Los bebes y niños pequeños más expuestos a la televisión o a ver vídeos pueden tener más probabilidades de exhibir conductas sensoriales atípicas, como sentirse abrumados por sonidos fuertes y luces brillantes o mostrarse desinteresados en algunas actividades.
Las habilidades de procesamiento sensorial reflejan la capacidad del cuerpo para responder de manera eficiente y adecuada a la información y los estímulos recibidos por sus sistemas sensoriales, como lo que el niño oye, ve, toca y saborea.
Un estudio que publica JAMA Pedriatrics señala que los pequeños expuestos a un mayor número de horas de televisión antes de cumplir dos años tenían más probabilidades de desarrollar conductas atípicas de procesamiento sensorial a los 33 meses.
La investigación, que encabeza la Universidad de Drexel, se refiere a “búsqueda de sensaciones" y "evitación” de las mismas, así como "bajo registro": ser menos sensibles o más lentos a responder a estímulos, como que los llamen por su nombre.
El equipo extrajo datos de 2011 a 2014 sobre el consumo de televisión o DVD de mil 471 niños a los 12, 18 y 24 meses del Estudio Nacional de la Infancia en Estados Unidos
Los resultados del procesamiento sensorial se evaluaron a los 33 meses utilizando el perfil sensorial infantil/niño pequeño (ITSP), un cuestionario diseñado para brindar información sobre cómo los niños procesan lo que ven, oyen o huelen.
Los niños se clasifican en grupos "típicos", "altos" o "bajos" en función de la frecuencia con la que muestran diversos comportamientos relacionados con los sentidos.
Las mediciones de la exposición a la pantalla a los 12 meses se basaron en la pregunta de si el bebé miraba la televisión o el DVD. A los 18 y 24 meses se quería saber cuántas horas de media al día lo había hecho durante el último mes.
El estudio sugiere que a los 12 meses, cualquier exposición a una pantalla en comparación con ninguna se asoció con una probabilidad 105 por ciento mayor de exhibir comportamientos sensoriales "altos" en lugar de comportamientos sensoriales "típicos" relacionados con un registro bajo a los 33 meses, indicó la universidad.
A los 18 meses, cada hora adicional de tiempo diario frente a una pantalla se asoció con 23 por ciento más de probabilidades de exhibir comportamientos sensoriales "altos" relacionados con una posterior evitación de sensaciones y un bajo registro.
A los 24 meses, cada hora adicional de tiempo diario frente a una pantalla se asoció con un aumento de 20 por ciento en las probabilidades de búsqueda de sensaciones "altas", sensibilidad sensorial y evitación de sensaciones a los 33 meses.
Los hallazgos se suman a una lista cada vez mayor de resultados “preocupantes para la salud y el desarrollo relacionados con el tiempo frente a la pantalla en bebés y niños pequeños”, incluido el retraso en el lenguaje, problemas de conducta, de atención o dificultades para dormir, agregó el centro educativo.
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Edición: Emilio Gómez
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