estados mexicanos en su guerra contra el rival cártel del Golfo.

Según El Grande, en estos ataques, los sicarios atacaban las propiedades y los agentes de la AFI vigilaban el perímetro impidiendo que cualquier otra fuerza local o estatal acudiera.

En dichas "redadas" o en puestos de control de carretera, siempre según el testigo de la Fiscalía, si se incautaba droga, esta se repartía a partes iguales entre el cártel y la AFI y los narcos le compraban su parte a la AFI.

Preguntado si la colaboración de García Luna había servido a los fines de su agrupación criminal, el testigo declaró: "Era de gran ayuda porque pudimos crecer y minimizar a nuestros rivales".

El Grande precisó que el encargado de los pagos a García Luna era Arturo Beltrán Leyva, amigo suyo y uno de los líderes del clan de los Leyva (parte del cartel de Sinaloa), y agregó que él "estuvo en algunas ocasiones" presente en dichas transacciones, que, según su declaración, aumentaban a medida que el cártel crecía.

El narco detalló que cuando él comenzó a trabajar para el clan de los Leyva en el año 2001, García Luna ya estaba en la nómina del cartel y se le siguió pagando hasta la muerte de Arturo Beltrán Leyva (2009).

Según el testimonio del narco, cuando García Luna era el director de la Agencia Federal de Investigación (AFI), él y otros altos cargos de seguridad recibían entre un millón y un millón y medio de dólares mensuales por sus servicios.

"Los pagos eran puntuales" dijo desde la tribuna El Grande, que aseguró que Beltrán Leyva y García Luna hablaban frecuentemente.

En una ocasión escuchó una conversación entre Beltrán Leyva y García Luna en la que, según explicó, García Luna le agradeció el regalo de una moto Harley Davidson.

También apuntó que en sus conversaciones, otros líderes del cartel se referían a Genaro García Luna como El Compa o El Tartamudo.

La Fiscalía usó su testigo para identificar a un número de comandantes de la AFI que fueron parte del canal corrupto de García Luna, incluyendo a Cárdenas Palomino y Ramón Pequeño, también acusados en este mismo caso.

El Grande, quien sólo abordó hasta ahora el periodo de García Luna como director de la AFI, continuará declarando este martes por segundo día, y sólo es el primero de varios ex narcotraficantes que se presentarán en este juicio.

 

“No hay pruebas”

La defensa, encabezada por el abogado de oficio César de Castro, ofreció sus argumentos de apertura subrayando al jurado que el caso en contra de García Luna gira exclusivamente en las declaraciones de narcotraficantes que están cooperando con el gobierno a cambio de reducción de sus sentencias o que son testigos protegidos, todos culpables de algunos de “los peores delitos” y que comparten otra cosa: “todos los testigos del gobierno fueron víctimas de esta guerra encabezada por García Luna”.

Más aún, enfatizó que “no hay pruebas” más allá de estos testimonios. “No hay dinero, no hay llamadas telefónicas, no hay fotos, no hay evidencia creíble” en el caso, insistió.

En su presentación, De Castro ofreció la biografía profesional de su cliente, desde el CISEN hasta secretario de Seguridad Pública, donde fue “la cara pública de la guerra contra las drogas”, comprobando con sus acciones que fue “enemigo de los cárteles” y de los policías y políticos corruptos.

Recordó que fue quien encabezó la implementación de la Iniciativa Mérida, y que fue reconocido no sólo en su propio país sino por sus contrapartes estadunidenses. Mostró al jurado fotos de el secretario de Seguridad Pública durante el sexenio de Felipe Calderón junto con la entonces directora de la DEA, la entonces secretaria de Estado Hillary Clinton, senadores como John McCain y Lindsey Graham y hasta saludando al presidente Barack Obama.

Acusó que en el fondo, este juicio es una venganza de narcotraficantes y funcionarios corruptos contra “el hombre que más odian”, y advirtió al jurado que “los cárteles que él cazó y los oficiales corruptos que él sacó quieren que ustedes les ayuden a buscar la venganza”.

 

Edición: Laura Espejo


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