Escasamente conocido en la escena nacional, se postuló a la presidencia en 1974 con una campaña sin lujos, en la que se alojaba en las casas de sus partidarios. Tras la renuncia de Richard Nixon debido al escándalo Watergate, Carter basó su campaña en restaurar la confianza de los ciudadanos en el gobierno.
“Si alguna vez les miento, si alguna vez hago una declaración engañosa, no voten por mí. No merecería ser su presidente”, repetía Carter en cada discurso.
Carter y Rosalynn fueron a pie a su juramentación, donde fue el primer presidente al que tomaron protesta llamándolo por su sobrenombre: siempre prefería que lo llamaran Jimmy.
Entre los logros de su gobierno se cuentan la desregulación parcial del transporte aéreo, ferroviario y en camión; la designación de mujeres y miembros de las minorías étnicas a la judicatura y otras funciones; la reserva de millones de hectáreas en Alaska como parques nacionales o refugios de vida silvestre; el indulto a la mayoría de los que evadieron el servicio militar durante la guerra de Vietnam; la creación de los departamentos de Energía y Educación; la ratificación de los tratados del Canal de Panamá, la normalización de las relaciones con China y los históricos acuerdos de Camp David, en los que Egipto reconoció al Estado de Israel.
En materia de política exterior se dedicó a promocionar los derechos humanos, en particular en los países sudamericanos como Argentina, Brasil, Chile y Uruguay, gobernados por dictaduras militares represivas.
Pero una serie de sucesos en el exterior paralizaron la última etapa de su presidencia.
Cuando Carter aceptó que el sha de Irán, derrocado y exiliado, recibiera tratamiento médico en Estados Unidos, el 4 de noviembre de 1979, los seguidores del ayatolá Ruhollah Khomeini tomaron la embajada estadunidense en Irán, lo que dio comienzo al enfrentamiento por los rehenes. Las negociaciones con el caótico régimen iraní para liberar a los rehenes se vieron interrumpidas una y otra vez, y en abril de 1980, Carter ordenó un intento de rescate militar que fracasó.
Exasperados por la inflación y por el enfrentamiento con Irán, los estadunidenses respondieron al llamado del republicano Ronald Reagan por un “Estados Unidos nuevamente fuerte”. Carter perdió las elecciones en todos los estados excepto seis, y los republicanos ganaron la mayoría en el Senado.
Después de escribir sus memorias presidenciales, Carter fue profesor de la Universidad Emory en Atlanta y junto con Rosalynn fundó el Centro Carter, un ambicioso instituto de investigaciones y actividad política. En sus memorias, Carter describió que después de la humillante derrota, él y su esposa “decidimos que sería mejor seguir usando mi influencia, tal vez con mayor libertad que hasta ahora, para promover los mismos ideales que había abrazado durante mi presidencia”.
En ese sentido, supervisó elecciones democráticas en países como Nicaragua y Haití, así como los primeros comicios palestinos.
Carter escribió una decena de libros, entre ellos un cuento para niños, una colección de poesía y un relato de su vida espiritual.
Carter fue operado el 3 de agosto de 2015 para extirparle un tumor en el hígado. El 12 de agosto, el Centro Carter informó que el cáncer se había extendido a otros órganos. Su padre, hermano y dos hermanas murieron de cáncer de páncreas, y su madre también padeció el mal.
En una conferencia de prensa el 20 de agosto, Carter dijo con modestia y buen humor que se sentía “perfectamente en paz con lo que sea que suceda”.
“He tenido una vida maravillosa”, dijo. “He tenido miles de amigos, he llevado una vida emocionante, aventurera y gratificante. Por eso me sentía sorprendentemente tranquilo, mucho más que mi esposa”.
Edición: Fernando Sierra