Daniela Creamer
Quentin Tarantino, Palma de Oro en Cannes en 1994 por Pulp Fiction, retornó a Cannes, alentando a la multitud que lo esperaba en el teatro, dedicado siempre a la Quincena de los Realizadores, la mejor plataforma del mundo para los nuevos cineastas aspirantes a la competición oficial. Tarantino subió al escenario con su usual carisma y arrancó su presentación con gran ímpetu por estar de vuelta en la Croisette: '¡Es tan bueno estar aquí, me encanta Cannes!'
Su visita ha sido uno de los platos fuertes de esta edición 76, cuya sorpresa tan esperada fue la presentación de su película fetiche: Rolling Thunder, el thriller de 35mm de John Flynn de 1977 con guión de Paul Schrader y protagonizada por William Devane, Tommy Lee Jones y Linda Haynes. Una cinta que marcó la carrera del cineasta norteamericano e inspiró su cinematografía, a la cuál dedicó uno de los mejores capítulos en su libro titulado Cinema Speculation.
El filme narra la venganza de un comandante del ejército estadounidense quien, de regreso a casa luego de cumplir una pena de ocho años en prisión durante la guerra de Vietnam, recibe una caja llena de dólares en agradecimiento por su compromiso. Una banda de ladrones lo asaltan en su casa, lo torturan y terminan aniquilando a su hijo y a su esposa. Esto desata su deseo de venganza hacia cada uno de los criminales. “Todos tendrán que pagarlo con su vida”.
'Tenía solo catorce años cuando descubrí esta película en Los Angeles e inmediatamente me encantó. Así que disfrútenla, si quieren griten, lloren o váyanse, ¡Adelante, déjense llevar!", gritó, mientras todos los presentes se emocionaban aplaudiendo y ovacionando antes de la proyección.
Clase magistral
Al finalizar, el director de Kill Bill y Django, ofreció un Rendez-vous de casi dos horas para hablar sobre sus colegas, sus obsesiones y límites en el cine y toda su experiencia, muy a su propio estilo, electrizante y arrebatado. Volver a ver este largometraje me hace seguir descubriendo cada vez mas detalles”, dijo para arrancar su clase magistral.
'John Flynn es un director de la vieja escuela y su película se basó en un guión de Paul Schrader, autor tambien de Taxi Driver, y nunca se reconoció a sí mismo en la película. Había escrito una historia más sangrienta, más violenta, extremadamente racista, para mostrar la locura de los veteranos', señaló.
Julien Rejl, delegado oficial de la Quincena, moderador del encuentro, le cuestiono sobre lo que hubiese sucedido si Brian De Palma la hubiese dirigido y si Harvey Keitel no hubiese participado en ella por su perfil. Tarantino admitió: 'Scorsese hizo una película excepcional y Keitel es brillante'. 'Lamento, sin embargo, las razones por las que se tomaron estas decisiones. Fueron los estudios y la producción de la época quienes temieron darle el papel de Mac a un negro, por miedo a las consecuencias que podían haber enfrentado frente a la comunidad negra. A eso lo llamo compromiso social y lo odio en el arte. Prefiero emocionar que estar a favor de la moral. He recibido muchas críticas debido a eso, pero ¿Saben qué? todas ellas me vienen a menos’, manifestó.
'Nunca me atrajo el top de la clase. A todo el mundo le gustaba Spielberg y Scorsese, mientras que De Palma tenía sus detractores y a mí me gustaba defenderlo. Me gusta su forma de filmar, su capacidad para combinar la comedia y sátira en sus películas. El sabe cómo rodar, mientras que yo retrato a personas hablando alrededor de una mesa', ironizó entre risas. 'Entonces, si tuviera que elegir yo me iría por Brian De Palma. Estar a su lado te empuja a pelear con un montón de personas que afirmaban que solo era un imitador de Hitchcock. ¡Que no valía! ¡Ellos eran los que no valían!', remató.
Y aunque quedó clara cuál era su posición, más adelante halagó la cinta de 1976 de Martin Scorsese, Taxi Driver, manifestando: 'Creo que es una de las mejores películas de la historia del cine. Lo que hizo Scorsese en ella, con esa historia, fue algo increíble'.
Al hablar sobre cuáles son sus límites al momento de filmar y su fascinación por las escenas violentas, característica principal de sus películas , fue tajante: 'Mi único límite es que jamás filmaría la muerte de un animal en pantalla, eso no. Puedo ver mil películas de terror muy sangrientas, que se maten entre los personajes, y no pasa nada. Pero no puedo ver morir a un perro'.
En referencia a Rolling Thunder señaló: 'Me motiva el tema de la venganza, es el hilo conductor de la concepción en algunas de mis películas, como en Inglorious Bastards. Ahí llegué a matar a Adolf Hitler', recordó. 'No era el tema original de la película, pero cuanto más avanzaba el proyecto, más una vocecita dentro de mí me decía que mate a Hitler. ¡Mátalo. Mátalo. Mátalo! ¿Realmente puedo hacer eso? Así que escribí en una hoja de papel: 'A la mierda'. Esa noche me acosté asumiendo que la noche trae consejos y al día siguiente vi este papel y pensé: 'Sí, voy a matarlo. Es mi película, así que puedo hacer lo que yo quiera', concluyó.
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