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Dora Villanueva
11/06/2025 | Ciudad de México
América Latina y el Caribe ha tenido importantes avances en reducir la pobreza, pero no la proporción de su población que se encuentra en estado vulnerable. Prácticamente uno de cada tres habitantes de la región no es pobre ni clase media, pero vive día a día sin posibilidad de planear una mejora en su calidad de vida, expuso Almudena Fernández, economista en jefe para la región en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Esta población vulnerable “no está en condiciones de pobreza, pero tampoco está protegida, y basta una crisis —sanitaria, climática o tecnológica— para hacerla retroceder. En otras palabras, en América Latina y el Caribe, ascender ha sido posible, pero también —y con frecuencia— volver a caer”, enfatizó el PNUD en un comunicado.
Fernández explicó que si bien la región ha logrado reducir la proporción de su población en pobreza, de 50 a 25 por ciento, no se ha logrado reducir la proporción de personas vulnerables, alrededor de 31 por ciento, que no se consideran pobres, pero tampoco tienen una situación económica medianamente sólida. “Son personas que viven día a día, sin la posibilidad de tomar acciones a futuro para mejorar su calidad de vida”, explicó la economista en conferencia de prensa.
La víspera a que el PNUD lance el informe “Bajo presión: Recalibrando el futuro del desarrollo para América Latina y el Caribe”, su economista en jefe comentó que el desarrollo humano en la región “está creciendo a niveles muy bajos, lo que prácticamente refleja un estancamiento” y lo mismo está sucediendo con otros indicadores de desarrollo.
El PNUD sostuvo que esto se debe a que “la región es particularmente vulnerable a sufrir retrocesos en desarrollo humano dado que gran parte de la población no cuenta con recursos y mecanismos suficientes para afrontar incluso crisis moderadas”.
Desde 1990 el índice de desarrollo humano (IDH) ―que mide el acceso a educación, salud y el PIB por habitante― venía creciendo de manera sostenida, pero a partir de 2010 comenzó a desacelerarse prácticamente a la mitad y con la pandemia de coronavirus cayó por primera vez en el mundo y la región, abundó Fernández.
Si bien algunos indicadores se recuperaron tras la pandemia, no lo hicieron en todos los países. En general tanto en el IDH como en otros indicadores se han registrado avances significativos, pero desiguales en la región y sobre los riesgos de que el estancamiento y la disparidad se profundicen, se ubica la incertidumbre sobre la economía mundial.
Fernández reconoció que si bien la incertidumbre está creciendo en todo el mundo, en América Latina y el Caribe se ha triplicado desde 1990 hasta la fecha. Sólo en la primera parte de 2025 hubo un pico y se registró un crecimiento de 101 por ciento respecto al cierre de 2024. “Eso da una idea de la volatilidad que estamos viviendo”, advirtió.
Edición: Fernando Sierra