Al menos durante cuatro años, Japón tuvo poder sobre la población china mientras se desarrollaba la Segunda Guerra Mundial y aprovechó la ocupación que mantenía sobre este territorio para realizar experimentos sobre armas biológicas en seres humanos.
Exposición a virus y bacterias, infección deliberada con enfermedades mortales, inyecciones con sangre animal, muerte dentro de una centrífuga, cortes sin anestesia y actos de tortura eran tan sólo algunas de las actividades que se realizaban a 1.5 metros bajo tierra en un búnker recientemente descubierto por antropólogos de China.
El lugar, a cargo de la Unidad 731 japonesa, fue un laboratorio del terror durante la década de 1940, según relata el South China Morning Post.
“Se sabe que estos incluyeron la disección de sujetos vivos, congelación y pruebas de sífilis, así como la exposición de las víctimas a enfermedades mortales. Los investigadores de la unidad desarrollaron formas de armar la peste bubónica, el ántrax, el cólera y la fiebre tifoidea”, reporta el medio asiático.
Arqueólogos encontraron el sitio en la cercanía de la ciudad de Anda, zona que estuvo ocupada por Japón de 1931 a 1945.
El sitio también cobra relevancia no sólo por las atrocidades cometidas contra la población china sino porque al ser desmantelado al finalizar la guerra, Estados Unidos dio inmunidad a los mandos del lugar y perdonó los crímenes a cambio de la información sobre los experimentos, que planeaba replicar.
Científicos del Instituto Provincial de Reliquias Culturales y Arqueología de Heilongjiang apenas descubrieron el búnker y aseguran que ampliarán la investigación para revelar los detalles de las actividades que ahí se realizaban.
Se estima que cerca de 12 mil personas -incluidos menores de edad- tuvieron una muerte trágica debido a los experimentos.
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